Resultados del III Premio de Poesía Blanca Sandino
Publicado: Dom, 06 Oct 2019 9:09
Ganador: La metamorfosis de Lorca. Autor: John Garlic
2º Mi callado amigo silencio. Autor: Alejandro Costa
3º Hora de visitas. Autora: María Inés Iacometi
LAS METAMORFOSIS DE LORCA
“Recuerdo en la época del fruto rojo
que todo olía a vértigo.
Mi cuerpo, perenne oleaje
sometido al huracán, un lastre fue
por la afilada senda de la revelación.
Temprano llegué a los placeres
reservados a los dioses y cuando me tocó volar,
solo el abismo estaba para cobijarme.”
fugaz como una performance
-tan joven y ya vivías acechado
por la luna inmóvil y la ciudad vacía de oxígeno-
te desaparecieron del mundo
voces estridentes como tres cuernos negros
como el odio una noche
tú pintado sobre un lienzo de luna roja
“Recuerdo un olivar centenario
en mi último verano,
unos versos de color verde
rasgando el velo negro del aire
y la muerte cobarde asestándome
con sus negras falanges
un golpe certero por la espalda.”
un gran dolor como un trueno
desgarrando el cielo azul del mediodía
atravesó puertas
paredes ventanas amantes
y ciudades enteras
hasta llegar a los lugares
más recónditos de la boca
y en compañía de una atmósfera triste
se quedó la gente pobre
huérfana de abecedarios
te mataron sí
te mataron negras cantidades
de perturbados orígenes
mas no acallaron tu nombre
jamás de tu mano arrancaron el verso
sembrado en ojos de mujer
o en los murmullos del agua
ni de tu garganta el vuelo
sobre el tambor del llano
o en los matices del verde
“Recuerdo cómo huía mi sangre
por la eterna noche de los cuchillos largos.
Me transformé por aquel entonces
en sala de tortura, barrote y celda.
Fui sombra agonizante
en la blanca pared de un cementerio
y cal viva y un montón de huesos sin nombre.
Y sucumbí al olvido, ¡sí!
Mas por mi boca
brotó imparable el lenguaje de las piedras.”
no existen los dioses
solo sus tumbas con coronas podridas
mientras tú
con estructura de rayo
de la libertad enarbolas los tres colores
y en los entresijos de la luz
sombra amable
incesante resurges a golpes de verso
..........................................................................................................
MI CALLADO AMIGO SILENCIO
Quisiera hablar con el silencio
y comprender así cuál es su ventura.
No quiero engrandecer la torpeza de mis sentimientos,
ni tampoco obligar en manera alguna
la mente que flota en mi cuerpo.
Quisiera entender los trasiegos inenarrables
con los que acompaño a la soledad
entre las paredes, tristes y húmedas,
de este lar convertido en amante del desamparo.
Bosquejo imágenes en el viento,
para evitar que el polvo se apodere de ellas,
y como un perturbado, -que tal vez sea-,
busco con la mirada algo capaz de recordarme
que en algún instante, más lejano o más cercano,
ciertamente hubo un atisbo de vida
flotando entre los rincones desarmados de esta morada.
Es ahí, cuando hostigada la mente,
busco a ese silencio que tanto me acompaña
y al que me es imposible entender,
no quiere mostrarme su rostro, su ente,
o su inusitada presencia.
A veces, -cuando no logro manejar la locura-,
levanto la voz hasta vestirla de grito,
y levantado, nervioso y dando pasos excitados,
remuevo cualquier obstáculo donde pueda guarecerse,
hasta que la mente, agotada y traspuesta,
concede una mínima cordura,
suficiente para apaciguar la boca,
el delirio y la violencia,
y el alma.
Más no lo entiendo,
debiéramos ser íntimos,
compartimos todo, durante tanto tiempo.
Yo…,
…yo le abro mi vida, mi mente,
mi cuerpo y hasta le desangro el alma.
No sé qué más hacer,
no me escondo, ni le maltrato, ni tan siquiera callo.
Le cuento mis intimidades, mis inquietudes,
y hasta la pereza de mi desasosiego,
pero él calla, no dice nada,
es como si ignorara que ambos somos iguales,
que él me necesita como yo a él,
que no hay luz que nos ilumine,
ni placidez que nos alimente,
y que aunque él no posea mente
la mía es incapaz de hilvanar algo sensato
y de escucharle en los instantes enfermizos.
Y en ello continuo,
con la ignorancia de saber que está ahí
y no entender el motivo
de su falta de comunicación,
imaginando que en algún instante se mostrará
y que ese instante no sea demasiado tardío.
