Versículo y verso multimétrico

Aquí tendrán cabida discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario: técnica, oficio, valores poéticos, etc.
Ignacio Mincholed
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re: Versículo y verso multimétrico

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Rafel, no hay molestia alguna, lo que hay es asombro al ver como saltas el eje de la exposición para pasar a los juicios de valor personales; o sea, a la descalificación. No me atrevería yo a entrar en consideraciones de lo que tú puedas tener claro o no, ya que eso siempre resulta una desconsideración personal, que es lo que has hecho. Pontificar es exponer opiniones con suficiencia y tono dogmático, “esto es así, y punto”, y así parece que te has expresado. No sé qué te lleva a presuponer si yo quiero/necesito o no informarme, qué sé o qué dejo de saber, si comprendo o dejo de comprender, qué me puede o no ayudar en un futuro; ni qué te lleva a pensar que tú seas la persona adecuada y puedas hacerlo, pero te agradezco el intento.

No imagino a alguien diciéndole a Picasso; señor mío, ¿no se ha dado usted cuenta de que los ojos, dos, están uno a cada lado de la cara?

Saludos y un abrazo.
Ignacio
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Rafel Calle
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Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Amigo Óscar:
No sé si habrás podido sacar algo en claro de este post. A tu requerimiento, he intentado contestar lo más diáfano que me ha sido posible.

¿Por qué niego que un verso se pueda denominar “libre”? Porque, como ya he repetido muchas veces, todos los versos tienen nombre y apellido. En los versos corto, medio y largo (hasta 16 sílabas), todas las opciones rítmicas están catalogadas. En los versos muy largos (más de 16 sílabas), inevitablemente habrán de producirse descansos, alrededor de la octava sílaba (pausa por cambio de sentido o por signos de puntuación) que originarán periodos, también inevitablemente reconocibles desde el punto de vista métrico.

Es decir, a la hora de componer un poema en verso, todas las opciones rítmico-semánticas pasan por escribir los versos de siempre, versos que, obviamente, también componen la monometría clásica.

Normalmente te saldrán periodos de 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 sílabas, luego, asimilables al penta, hexa, hepta, octo, enea, deca, endecasílabo...
Por lo tanto, se piense o no se piense en metrías, a la hora de escribir un poema en verso, siempre tendremos metrías, o sea, versos y, claro está, reconocibles desde el punto de vista métrico-rítmico.

Así pues, no existe el verso libre. Pero sí que existe la libre combinación de los versos. Cuando combinamos los versos sin premeditarlos, estamos escribiendo una libre combinación de versos. Verso libre no; combinación libre sí.

Esa es la razón por la que a lo que siempre se ha llamado verso libre, lo llamo verso multimétrico.

En cuanto al versículo, no es un verso, pero si está bien escrito, se puede convertir en una combinación de versos, es decir, en verso multimétrico.

Que quede claro, cuando se habla de verso libre, casi todo el mundo cree que se trata de versos libres, versos que se inventan a medida que se escriben; pues no; eso no es posible. Los versos ya están inventados. Lo único que se puede hacer el combinarlos como a cada cual le venga en gana, y ahí sí podríamos hablar de cierta libertad, pero la libertad está en la combinación, nunca en el propio verso.

Para intentar aclararte la cuestión, utilizaré el poema de Baudelaire que nos ha dejado Ignacio, como prueba de un paradigma de la libertad en el poema. Como podrás observar, los versos resultantes son absolutamente reconocibles.

“Mi querido amigo, le envío una obrita que no tiene ni pies ni cabeza porque aquí todo es pies y cabeza a la vez, alternativa y recíprocamente. Considere las admirables comodidades que ofrece a todos esta combinación, a usted, a mí y al lector. Podemos cortar donde queremos, yo mi ensueño, usted el manuscrito y el lector su lectura, porque no supedito su esquiva voluntad al hilo interminable de una intriga superflua. Sustraiga una vértebra y los dos trozos de esta tortuosa fantasía se unirán sin esfuerzo. Córtelo en muchos fragmentos y verá que cada cual puede existir separado […] ¿Quién no ha soñado el milagro de una prosa poética, musical, sin ritmo y sin rima, tan flexible y contrastada que pudiera adaptarse a los movimientos líricos del alma, a las ondulaciones de la ensoñación y a los sobresaltos de la conciencia?”

