El hombre del perro y de la niña

[E. R. Aristy]

Yo soy el hombre del perro y de la niña,
un crucifijo de carne que pasea
exhibiendo unos labios ensanchados
entreabiertos, blanquecinos.

Globo aerostático que no puede elevarse,
semoviente arrastrado por impulsos,
el de las uñas cortas y limadas.

Husmeo, huelo el aire, identifico
un fuerte aroma a colonia de neumático.

Contemplo, miro, estudio
a un hombre péndulo
al que transportan por el parque sus muletas.

El humo que desplazan mis zapatos
se adhiere a los mendigos que se unen
para buscar en mi ropa enseres viejos.

Persigo las baldosas peregrinas
despojado,
envuelto en párpados,
vestido con sonidos y collares.

Piso algunos escondites
entre arbustos que atesoran
vino envasado en algún bidón advenedizo;
el alcohol humedece las raíces
que como zombies se escapan de la tierra.

La luz regresa, vuelvo intacto,
nazareno, persuadido
de que jamás brillan las lámparas
en la frontera que separa a mis ojos de la noche.

Sugerente poema que en modo subliminal se dirige a la pasion de Jesucristo, y que al travez de excelentes imagenes quasi surreales sugiere sea -en cuanto al dolor del hombre comun- mas largo, mas tortuoso, mas incomprensible. Un excelente poema hacia la busqueda de la humanizacion del hombre, su titulo me deja un poco en la oscuridad porque no veo la conexion con la nina. Sin embargo, me parece extraordinario que en este trayecto por el parque de un mundo interior exteriorisado, el narrador:


" yo soy el hombre del perro"...

"Contemplo, miro, estudio
a un hombre péndulo
al que transportan por el parque sus muletas."


Inviertes los simbolos y el resultado es fenomenal. Nos hablas de balanzas, encontrar un equilibrio ante el meme, con la inconsciencia colectiva que rueda y rueda y si hace mella en como canalizamos esa busqueda por la humanizacion del hombre. Juan, cada vez que te leo me haces ahondar en los valores autenticos. Te felicito.

Un fuerte abrazo,

E. R. Aristy

[Gabriela Cobian]

Tremendas imágenes!, llegadoras, es un poema hermoso de principio a fin.
Abrazos
Gabriela

[Abel Mata]

Un poema en verdad sugerente y hermoso, le felicito, Juan, y le envío un saludo.

[Gabriel Vidal]

Yo soy el hombre del perro y de la niña,
un crucifijo de carne que pasea
exhibiendo unos labios ensanchados
entreabiertos, blanquecinos.

Globo aerostático que no puede elevarse,
semoviente arrastrado por impulsos,
el de las uñas cortas y limadas.

Husmeo, huelo el aire, identifico
un fuerte aroma a colonia de neumático.

Contemplo, miro, estudio
a un hombre péndulo
al que transportan por el parque sus muletas.

El humo que desplazan mis zapatos
se adhiere a los mendigos que se unen
para buscar en mi ropa enseres viejos.

Persigo las baldosas peregrinas
despojado,
envuelto en párpados,
vestido con sonidos y collares.

Piso algunos escondites
entre arbustos que atesoran
vino envasado en algún bidón advenedizo;
el alcohol humedece las raíces
que como zombies se escapan de la tierra.

La luz regresa, vuelvo intacto,
nazareno, persuadido
de que jamás brillan las lámparas
en la frontera que separa a mis ojos de la noche.

Un bello poema estoy de acuerdo con Aubriel

Un abrazo

[Javier Blanco]

Tu poema es hermoso y me parece muy original, te felicito, poeta.
Un saludo afectuoso.

[Ramón Ataz]

Juan, es un poema muy complejo y profundo. Muy bello poema. Este portal de poesía es un hallazgo para quienes nos gusta su lectura.

Muchas gracias, Marta, y disculpas por el retraso en la respuesta a tu generoso comentario.


Abrazos.

[Ramón Ataz]

Yo soy el hombre del perro y de la niña,
un crucifijo de carne que pasea
exhibiendo unos labios ensanchados
entreabiertos, blanquecinos.

Globo aerostático que no puede elevarse,
semoviente arrastrado por impulsos,
el de las uñas cortas y limadas.

Husmeo, huelo el aire, identifico
un fuerte aroma a colonia de neumático.

