La espera

[Alejandro Costa]

A veces me pregunto qué hacemos aquí...

Quisiera que te acordaras de tantas cosas,
que lamieras las vivencias para saborearlas de nuevo,
que te agigantaras como antes lo hacías
sin preocuparte si tu pelo estaba enredado
si la mañana no acompañaba
o si en vez de ser festivo,
el asfalto se llenaba de comerciantes y transeúntes.
Cuarenta y tantos años nos separan
de aquella primera mirada y esa sonrisa dibujada bajo la lluvia.
No nos importó la tos posterior
ni esa sudoración fría,
teníamos la mejor medicina
y el mejor abrigo para darnos calor.
¡Qué tiempos!
Aún los recuerdo como si estuviera sucediendo ahora,
como si el tiempo estuviese en pausa
y todo a nuestro alrededor se hubiese detenido.
Pero..., todo son espejismos,
realidades virtuales,
llantos de felicidad carcomidos en la mente,
ayeres irrecuperables,
fantasías de vejez.
Ya nada queda,
ni tu voz, ni tu sonrisa, ni el calor de tus caricias,
solo un montón de años repletos de recuerdos,
la sed de unos besos que empaquetaste en un adiós insolente
y ese perfume que ya olvidó nuestra casa.
Te he barrido la tierra y te he abrillantado tu hogar.
Menos mal que vengo todos días,
lo tienes un poco descuidado,
pero no te preocupes, que yo te lo aseo.
Hasta estas flores son más coloridas cuando te escuchan.
Tengo que marcharme...
¡Sí! recogeré la mesa, la ropa tendida y haré la cama...
Aún no sé planchar bien el cuello de las camisas,
ni hacerle la raya al pantalón,
pero... me arreglo bien, no te preocupes.
Me llevo la silla,
es vieja como yo, pero aún resiste.
Que descanses.
Hasta mañana, vendré como siempre,
espero entonces poder quedarme.
Te quiero.

[Ramón Castro Méndez]

A veces me pregunto qué hacemos aquí...

Quisiera que te acordaras de tantas cosas,
que lamieras las vivencias para saborearlas de nuevo,
que te agigantaras como antes lo hacías
sin preocuparte si tu pelo estaba enredado
si la mañana no acompañaba
o si en vez de ser festivo,
el asfalto se llenaba de comerciantes y transeúntes.
Cuarenta y tantos años nos separan
de aquella primera mirada y esa sonrisa dibujada bajo la lluvia.
No nos importó la tos posterior
ni esa sudoración fría,
teníamos la mejor medicina
y el mejor abrigo para darnos calor.
¡Qué tiempos!
Aún los recuerdo como si estuviera sucediendo ahora,
como si el tiempo estuviese en pausa
y todo a nuestro alrededor se hubiese detenido.
Pero..., todo son espejismos,
realidades virtuales,
llantos de felicidad carcomidos en la mente,
ayeres irrecuperables,
fantasías de vejez.
Ya nada queda,
ni tu voz, ni tu sonrisa, ni el calor de tus caricias,
solo un montón de años repletos de recuerdos,
la sed de unos besos que empaquetaste en un adiós insolente
y ese perfume que ya olvidó nuestra casa.
Te he barrido la tierra y te he abrillantado tu hogar.
Menos mal que vengo todos días,
lo tienes un poco descuidado,
pero no te preocupes, que yo te lo aseo.
Hasta estas flores son más coloridas cuando te escuchan.
Tengo que marcharme...
¡Sí! recogeré la mesa, la ropa tendida y haré la cama...
Aún no sé planchar bien el cuello de las camisas,
ni hacerle la raya al pantalón,
pero... me arreglo bien, no te preocupes.
Me llevo la silla,
es vieja como yo, pero aún resiste.
Que descanses.
Hasta mañana, vendré como siempre,
espero entonces poder quedarme.
Te quiero.

Precioso poema, con tono de nostalgia y grandes dosis de emotividad. Me gusta especialmente por ese discurrir de las imágenes con exquisita naturalidad entre actos cotidianos. Lo encuentro muy bien armado. Un poema que cautiva. Mi felicitación.
Un abrazo.