“Mi querido amigo,
le envío una obrita
que no tiene ni pies ni cabeza
porque aquí todo es pies y cabeza a la vez,
alternativa y recíprocamente.
Considere las admirables comodidades
que ofrece a todos esta combinación,
a usted, a mí y al lector.
Podemos cortar donde queremos,
yo mi ensueño, usted el manuscrito
y el lector su lectura,
porque no supedito su esquiva voluntad
al hilo interminable
de una intriga superflua.
Sustraiga una vértebra y los dos trozos
de esta tortuosa fantasía
se unirán sin esfuerzo.
Córtelo en muchos fragmentos
y verá que cada cual puede existir separado […]
¿Quién no ha soñado el milagro
de una prosa poética,
musical, sin ritmo y sin rima,
tan flexible y contrastada
que pudiera adaptarse
a los movimientos líricos del alma,
a las ondulaciones de la ensoñación
y a los sobresaltos de la conciencia?”


¿Qué hemos hecho? Hemos hecho lo que Baudelaire nos recomienda que hagamos: descomponerlo en “muchos fragmentos”. El resultado es verso multimétrico.

Ya ves, amigo Óscar, que, como dice Baudelaire, hagamos lo que hagamos siempre haremos lo mismo, sea un texto o un poema. La razón es bien sencilla: se trata del idioma. Al final, es solo causa del lenguaje.

Luego está el oficio del escritor de poemas; si se sabe versificar, si se conocen los recovecos de la versificación, más allá de sílabas y rimas, siempre se dispondrá de un plus rítmico, estilístico e incluso semántico, todo ello para añadir al posible talento literario de cada autor.

Abrazos.
Ignacio Mincholed
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re: Versículo y verso multimétrico

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Nota:

En honor a la verdad debo decir que yo publiqué este mismo texto, con fecha de este sábado pasado, y que hoy vuelvo a publicar tal cual lo hice ya que ha desaparecido del foro, quiero suponer debido a la incidencia que ayer domingo se produjo al no poder acceder a la página.

Veo con sorpresa, que también curiosamente se ha retocado el texto inicial de Rafel dónde se hablaba del “poema” de Baudelaire; que decía así:

“¿Qué hemos hecho? Hemos hecho lo que Baudelaire, en este poema, nos recomienda que hagamos: descomponerlo en “muchos fragmentos”. El resultado es verso multimétrico”.

Para quedar, después de la incidencia de ayer, una vez publicado mi texto y una vez desaparecido; así:

“¿Qué hemos hecho? Hemos hecho lo que Baudelaire nos recomienda que hagamos: descomponerlo en “muchos fragmentos”. El resultado es verso multimétrico”.

Desapareciendo, “en este poema”, del texto inicial. Esto, amén de algún retoque más en este sentido como cuando se dice ahora, “sea un texto o un poema”.

Aclarado esto, paso a publicar mi texto inicial publicado anteriormente.

...

Saludos. Sólo a modo de observación/aclaración decir que, yo no he dejado ningún poema de Baudelaire, y menos como prueba de paradigma de nada, ya que, lo que curiosamente se ha interpretado como poema de Baudelaire es sencillamente el fragmento de una carta que, como presentación y dedicatoria de su obra “El spleen de París”, envía Baudelaire a Arsène Houssaye; como dije. Otra cosa es el contenido de su obra.

Sin más comentarios. Saludos y un abrazo.
Ignacio

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Aprovecho para incluir una cita del libro “Poesía hispanoamericana: ritmo(s), métrica(s), ruptura(s)”, que sin duda es un interesante texto de análisis del que extraigo un pequeño apunte:

La versificación de cláusulas ha sido relacionada con la ametría (verso libre) y con los intentos de aclimatación de la versificación clásica. Lo que está claro es que formas de versificación como la que intenta imitar el hexámetro clásico, la de cláusulas o la libre, confluyen en la creación de un espacio nuevo, al margen del isosilabismo tradicional, y esto explica que se dude, a veces, en la calificación concreta de un poema”.

