Aguas adentro

[Felipe Fuentes García]

Ebrio de espuma el animal marino
golpea el pie de los acantilados.
Es en el lento enclave de los péndulos
donde el mar nunca duerme; su pupila amorfa
la luz aventa en un vaivén de plata.
Y con ella me alumbro en las estancias de la noche
bajo sus cúpulas
salpicadas de idéntico fulgor agonizante.

El mar jadea herido en esta hora. Se diría
que me sabe. Yo soy, como él, también un mar
bajo el mismo fanal de luna fría. Él
es un abismo derramado; yo,
lluvia que anega los aljibes de sombra
azuzando bajíos muy adentro;
abre la noche en el enigma de las cuevas
su cóncavo taluz inexpugnable,
y a todos cuantos la poblamos nos aúna.

El día cubrirá con sus aludes
de viento y nieve todo.
Cómo será en el después su mar y el mío,
al alba, cuando acudan las gaviotas
al húmedo reclamo de las simientes móviles,
y estas aguas
sean sólo ceniza de un tiempo compartido.

Dejadme, pues, testigos de la llama
y humo a la vez en este lapso,
alzar el himno que nos unja, alados,
como polvo inmortal al aire, última
sustancia de las horas donde ardemos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

..................
"El mar jadea herido en esta hora. Se diría
que me sabe...."

Bruñidos, elegantes... siempre brillan los lujosos objetos de tu poesía.

Todo un placer de lectura, amigo Felipe.

Un fuerte abrazo.

[Javier Dicenzo]

inmortales poemas mis respetos, te espero en mi obra, muy lucida tu obra.

[Óscar Distéfano]

La imaginación y el talento se desbordan para crear un exquisito y elegante poema, que trasmite una belleza triste ante la irrevocable sentencia del destino humano. Me ha gustado ese final donde se rescata la dignidad de la conciencia humana ante lo inevitable. Albricias.

Un abrazo, amigo.
Óscar

[Pilar Morte]

Me encantaron las imágenes que adornan tu poema. El paso del tiempo y el reencuentro tratados magníficamente.
Abrazos
Pilar

[Rafel Calle]

Arriba con este bello y evocador trabajo de Felipe Fuentes García.

[Ramón Castro Méndez]

Ebrio de espuma el animal marino
golpea el pie de los acantilados.
Es en el lento enclave de los péndulos
donde el mar nunca duerme; su pupila amorfa
la luz aventa en un vaivén de plata.
Y con ella me alumbro en las estancias de la noche
bajo sus cúpulas
salpicadas de idéntico fulgor agonizante.

El mar jadea herido en esta hora. Se diría
que me sabe. Yo soy, como él, también un mar
bajo el mismo fanal de luna fría. Él
es un abismo derramado; yo,
lluvia que anega los aljibes de sombra
azuzando bajíos muy adentro;
abre la noche en el enigma de las cuevas
su cóncavo taluz inexpugnable,
y a todos cuantos la poblamos nos aúna.

El día cubrirá con sus aludes
de viento y nieve todo.
Cómo será en el después su mar y el mío,
al alba, cuando acudan las gaviotas
al húmedo reclamo de las simientes móviles,
y estas aguas
sean sólo ceniza de un tiempo compartido.

Dejadme, pues, testigos de la llama
y humo a la vez en este lapso,
alzar el himno que nos unja, alados,
como polvo inmortal al aire, última
sustancia de las horas donde ardemos.

"El mar jadea herido en esta hora. Se diría
que me sabe. Yo soy, como él, también un mar
bajo el mismo fanal de luna fría."

Siempre un gustazo leerte, Felipe. Maravillos poema: luminoso, rico en el léxico, exultante belleza en las imágenes... en fin.
Mi felicitación y aplauso.
Feliz Navidad.
Un fuerte abrazo.

[E. R. Aristy]

Ebrio de espuma el animal marino
golpea el pie de los acantilados.
Es en el lento enclave de los péndulos
donde el mar nunca duerme; su pupila amorfa
la luz aventa en un vaivén de plata.
Y con ella me alumbro en las estancias de la noche
bajo sus cúpulas
salpicadas de idéntico fulgor agonizante.

El mar jadea herido en esta hora. Se diría
que me sabe. Yo soy, como él, también un mar
bajo el mismo fanal de luna fría. Él
es un abismo derramado; yo,
lluvia que anega los aljibes de sombra
azuzando bajíos muy adentro;
abre la noche en el enigma de las cuevas
su cóncavo taluz inexpugnable,
y a todos cuantos la poblamos nos aúna.

El día cubrirá con sus aludes
de viento y nieve todo.
Cómo será en el después su mar y el mío,
al alba, cuando acudan las gaviotas
al húmedo reclamo de las simientes móviles,
y estas aguas
sean sólo ceniza de un tiempo compartido.

Dejadme, pues, testigos de la llama
y humo a la vez en este lapso,
alzar el himno que nos unja, alados,
como polvo inmortal al aire, última
sustancia de las horas donde ardemos.

A poemas como estos ( y todos son distintos y de hermosura única),yo les llamo odisea subliminal. Tu poesía es honda y lleva alas de una arquitectura y diseño magnífico. Y es con esas alas que convocas (desde el lecho movedizo donde yacen las ruinas de algún naufragio) a tu poesía de renacimiento, literalmente; el fénix . Tu poesía es de agua y fuego, Felipe Fuentes García.

[Felipe Fuentes García]

..................
"El mar jadea herido en esta hora. Se diría
que me sabe...."

Bruñidos, elegantes... siempre brillan los lujosos objetos de tu poesía.

Todo un placer de lectura, amigo Felipe.

Un fuerte abrazo.

Agradezco tu comentario, J.J. ,siempre tan generoso y amable.

Recibe un gran abrazo, amigo.
Felipe.

[Felipe Fuentes García]

inmortales poemas mis respetos, te espero en mi obra, muy lucida tu obra.

Muchas gracias, Javier, por dejarme tu comentario.

Recibe un abrazo, compañero.
Felipe.

[Felipe Fuentes García]

La imaginación y el talento se desbordan para crear un exquisito y elegante poema, que trasmite una belleza triste ante la irrevocable sentencia del destino humano. Me ha gustado ese final donde se rescata la dignidad de la conciencia humana ante lo inevitable. Albricias.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Me alegra que te haya gustado el poema, Óscar, y gradezco que me dejes tu comentario.

Recibe un gran abrazo, amigo.
Felipe.

[Felipe Fuentes García]

Me encantaron las imágenes que adornan tu poema. El paso del tiempo y el reencuentro tratados magníficamente.
Abrazos
Pilar

Muchas gracias Pilar, muy amable.
Agradezco tu comentario.

Un abrazo.
Felipe.