[E. R. Aristy]

A veces me pregunto qué hacemos aquí...

Quisiera que te acordaras de tantas cosas,
que lamieras las vivencias para saborearlas de nuevo,
que te agigantaras como antes lo hacías
sin preocuparte si tu pelo estaba enredado
si la mañana no acompañaba
o si en vez de ser festivo,
el asfalto se llenaba de comerciantes y transeúntes.
Cuarenta y tantos años nos separan
de aquella primera mirada y esa sonrisa dibujada bajo la lluvia.
No nos importó la tos posterior
ni esa sudoración fría,
teníamos la mejor medicina
y el mejor abrigo para darnos calor.
¡Qué tiempos!
Aún los recuerdo como si estuviera sucediendo ahora,
como si el tiempo estuviese en pausa
y todo a nuestro alrededor se hubiese detenido.
Pero..., todo son espejismos,
realidades virtuales,
llantos de felicidad carcomidos en la mente,
ayeres irrecuperables,
fantasías de vejez.
Ya nada queda,
ni tu voz, ni tu sonrisa, ni el calor de tus caricias,
solo un montón de años repletos de recuerdos,
la sed de unos besos que empaquetaste en un adiós insolente
y ese perfume que ya olvidó nuestra casa.
Te he barrido la tierra y te he abrillantado tu hogar.
Menos mal que vengo todos días,
lo tienes un poco descuidado,
pero no te preocupes, que yo te lo aseo.
Hasta estas flores son más coloridas cuando te escuchan.
Tengo que marcharme...
¡Sí! recogeré la mesa, la ropa tendida y haré la cama...
Aún no sé planchar bien el cuello de las camisas,
ni hacerle la raya al pantalón,
pero... me arreglo bien, no te preocupes.
Me llevo la silla,
es vieja como yo, pero aún resiste.
Que descanses.
Hasta mañana, vendré como siempre,
espero entonces poder quedarme.
Te quiero.

Que hermoso poema nostalgico, Alejandro. Un abrazo, ERA

[Pilar Morte]

Qué hermosos recuerdos, emotivos y llegadores. Me gustaron mucho
Abrazos
Pilar

[Lunamar Solano]

Nostalgia sensible y conmovedora querido amigo...
Siempre un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Julio Gonzalez Alonso]

El primer verso me sugirió un tema filosófico, existencial... Lo es, pero referido al tema del amor y la experiencia, la edad y el paso del tiempo, la erosión de la vida y sus mejores posos. Me parece una gran confesión que nos abre los ojos a nuestras confesiones pendientes. Abrazo.
Salud.

[Alejandro Costa]

A veces me pregunto qué hacemos aquí...

Quisiera que te acordaras de tantas cosas,
que lamieras las vivencias para saborearlas de nuevo,
que te agigantaras como antes lo hacías
sin preocuparte si tu pelo estaba enredado
si la mañana no acompañaba
o si en vez de ser festivo,
el asfalto se llenaba de comerciantes y transeúntes.
Cuarenta y tantos años nos separan
de aquella primera mirada y esa sonrisa dibujada bajo la lluvia.
No nos importó la tos posterior
ni esa sudoración fría,
teníamos la mejor medicina
y el mejor abrigo para darnos calor.
¡Qué tiempos!
Aún los recuerdo como si estuviera sucediendo ahora,
como si el tiempo estuviese en pausa
y todo a nuestro alrededor se hubiese detenido.
Pero..., todo son espejismos,
realidades virtuales,
llantos de felicidad carcomidos en la mente,
ayeres irrecuperables,
fantasías de vejez.
Ya nada queda,
ni tu voz, ni tu sonrisa, ni el calor de tus caricias,
solo un montón de años repletos de recuerdos,
la sed de unos besos que empaquetaste en un adiós insolente
y ese perfume que ya olvidó nuestra casa.
Te he barrido la tierra y te he abrillantado tu hogar.
Menos mal que vengo todos días,
lo tienes un poco descuidado,
pero no te preocupes, que yo te lo aseo.
Hasta estas flores son más coloridas cuando te escuchan.
Tengo que marcharme...
¡Sí! recogeré la mesa, la ropa tendida y haré la cama...
Aún no sé planchar bien el cuello de las camisas,
ni hacerle la raya al pantalón,
pero... me arreglo bien, no te preocupes.
Me llevo la silla,
es vieja como yo, pero aún resiste.
Que descanses.
Hasta mañana, vendré como siempre,
espero entonces poder quedarme.
Te quiero.