Y por otro lado, también para reflexionar, citar a Javier Adúriz, poeta y ensayista, cuando dice en "Como su nombre lo indica", un ensayo sobre el verso libre:

El verso libre quiere decir, como su nombre lo indica, una cosa sencilla y grande: la conquista de una libertad”.

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Óscar Distéfano
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re: Versículo y verso multimétrico

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Agradezco mucho tu atención, estimado Rafel, pero me temo que no he logrado aprehender una clarificación al problema originalmente planteado en este post, cual es: las diferencias fundamentales entre el versículo y el verso multimétrico. Y, estoy convencido que mientras no logremos definir y aceptar convencionalmente los distintos tipos de poemas, estrofas o versos, difícilmente podríamos llegar a una comparación categórica y, por ende, a un criterio común.

Existen conceptos que aquí se han explicado a partir de criterios muy personales (lo cual es loable, pero carecen del soporte de la aceptación universal dogmática) Uno de ellos es el verso libre. Tú has dicho:

“El multimétrico se quiere referir al verso que comúnmente se llama libre. Es una combinación versal que no se premedita". Y también has dicho que el verso libre no existe.

Aquí aparece el primer desacuerdo con mis convicciones. Yo creo que el verso libre sí existe (y que no hay que tomar el sentido semántico de la palabra “libre” para encontrarle el significado a ese tipo de verso). La historia nos revela su origen. Es un tipo de poema que ha nacido exclusivamente como una rebelión a dos ritmos: de timbre (la rima al final de verso), y el de cantidad (la isometría). En el primer punto estamos todos de acuerdo. En el segundo es donde se presentan las confusiones. Es aquí, en este punto, donde yo quiero recalcar que se trata de una abjuración solamente de la isometría (y si llevamos al extremo, una rebelión contra el soneto, la décima y los poemas isométricos, específicamente). Así, pues, el verso libre pasó a llamarse así (por más que su nombre no concuerda con su esencia) a los poemas polimétricos (pares o impares, pero no mezclados) sin rima combinados a gusto, pero sin perder la musicalidad que le otorga el ritmo de intensidad. Yo me atrevo a decir que posee una base muy fuerte en la silva.

De estos conceptos es que yo concluyo que el poema multimétrico debería tratarse (no lo sé) de una prosa poética cortada a capricho del autor. Un poema cuya métrica no se premedita, pero que debería admitir la lima formal, ya que la mente humana siempre deja residuos rítmicos inconexos en su actividad creadora.

Conclusión: si no estamos todos de acuerdo en las definiciones de los tipos de poemas que tratamos de comparar, muy difícilmente podríamos lograr el esclarecimiento que me gustaría vislumbrar.
Quedan muchos puntos que responder, pero no creo que sea conveniente exponerlos en conjunto. Otro punto importante que me gustaría aclarar (si ello es posible) es la definición de versículo. Pero, sería mejor ir tocando las cuestiones punto por punto en respuestas posteriores.


Seguimos. Saludos.
Óscar


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Ignacio Mincholed
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re: Versículo y verso multimétrico

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Óscar, voy a intentar responderte, a la vista de todo lo aquí comentado, según mi entender que, no es otro que el de muchos estudiosos del asunto y del cual participo. Esto no supone una conclusión cerrada por mi parte y sí una apreciación fruto del estudio de la misma inquietud que tú manifiestas frente a la diferencia entre verso (añadamos cada cual el apelativo que mejor nos parezca) y versículo.

Dice Rafel:

Para intentar aclararte la cuestión, utilizaré el poema de Baudelaire que nos ha dejado Ignacio, como prueba de un paradigma de la libertad en el poema. Como podrás observar, los versos resultantes son absolutamente reconocibles.

Hace la fragmentación (que bien podría se cualquier otra) y comenta:

¿Qué hemos hecho? Hemos hecho lo que Baudelaire nos recomienda que hagamos: descomponerlo en “muchos fragmentos”. El resultado es verso multimétrico”.