Contemplo, miro, estudio
a un hombre péndulo
al que transportan por el parque sus muletas.

El humo que desplazan mis zapatos
se adhiere a los mendigos que se unen
para buscar en mi ropa enseres viejos.

Persigo las baldosas peregrinas
despojado,
envuelto en párpados,
vestido con sonidos y collares.

Piso algunos escondites
entre arbustos que atesoran
vino envasado en algún bidón advenedizo;
el alcohol humedece las raíces
que como zombies se escapan de la tierra.

La luz regresa, vuelvo intacto,
nazareno, persuadido
de que jamás brillan las lámparas
en la frontera que separa a mis ojos de la noche.

Sugerente poema que en modo subliminal se dirige a la pasion de Jesucristo, y que al travez de excelentes imagenes quasi surreales sugiere sea -en cuanto al dolor del hombre comun- mas largo, mas tortuoso, mas incomprensible. Un excelente poema hacia la busqueda de la humanizacion del hombre, su titulo me deja un poco en la oscuridad porque no veo la conexion con la nina. Sin embargo, me parece extraordinario que en este trayecto por el parque de un mundo interior exteriorisado, el narrador:


" yo soy el hombre del perro"...

"Contemplo, miro, estudio
a un hombre péndulo
al que transportan por el parque sus muletas."


Inviertes los simbolos y el resultado es fenomenal. Nos hablas de balanzas, encontrar un equilibrio ante el meme, con la inconsciencia colectiva que rueda y rueda y si hace mella en como canalizamos esa busqueda por la humanizacion del hombre. Juan, cada vez que te leo me haces ahondar en los valores autenticos. Te felicito.

Un fuerte abrazo,

E. R. Aristy

Roxane, es inexcusable que haya tardado tanto en contestar a tu estupendo comentario. El hombre del perro y de la niña es un guiño personal, algo tan simple como que así se referían a mí en un comercio de mi ciudad al desconocer mi nombre. Ese apelativo tan descriptivo de mi modo de mostrarme allí, fue el que me dio la idea para el poema que, efectivamente, está lleno de símbolos muchos de los cuales identificas correctamente en tu comentario.

Muchas gracias por tu generosidad e inteligencia al comentar.


Un abrazo.

[Ramón Ataz]

Tremendas imágenes!, llegadoras, es un poema hermoso de principio a fin.
Abrazos
Gabriela

Mil gracias por tu amable comentario, Gabriela.

Un abrazo.

[Ramón Ataz]

Un poema en verdad sugerente y hermoso, le felicito, Juan, y le envío un saludo.

Muchas gracias por tu generosidad, Abel.

Un abrazo.

[Ramón Ataz]

Yo soy el hombre del perro y de la niña,
un crucifijo de carne que pasea
exhibiendo unos labios ensanchados
entreabiertos, blanquecinos.

Globo aerostático que no puede elevarse,
semoviente arrastrado por impulsos,
el de las uñas cortas y limadas.

Husmeo, huelo el aire, identifico
un fuerte aroma a colonia de neumático.

Contemplo, miro, estudio
a un hombre péndulo
al que transportan por el parque sus muletas.

El humo que desplazan mis zapatos
se adhiere a los mendigos que se unen
para buscar en mi ropa enseres viejos.

Persigo las baldosas peregrinas
despojado,
envuelto en párpados,
vestido con sonidos y collares.

Piso algunos escondites
entre arbustos que atesoran
vino envasado en algún bidón advenedizo;
el alcohol humedece las raíces
que como zombies se escapan de la tierra.

La luz regresa, vuelvo intacto,
nazareno, persuadido
de que jamás brillan las lámparas
en la frontera que separa a mis ojos de la noche.

Un bello poema estoy de acuerdo con Aubriel

Un abrazo

Muchas gracias, Gabriel. Me alegra que te haya gustado el poema y te agradezco que me lo digas.

Un abrazo.

[Ramón Ataz]

Tu poema es hermoso y me parece muy original, te felicito, poeta.
Un saludo afectuoso.

Muchísimas gracias, Javier. Me alegra que te lo haya parecido y te agradezco que dejes constancia de ello.


Un saludo cordial para tí.

[Pilar Morte]

Seguro que tu perro no te olvida

[Blanca N. García González]

Un gran legado nos ha dejado estimado poeta.
Para seguirlo de cerca siempre.

[Esther Montoya]

Precioso!