Yo respondo también: !Tenga un buen día!
Hay fulgencias de sol, y mi agonía
Hoy tengo el lujo de ponerla en duda.
Porque la educación también ayuda
Y el ser amable lleva a la porfía
Del resultado de la poesía
Que como el tiempo y todo siempre muda.
Van y vienen los aires de mi viento
Que azaroso se mueve entre las hojas
De un otoño fingido y lisonjero
Que miente y desengaña al pensamiento
En cúmulo de risas y congojas
Como yo que también soy embustero.
R. Zambrano
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A quien pueda interesar:
La poesía no necesita explicación;
Ella sola se explica.... Pero, por
absurda e irracional que pueda parecer,
algo puede decir.
Pese a todo, voy a intentar de explicar este
soneto, desde mi punto de vista...
Aunque pueda tener otras interpretaciones...
Primer cuarteto:
Pasa una nube errante y me saluda,
Yo respondo también: !Tenga un buen día!
Hay fulgencias de sol, y mi agonía
Hoy tengo el lujo de ponerla en duda.
El poeta ve pasar una nube errante, (viajera)
Y cree que le saluda. Él, le rosponde:
Tenga un buen día, mientras se fija en
un sol rutilante, que también
ilumina a la nube y, entonces decide que,
poner su agónico estado anímico en duda, es un lujo.
Segundo cuarteto:
Porque la educación también ayuda
Y el ser amable lleva a la porfía
Del resultado de la poesía
Que como el tiempo y todo siempre muda.
Y piensa que la educación le ayuda,
lo que empalma con el segundo verso,
al corresponder a la nube en su
imaginado saludo.
Ello le lleva a su lírica porfía, por haber sido
amable, y, el resultado es la composición
de un poema, mudable, como todo en la vida.
Primer terceto:
Van y vienen los aires de mi viento
Que azaroso se mueve entre las hojas
De un otoño fingido y lisonjero
Entonces contempla el marco otoñal
de su paisaje; Aires, brisas y vientos
entre el ramaje y la hojarasca, que considera
suyos, los que siempre han conformado
su paisaje, en un otoño lisonjero,
que se contradice con un supuesto estado
agónico, fingido.
Segundo y último terceto:
Que miente y desengaña al pensamiento
En cúmulo de risas y congojas
Como yo que también soy embustero.
Fingido, porque engaña al pensamiento,
es decir, miente, al igual que el propio
poeta, que también dice ser un es embustero.
Pero vaya, que al fín y al cabo
todo es producto de la imaginación, impresiones
y paisajes, que darían pie para
una larga, original y divertida novela,
debo suponer, por el tono desenfadado
y optimista que he pretendido dar a este soneto.
Otras interpretaciones dependen de cada lector.