Bien. O sea que, mágicamente hemos pasado de un texto epistolar, una carta sin más, por el mero hecho de fragmentarla se han obtenido versos resultantes absolutamente reconocibles. Se ha producido la transmutación de prosa a poesía…

Esto refuerza y demuestra que cualquier texto, ya sea prosa pura o prosa poética compuesta por versículos, en el que se señale tipográficamente el efecto visual del salto de un renglón a otro, se convierte en un texto de poesía; quedando reducida así la importancia de la pausa versal al mero efecto visual del espacio en blanco a la derecha de cada verso, ya coincida esa pausa versal con la sintáctica o no y la queramos afrontar por medio de encabalgamientos, o no.

Ese efecto tipográfico ya predispone al lector a entender que está frente a un poema, y, por tanto, contamos de antemano con una “complicidad” del lector que entiende que va a leer un poema.

Todo esto, por supuesto, al margen de consideraciones más virtuosas o menos en cuanto a la factura consecuente del poema, teniendo en cuenta otros aspectos asociados a la poesía que están en la mente de todos y que serán, junto con su conocimiento, personalidad y estilo el resultado de la poética de cada autor.

Entonces, Óscar, pregunto ahora, ¿qué diferencia ves entre un versículo y un verso; sí además, como dice Rafel un versículo si está bien escrito se puede descomponer en una combinación de versos?
(“En cuanto al versículo, no es un verso, pero si está bien escrito, se puede convertir en una combinación de versos, es decir, en verso multimétrico”).

Yo diría que no veo ninguna diferencia sustancial más allá de la longitud razonable aceptada para un verso, que puede estar considerada en la longitud equiparable a la de un hexadecasílabo, digamos. Esto, más lo mencionado del recurso tipográfico de salto de línea, entiendo que no supone otro valor determinante de importancia diferencial entre verso y versículo.

Saludos y abrazos.
Ignacio
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Óscar Distéfano
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re: Versículo y verso multimétrico

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Antes que nada, me gustaría saber si estamos de acuerdo en que la diferencia fundamental entre verso y prosa es la música, porque yo no puedo entender la poesía sin música que, en algunos casos puede ser sonora (Ruben darío) o callada (Luís cernuda). Siempre he tenido la convicción de que la condición insustituible de la poesía es el ritmo. Tanto la música como el ritmo son las características que logran que un texto sea un poema y no una prosa cortada. De ahí que, cuando me encuentro frente a un texto que carece de un designio musical, y veo que el ritmo tropieza con torpeza, no puedo sino pensar que el texto es necesariamente perfectible. Y no estoy hablando de ritmo logrado gracias a la métrica; de ninguna manera. El ritmo puede surgir de varios otros sistemas de repeticiones independientes de la métrica.

Entonces, ese texto epistolar de Baudelaire deberíamos poder demostrar que se trata de una prosa cortada. Por lo que a mí respecta, no lo considero un poema. Carece, no sólo de la música poética, sino del lenguaje poético. Soy de los que creen que existe una frontera entre la prosa y la poesía. Digo esto a sabiendas de que la prosa poética se encuentra en los territorios de la poesía.
Finalmente, lo que digo no deja de ser impresiones, palabras que no llevan marca de fábrica.

Saludos.
Óscar


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Óscar Distéfano
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Re: re: Versículo y verso multimétrico

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Óscar Distéfano escribió:Antes que nada, me gustaría saber si estamos de acuerdo en que la diferencia fundamental entre verso y prosa es la música, porque yo no puedo entender la poesía sin música que, en algunos casos puede ser sonora (Ruben darío) o callada (Luís cernuda). Siempre he tenido la convicción de que la condición insustituible de la poesía es el ritmo. Tanto la música como el ritmo son las características que logran que un texto sea un poema y no una prosa cortada. De ahí que, cuando me encuentro frente a un texto que carece de un designio musical, y veo que el ritmo tropieza con torpeza, no puedo sino pensar que el texto es necesariamente perfectible. Y no estoy hablando de ritmo logrado gracias a la métrica; de ninguna manera. El ritmo puede surgir de varios otros sistemas de repeticiones independientes de la métrica.

