Nichita Stanescu, tres poemas

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Marius Gabureanu
Mensajes: 3501
Registrado: Jue, 29 Nov 2012 4:09
Ubicación: Reino Unido

Nichita Stanescu, tres poemas

Mensaje sin leer por Marius Gabureanu »

Sexta elegía

Estoy entre dos ídolos y no puedo elegir
Ni a uno ni a otro,
Estoy entre dos ídolos y llueve menudamente,
Y no puedo escoger ni a uno ni a otro
y en la espera los ídolos se fosilizan
Bajo la lluvia menuda. Estoy aquí,
y no puedo elegir entre dos
trozos de madera, y llueve menudamente y no puedo
bajo la lluvia putrefacta elegir. Estoy aquí
Y los maderos. Los dos, enseñan
Sus costillas blanqueadas por la lluvia menuda.
Estoy entre dos esqueletos de caballo
Y no puedo elegir a ninguno, estoy y
llueve menudamente deshaciendo la tierra
Bajo los huesos blancos, y no puedo elegir.
Estoy entre dos fosas y llueve menudamente
Y el agua recorre la tierra con dientes
de rata hambrienta.
Estoy, con una pala en la mano, entre dos fosas, y no puedo, bajo la lluvia menuda,
Elegir cuál será la primera para luego taparla
Con la tierra mordida por la lluvia menuda.






"Cuadriga"
a Mihai Eminescu

Silba una cuadriga sobre la llanura
de mis segundos.
Tiene cuatro caballos, tiene dos luchadores.
Uno está con los ojos entre hojas, el otro
con los ojos en lágrimas.
Uno mantiene su corazón adelante, en los caballos,
el otro arrastra su corazón, atrás, sobre las piedras.
Uno aprieta los frenos con su brazo derecho,
el otro aprieta la tristeza entre sus brazos.
Uno se mantiene firme, con sus armas,
el otro con sus recuerdos.
Silba una cuadriga sobre la llanura
de mis segundos.
Tiene cuatro caballos negros, tiene dos luchadores.
Uno mantiene su vida en las águilas,
el otro, mantiene su vida en las ruedas trastornadas,
y los caballos corren, hasta que quiebran con sus bocas
el segundo,
corren hacia fuera, corren hacia fuera
y no se ven más.



Primera elegía (dedicada a Dédalo)

En sí mismo comienza y
en sí mismo termina.
Ninguna aura lo anuncia, ninguna
estela de cometa lo sigue.

Nada despunta desde sí hacia fuera
por eso no tiene rostro
ni forma. Podría parecerse
a la esfera,
en plenitud de cuerpo
y delgadez de piel.
Pero tiene aún
menos piel que la esfera.

Es el adentro pleno,
y,
aunque no tiene márgenes, está profundamente
limitado.

Pero no se le ve.

No le sigue la historia
de sus movimientos,
como la huella de las herraduras sigue
fielmente
a los caballos…




II

Ni siquiera tiene presente,
pero es difícil imaginar
de que manera no lo tiene.

Es el adentro pleno,
el interior del punto,
más apretado en sí que el punto mismo.



III

No tropieza con nadie
ni se golpea con nada,
ya que no ofrece nada al exterior
con lo que pueda golpearse.


IV

Aquí duermo yo, envuelto por él.

Todo es revés de todo.
Pero él no se le opone, ni
menos aún, lo niega.

Dice No sólo aquel
que entiende el Sí.
Pero él, que todo lo conoce,
en el No y en el Sí tiene las hojas arrancadas.

Aquí no duermo yo solo,
conmigo duerme toda la hilera de los hombres
cuyos nombres llevo.

La hilera de varones me puebla
un hombro, La hilera de mujeres,
el otro.

Y ni siquiera caben. Ellos son
las plumas que no se ven.

Bato las alas y duermo –
aquí,
en el interior pleno,
que comienza consigo
y consigo termina,
no anunciado por aura alguna,
no seguido por estela alguna
de cometa.
Bruno Laja
Mensajes: 1722
Registrado: Jue, 25 Abr 2013 22:42

Mensaje sin leer por Bruno Laja »

Ha sido un descubrimiento, Marius, he estado buscando más poemas por internet, no hay muchos más que los que aquí has subido, pero de verdad me has ayudado con el descubrimiento de este poeta. Cuando alguien logra asentar el vacío, despejarlo de signos y señales para hacerlo hablar, tiene que sentir algo así como luz en las venas, no sangre, la misma luz de amanecer y de morir. Te agradezco muchísmo, Marius, amigo.
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