Pablo Ibáñez escribió:Gerardo,
me encanta, amigo, como siempre. Siempre con esos hallazgos tan tuyos, tan especiales, tan originales, que atrapan, colores brillantes y variados que van creando a pinceladas un bello cuadro, muy completo.
En esta ocasión he creído notar un mayor cuidado de la métrica que en otras ocasiones. He leído endecas canónicos entreverados en el texto, como quien no quiere la cosa pero queriéndolo. A mí, ya lo sabes, me encanta eso. También quizá un lenguaje más "culto" que en otras ocasiones, menos "rudo", no sé como decirlo, un intento de elegancia que, por tu talento, sabes llevar a término eficazmente.
Me encanta, Gerardo, admirado amigo.
Un abrazo.
Luego sigo con el orden normal, agradeciendo a todos los estimados poetas que tan amablemente me comentan y a los que tanto agradezco su apoyo.
Pablo, con tu Nuevo estilo de comentar, el cual agradezco, me permites corregir y/o aclarar puntos de mi humilde trabajo. Sabes bien que me encanta hacerlo.
Yo no cuido la métrica, cuido el oído en la medida que no afecte el mensaje, que para mi es lo primordial. Claro, no algunas, sino muchas veces parece adrede y es porque nada es Nuevo en cuestiones de musicalidad, ritmo y esas cosas. El punto mío es el desarrollo intuitivo de esos recursos, para que la expresión sea natural y de esta manera dar prioridad a la creatividad y al mensaje. Ahora bien, siendo mi prioridad el mensaje, entonces, la expresión debe ser adecuada al mismo. Lo que quiero decir es que yo no parto de la premisa de que poesía es sinónimo de bello, dulce, o elegante. Así, por ejemplo, en "otra de naves y mutantes", si todo ocurre en un bar desde las perspectivas de los que pudieran estar allí, el lenguaje adecuado no debe ser elegante, mucho menos dulce y no me parece que bello. El lenguaje adecuado es crudo, las metáforas con elementos de ese contexto que condensen los ánimos y visiones diferentes en ese pequeño mundo. En otro de los que recientemente he escrito, pero no recuerdo el nombre (jejeje), pero que decía "Escúchame", un hombre molesto habla a su amada, la confronta por sus dudas que no les permiten la plenitud y se desnuda, admitiendo que sí es mentiroso, que por naturaleza es infiel, que no es un derrame de dulzura pero, que la ama y que ella debe, si quiere ser amada, aprender a convivir con esas dudas, ir de a poco acallándolas, durante lo que dure el amor, que quizás así, podría ser toda la vida...Bueno pues, en éste el lenguaje no es dulce, ni suave, si no enfático y hasta revela enojo...Lo propio, digo yo.
Me permito como verás, desligarme un poco de lo que tradicionalmente consideramos poesía, aunque en realidad esas cosas no definen a la misma, y aún con un lenguaje crudo, o coloquial, o hasta corriente, el paisaje (si así lo amerita) se pinta con colores reales. Te cuento una anécdota de hace algunos años, cuando aún me preguntaba éstas cosas: Un poeta, de Buena calidad según mi humilde opinión, que además era fotógrafo de buen calibre y renombre, escribió una poesía que sacaba suspiros, basada en una de sus fotos... Bueno, hasta ganas de estar allá y caminar por esas calles, daba. Un cielo perfecto, unas sombras majestuosas, los velos de las mujeres al viento parecían algo surreal y los niños, las canastas, etc. de otro mundo. El punto es que en realidad, o la realidad tras la foto y el poema, era la de una miseria extrema y un dolor profundo y ancestral...
Creo que eso explica por qué creo que el lenguaje no siempre debe ser bello o elegante para crear o recrear la escena que se tiene en mente.
Un abrazo inmenso y sincero, amigo (de verdad).
PD. Me alegró mucho verte otra vez por mis escritos.