Entonces, ese texto epistolar de Baudelaire deberíamos poder demostrar que se trata de una prosa cortada. Por lo que a mí respecta, no lo considero un poema. Carece, no sólo de la música poética, sino del lenguaje poético. Soy de los que creen que existe una frontera entre la prosa y la poesía. Digo esto a sabiendas de que la prosa poética se encuentra en los territorios de la poesía.

He editado mi comentario para agregar estos conceptos que, quizás, sean ya consabidos:
Al contrario de la prosa, el poema debe revolucionar las posibilidades de la lengua, e irradiar la percepción de la "clarividencia" o algo capaz de transportar al lector a un estado de arrobamiento o a algún tipo de develamiento insólito de la realidad. Y, además, debe explotar lo que el lenguaje posee de musicalidad: acentos, repeticiones, pausas, silencios, todo tipo de sonoridades que crean lo que se denomina ritmo poético. De estas particularidades nace la convicción de que el verso no puede entenderse como algo accesorio, y mucho menos como algo mecánico, el producto de una disección fortuita. El poema se encuentra lejos de la simplicidad de la prosa cortada, donde se ignora el hecho de que cada segmento de la escritura, cada disposición lineal, debe provocar placer auditivo, al mismo tiempo que apoyar imprescindiblemente para que el mensaje del poema alcance su cohesión más plena.
Finalmente, lo que digo no deja de ser impresiones, palabras que no llevan marca de fábrica.

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Rafel Calle
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Versificiación y prosa versicular

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

La carta-dedicatoria a Arsène Houssaye que abre El spleen de París, de Charles Baudelaire.

Como queda demostrado y muy documentado en la Tesis Doctoral de Jesús Belotto Martínez, que se puede encontrar en Internet (Universidad de Alicante, “La traducción y recepción del poema en prosa en España: Le Spleen de Paris”), la dedicatoria a Arsène Houssaye que abre El spleen de París, además de guardar en su fondo una importancia capital para entender toda la naturaleza del poemario, ni en el lenguaje ni en la forma difiere en absoluto del resto de poemas que componen el libro de Baudelaire.

Así pues, basta con leer a fondo lo que dice Baudelaire en su carta-dedicatoria para comprender que ahí está mostrando la filosofía de toda su obra en poemas en prosa y, desde luego, lo hace a imagen y semejanza de todos los poemas que componen el libro. De hecho, Baudelaire quiso que la dedicatoria fuera tratada como el poema de apertura de su libro.

Es sabido que la carta-dedicatoria encierra mucha más “miga” de la que el propio Houssaye podía imaginar. Si se puede desentrañar la ironía, podrá verse el rechazo de Baudelaire al formato de edición en el que le obligan a publicar. Baudelaire, acuciado por las deudas no tiene más remedio que plegarse a la tiranía de los editores que, con mucha frecuencia, manipulan el original. El poeta se rebeló en varias cartas enviadas a los editores en las que se quejaba amargamente de los cambios ortotipográficos que, según él, podían desvirtuar la naturaleza del texto que el lector iba a recibir.

Y así sucedió con El spleen de París, que en su primera edición -en prensa escrita-, en 1862, aún en vida del poeta, fue publicado con una veintena de poemas y la carta-dedicatoria. En esa primera edición, el título de la carta-dedicatoria aparece en mayúsculas y en cursiva, mientras los títulos de los poemas que le siguen, se presentan en minúscula y en negrita, con lo cual se crea en el lector un diferenciación entre dedicatoria y poemas, es decir, encabezamiento o introducción al poemario que, desde luego, no era la intención de Baudelaire, como lo prueban la mayoría de ediciones que actualmente se pueden encontrar en Francia.

Efectivamente, desde su aparición en la edición de 1886, ya convertido en libro, hasta hoy, el título de la dedicatoria a Arsène Houssaye, se escribe en mayúsculas, exactamente igual, sin ninguna diferencia ortotipográfica respecto a los demás poemas.
De ahí que, frecuentemente, tanto críticos cuanto lectores admitan la carta-dedicatoria como un poema más del libro que nos ocupa.


