convirtiéndolos en seres incompletos..."
Aristófanes en "El banquete", Platón
I
Felipe Fuentes García
Grácil como tu ser no hubo ninguno.
El tiempo era raíz; la luz, su esencia.
Amar era un verter la transparencia
desde un todo de dos a sólo uno.
Pero alzaste después, inoportuno,
las iras en el cielo. Tu indolencia,
desafío ancestral e irreverencia
se hicieron mito en un envés de ayuno.
Fuiste en el alba erguida tempestad,
celo de un alto dios de rayo en celo,
hasta gemir partido en tu orfandad.
Ahora el corazón sufre en desvelo.
¡Oh mi llama de ti, mi otra mitad,
vórtice de mi sed en el anhelo!
II
Pablo Ibáñez
Perfecto ser dual como ninguno,
amabas desde ti tu doble esencia:
la cópula de sombra y transparencia,
el sueño de los dos soñaba uno.
Tu ideal discutía, inoportuno,
la gracia de los dioses, su excelencia,
y quiso celestial intransigencia
penarte a la escisión, a un triste ayuno.
Dos cuerpos y dos almas, orfandad
de númenes lanzados contra el hielo,
perdidos en nostalgia de unidad...
Te inflama desde entonces un anhelo:
ser carne de tu carne, tu mitad
amar libre y completo. Ser el cielo.