Precioso poema, con tono de nostalgia y grandes dosis de emotividad. Me gusta especialmente por ese discurrir de las imágenes con exquisita naturalidad entre actos cotidianos. Lo encuentro muy bien armado. Un poema que cautiva. Mi felicitación.
Un abrazo.

Te contaré algo...
Lloré mientras lo escribía.
Debo ser un sentimental.

Gracias y un abrazo.

[Alejandro Costa]

A veces me pregunto qué hacemos aquí...

Quisiera que te acordaras de tantas cosas,
que lamieras las vivencias para saborearlas de nuevo,
que te agigantaras como antes lo hacías
sin preocuparte si tu pelo estaba enredado
si la mañana no acompañaba
o si en vez de ser festivo,
el asfalto se llenaba de comerciantes y transeúntes.
Cuarenta y tantos años nos separan
de aquella primera mirada y esa sonrisa dibujada bajo la lluvia.
No nos importó la tos posterior
ni esa sudoración fría,
teníamos la mejor medicina
y el mejor abrigo para darnos calor.
¡Qué tiempos!
Aún los recuerdo como si estuviera sucediendo ahora,
como si el tiempo estuviese en pausa
y todo a nuestro alrededor se hubiese detenido.
Pero..., todo son espejismos,
realidades virtuales,
llantos de felicidad carcomidos en la mente,
ayeres irrecuperables,
fantasías de vejez.
Ya nada queda,
ni tu voz, ni tu sonrisa, ni el calor de tus caricias,
solo un montón de años repletos de recuerdos,
la sed de unos besos que empaquetaste en un adiós insolente
y ese perfume que ya olvidó nuestra casa.
Te he barrido la tierra y te he abrillantado tu hogar.
Menos mal que vengo todos días,
lo tienes un poco descuidado,
pero no te preocupes, que yo te lo aseo.
Hasta estas flores son más coloridas cuando te escuchan.
Tengo que marcharme...
¡Sí! recogeré la mesa, la ropa tendida y haré la cama...
Aún no sé planchar bien el cuello de las camisas,
ni hacerle la raya al pantalón,
pero... me arreglo bien, no te preocupes.
Me llevo la silla,
es vieja como yo, pero aún resiste.
Que descanses.
Hasta mañana, vendré como siempre,
espero entonces poder quedarme.
Te quiero.

Que hermoso poema nostalgico, Alejandro. Un abrazo, ERA

Podría ser una visión de futuro... pero eso lo dirá el tiempo.

Gracias por estar ahí.

Un besazo.

[Alejandro Costa]

Qué hermosos recuerdos, emotivos y llegadores. Me gustaron mucho
Abrazos
Pilar

Me encanta recibirte.

Te agradezco que estés a mi lado.

Un beso.

[Alejandro Costa]

Nostalgia sensible y conmovedora querido amigo...
Siempre un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Siempre un gusto recibirte.

Gracias, chiquilla.

Un beso.

[Alejandro Costa]

El primer verso me sugirió un tema filosófico, existencial... Lo es, pero referido al tema del amor y la experiencia, la edad y el paso del tiempo, la erosión de la vida y sus mejores posos. Me parece una gran confesión que nos abre los ojos a nuestras confesiones pendientes. Abrazo.
Salud.

Hacía mucho tiempo que no me cruzaba contigo.

Me alegra "verte" de nuevo.

Gracias por tu visita y comentario.

Un fuerte abrazo.

[Guillermo Cumar.]

Entrar en tu poesía es regalarse una poética sentida y honda. Vivencias son los versos y la palabra recta.

un abrazo

[Alejandro Costa]

Entrar en tu poesía es regalarse una poética sentida y honda. Vivencias son los versos y la palabra recta.

un abrazo

Te agradezco tu agradable comentario.
Es un placer recibirte en mi jardín.
Un fuerte abrazo.