Dejo aquí un texto de la Asociación de Estudios Literarios y de Cultura, A, C, que ayudará a comprender el significado de la famosa dedicatoria:
A modo de introducción a Pequeños poemas en prosa o El spleen de París (publicado póstumamente en 1869) Charles Baudelaire incluye una carta dirigida a Arsène Houssaye en la que explica la naturaleza de esta obra: “Le mando, querido amigo, esta obrilla, de la que, sin ser injusto, nadie podría decir que no tiene cola ni cabeza, ya que, por el contrario, todo en ella es, a un tiempo, cabeza y cola, alternativa y recíprocamente. Considere, se lo ruego, cuán admirable es la comodidad que esta combinación nos ofrece a todos: a usted, a mí y al lector. Podemos cortar por donde queramos: yo, mi divagación; usted, el manuscrito, y el lector, la lectura; puesto que no dejo colgada del hilo interminable de una intriga superflua la voluntad zahareña de éste, quite una vértebra, y los dos pedazos de esta fantasía tortuosa se volverán a unir sin trabajo. Píquela en muchos fragmentos, y ya verá como cada uno puede tener existencia por sí. Con la esperanza de que alguno de estos trozos alcance vida suficiente para agradarle y divertirle, me atrevo a dedicarle la serpiente entera” (3).

Se trata pues de una composición orgánica, cuyos fragmentos pueden ser considerados con independencia y aun así guardar un sentido. Más adelante, Baudelaire admite haber tomado como modelo Gaspar de la noche de Aloysius Bertrand, pero a diferencia de éste, él hablaría sobre “la vida moderna”, contradictoria y vertiginosa. La intencionalidad en Baudelaire es clara y así lo expresa en su misiva: “¿Quién de nosotros, en sus días de ambición, no hubo de soñar el milagro de una prosa poética, musical, sin ritmo y sin rima, flexible y sacudida lo bastante para ceñirse a los movimientos líricos del alma, a las ondulaciones del ensueño, a los sobresaltos de la conciencia? En la frecuentación de las ciudades enormes, en el cruce de sus relaciones innumerables, nace, sobre todo, este ideal obsesionador. ¿No tuvo usted acaso, querido amigo, tentaciones de traducir en una canción el grito estridente del vidriero, y de expresar en prosa lírica las desoladoras sugestiones que manda ese pregón hasta las guardillas, a través de las más altas nieblas de la calle?

A pesar de que el ideal de la creación está bien definido, el resultado no se ajusta precisamente a estas expectativas, pues el autor se reconoce bastante lejano al modelo; sin embargo, ahí queda la obra: “Pero, a decir verdad, temo que mis celos no me hayan traído suerte. En cuanto di comienzo a mi trabajo, advertí que no sólo me quedaba muy lejos de mi modelo misterioso y brillante, sino que estaba haciendo algo –si se puede llamar algo a esto– singularmente distinto, accidente que sin duda llenaría de orgullo a cualquiera que no fuese yo, pero que no puede hacer sino humillar profundamente a un espíritu que tiene por el honor más alto de un poeta realizar con exactitud aquello que proyectó llevar a cabo

Aunque Baudelaire se manifiesta insatisfecho con la obra por no haber logrado “con exactitud” aquello que se había propuesto (dejemos de lado la posibilidad de que se trate de una falsa modestia), el conjunto de textos que conforman El Spleen de París sí logra en muchos sentidos realizar ese “milagro” de una “prosa poética, musical, sin ritmo y sin rima, flexible y sacudida lo bastante para ceñirse a los movimientos líricos del alma, a las ondulaciones del ensueño, a los sobresaltos de la conciencia”).
A partir de esta voluntad de creación libre de los moldes impuestos por el verso tradicional, el poema en prosa ha explorado, desde Baudelaire, el camino de los “movimientos líricos del alma”, el (en)sueño y la conciencia, pero también muchas otras facetas de lo humano y, desde luego, de lo literario. Digamos que Baudelaire fue sólo uno de los varios creadores que experimentó con esta forma y reflexionó sobre sus muchas posibilidades.
Al igual que el ensayo, el poema en prosa se ha considerado un híbrido. Producto de un cruce de géneros literarios, más que de un centauro se trata quizás de un monstruo, no en el sentido peyorativo, sino en tanto que texto literario inaprensible, muchas veces desconcertante y difícil de definir. En su artículo titulado “Un género «monstruoso»”, Gustavo Valle ofrece la siguiente caracterización del poema en prosa: “Su naturaleza polimorfa lo hace sospechoso ante los lectores y parece ocultarse tras una cortina de malentendidos. En él habita una tensión, un cuestionamiento de los alcances y límites de la prosa y del verso y, en consecuencia, de la narrativa y de la poesía. Y si a esto le añadimos su vinculación con el carácter visual de las artes plásticas, entonces el producto es francamente escurridizo. Híbrido en su esencia, es una especie de monstruo discursivo que nace de las mezclas y las transfusiones heterogéneas. Por eso el poema en prosa fue, en muchos casos, incomprendido. Rechazado como poema, marginado por su carácter libre, apuesta decididamente a un rasgo auténticamente moderno: la individualidad. Nacido del mestizaje busca, sin embargo, su autonomía e intenta construir un espacio de leyes propias donde poder situarse y desde el cual erigirse”. En esta descripción se reconocen otras cualidades del poema en prosa ausentes en Baudelaire. De principio hay una tensión entre narrativa y poesía, además de un vínculo con lo visual y un énfasis en la individualidad. Si nos concentramos únicamente en el primer aspecto[1], parecería que se trata de una obviedad, pues el solo nombre de “poema en prosa” ya está refiriendo un cruce entre narrativa y poesía que bien puede involucrar una tensión entre las cualidades de la una y la otra. Sin embargo, para hablar de prosa poética es necesario, de entrada, hacer la distinción entre ésta y la poesía en prosa, pues tienden a tomarse como sinónimos y ambos admiten una “tensión” entre narrativa y poesía.

En El verso libre hispánico. Orígenes y corrientes, Isabel Paraíso explica con bastante claridad la diferencia entre prosa poética y poesía en prosa. La primera se refiere a “toda aquella prosa […] cuya actitud es lírica y, en consecuencia, utiliza un lenguaje poético (sintético, emotivo, tendiente a la creación de la belleza y sorpresa, con empleo de metáforas y otros tropos y figuras, con alteraciones sintácticas, como hipérbatos y elipsis […]. Así una novela puede estar escrita en prosa poética, o un cuento, o una meditación, o una leyenda, o un poema en prosa, o una obra teatral”. Mientras que la segunda, la poesía en prosa, consiste en “un subgénero de la prosa poética caracterizado por su mayor brevedad y por intentar conseguir por medio de la prosa, los efectos emotivos del poema en verso”. A pesar de que estas definiciones pueden ser útiles para delimitar ciertos campos o clasificar cierto tipo de textos, también creo que hablar del “poema en prosa” como de un subgénero de la prosa poética resulta un tanto cuestionable. Desde estas dos definiciones la diferencia parece evidente, pero lo cierto es que los límites y cruces entre prosa y poesía aún no están resueltos y, guardan detrás de sí una larga historia de comentarios críticos, discusiones y de textos literarios que, como lectores, nos siembran la duda de su adherencia genérica. Tan sólo remitirnos a la interrogante de qué es un género literario, en este caso qué es la poesía y qué es la prosa, nos llevaría a evocar una serie de convenciones acerca de los géneros, pero también despertaría muchas dudas.

En Los géneros literarios en Hispanoamérica: teoría e historia, Miguel Gómes parte de unas nociones de género que creo útiles para reflexionar acerca del poema en prosa. Primeramente cabe tener en cuenta que los criterios para entender, evaluar, discutir y definir la literatura son y han sido variables, por lo tanto, “el género es él y su circunstancia” y en esa medida implica por lo menos cuatro características: vacuidad y provisionalidad, intertextualidad, el ser un fenómeno social y el representar un poder en el ámbito literario. Para Gómes, el género literario es una suerte de etiqueta vacía que se va llenando de significados, sentidos y preceptos, según una época dada; por eso es también algo provisional, una “noción poética vacía, replanteable o desechable, regida por preferencias y tendencias de sus usuarios”. Esto explica por qué lo que entendemos ahora por novela, difiere tanto de lo que se entendía por novela en el siglo XIX, o por qué existen géneros que han caído en desuso o textos que en su momento fueron creados con fines ajenos a los literarios y hoy se toman como parte de la literatura.

La naturaleza intertextual del género se refiere al hecho de que “al menos dos textos han de compartir explícita o deliberadamente ciertos rasgos para que se pueda hablar de un ‘tipo’ literario”, tal y como Baudelaire afirmaba en su carta haber considerado el modelo de Bertrand para crear su Spleen… Esto también implica una voluntad o una intencionalidad, pues “la entidad literaria” no se gesta sólo a través de la obra de un autor, sino de ese autor y de “quienes lo leen e intentan escribir o reescribir en la estela histórica de su polémica creación”; igual aquí cabe el caso de Baudelaire siguiendo a Bertrand, y de quienes tomando como modelo el Spleen… han abonado en el campo de creación del poema en prosa. Por lo anterior, los géneros literarios se conforman en la medida en que las obras se interrelacionan con las dinámicas sociales en un entramado de reciprocidades mucho más complejo que la sola idea de lo literario como reflejo de la vida, pues los géneros van tomando forma o perdiendo vigencia según sus creadores y lectores y las particulares circunstancias económicas, sociales, artísticas, políticas, etc., en que éstos se encuentren. Por último, para Gómes, los géneros literarios representan el ejercicio de un poder dentro del ámbito literario, ya que se trata de “vehículos e instrumentos de sistemas de preferencias ansiosos de intervenir en el mundo; no ‘poder’, sino medios para conseguirlo”. Si pensamos en las instituciones que regulan, promueven y legitiman la producción literaria actual, veremos que hay una serie de géneros y temas en auge que marcan las pautas a seguir en materia de creación literaria.

En resumidas cuentas, no podemos pensar los géneros literarios sin tener en cuenta el sistema (de relaciones, poderes, intereses) en que se encuentran insertos, pero considerarlos en toda su complejidad tampoco es garantía de que hallaremos certezas en la definición de un género, mucho menos si regresamos a las caracterizaciones ya presentadas de un “híbrido”, como es considerado el poema en prosa.
Última edición por Rafel Calle el Mié, 24 Jun 2015 16:09, editado 1 vez en total.
Ignacio Mincholed
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re: Versículo y verso multimétrico

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Cierto, Óscar. Esa clarividencia de la que hablas la entiendo como clave. En otras ocasiones me he referido a ese concepto desde otros ángulos, como cuando he dicho en mi post anterior… teniendo en cuenta otros aspectos asociados a la poesía que están en la mente de todos…

Sobre la cuestión inicial que habías planteado ya dejé mi opinión. Sobre el “poema” de Baudelaire, lo dicho, sin comentarios.

Un abrazo.
Ignacio
Ignacio Mincholed
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re: Versículo y verso multimétrico

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Debo hacer una corrección:

Al citar la frase “El verso libre quiere decir, como su nombre lo indica, una cosa sencilla y grande: la conquista de una libertad”, se la he atribuido equivocadamente a Javier Adúriz al recogerla en su ensayo, siendo realmente de Leopoldo Lugones escrita en el prólogo a su obra “Lunario sentimental”.

Disculpas y saludos.
Ignacio
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Rafel Calle
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Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias a Óscar Distéfano por haberme ofrecido la oportunidad de explicar mi teoría sobre el asunto del verso multimétrico enfrentado al versículo. Y muchas gracias a Ignacio Mincholed, por haber procurado una buena continuidad en este posteo.
Desde el inicio del tema, hasta que al final se han tocado muchos puntos, todo ello me ha permitido pensar en abrir un post en el que pueda recopilar lo dicho aquí y, además, ir introduciendo material a medida que vaya desarrollando las distintas maneras de la versificación.
Así mismo, quisiera disculparme con quien haya podido ofender.
Un cordial abrazo.
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