Al fin y al cabo,
mi mente hace tiempo que desterró la cordura
y mi cabeza tan solo se mueve
entre los golpes de visión de éstas paredes húmedas
y la vaga compañía de mi callado amigo silencio.
-------------------------------------------------------------------------------
HORA DE VISITAS
El otoño de pronto, disfrazó sus gajos
y hubo un breve verano descendido
desde algún lugar
-en principio-
hasta sus sienes.
Las imágenes no les eran necesarias,
o tal vez sí,
pero no vinieron.
¿Para qué querría él, los colores,
en un océano de telas blancas?
¿Qué notas inventaría el destino
que superaran las que a su mente,
en goteos incesantes,
arribaban?
Ni siquiera hubo mueca de quejido
por el ardor
invadiéndole la espalda...
Él prefirió evadirse de ese espacio
donde era y no.
Se imaginó en un barco
que de a ratos,
fue un tren chirriante y sin descansos;
en otros,
fue escalera larga,
la de pintar los puentes,
misma que temblaba su valor
bajo el sol
en las titánicas obras vistas por pocos
(pequeñas batallas ganadas,
jamás reconocidas)...
Él sabía que su enero,
-el que tanto temió
y alguna vez buscó-
estaba interrumpiendo junio.
No se angustió.
El miedo
-que tiene un poco de gusto a sal-
hizo amagos de asomarse
por el balcón de sus ojos,
como quien mira el abismo
antes de saltar.
Pero ya llegaban los hijos
y los nietos...
¡Hora de visitas!
No está permitido llorar.
Extendió su mano derecha
y del cajón de la mesita
-ocasional custodio de la magia-
tomó su nariz de payaso,
se la colocó
y aún sin que acudieran imágenes
pero con todo el enero anunciado
paseando ya por sus venas,
ensayó su mejor sonrisa
y esperó
a todos...
Ahora
desde la eternidad.
2º Mi callado amigo silencio. Autor: Alejandro Costa
3º Hora de visitas. Autora: María Inés Iacometi
LAS METAMORFOSIS DE LORCA
“Recuerdo en la época del fruto rojo
que todo olía a vértigo.
Mi cuerpo, perenne oleaje
sometido al huracán, un lastre fue
por la afilada senda de la revelación.
Temprano llegué a los placeres
reservados a los dioses y cuando me tocó volar,
solo el abismo estaba para cobijarme.”
fugaz como una performance
-tan joven y ya vivías acechado
por la luna inmóvil y la ciudad vacía de oxígeno-
te desaparecieron del mundo
voces estridentes como tres cuernos negros
como el odio una noche
tú pintado sobre un lienzo de luna roja
“Recuerdo un olivar centenario
en mi último verano,
unos versos de color verde
rasgando el velo negro del aire
y la muerte cobarde asestándome
con sus negras falanges
un golpe certero por la espalda.”
un gran dolor como un trueno
desgarrando el cielo azul del mediodía
atravesó puertas
paredes ventanas amantes
y ciudades enteras
hasta llegar a los lugares
más recónditos de la boca
y en compañía de una atmósfera triste
se quedó la gente pobre
huérfana de abecedarios
te mataron sí
te mataron negras cantidades
de perturbados orígenes
mas no acallaron tu nombre
jamás de tu mano arrancaron el verso
sembrado en ojos de mujer
o en los murmullos del agua
ni de tu garganta el vuelo
sobre el tambor del llano
o en los matices del verde
“Recuerdo cómo huía mi sangre
por la eterna noche de los cuchillos largos.
Me transformé por aquel entonces
en sala de tortura, barrote y celda.
Fui sombra agonizante
en la blanca pared de un cementerio
y cal viva y un montón de huesos sin nombre.
Y sucumbí al olvido, ¡sí!
Mas por mi boca
brotó imparable el lenguaje de las piedras.”
no existen los dioses
solo sus tumbas con coronas podridas
mientras tú
con estructura de rayo
de la libertad enarbolas los tres colores
y en los entresijos de la luz
sombra amable
incesante resurges a golpes de verso
..........................................................................................................
MI CALLADO AMIGO SILENCIO
Quisiera hablar con el silencio
y comprender así cuál es su ventura.
No quiero engrandecer la torpeza de mis sentimientos,
ni tampoco obligar en manera alguna
la mente que flota en mi cuerpo.
Quisiera entender los trasiegos inenarrables
con los que acompaño a la soledad
entre las paredes, tristes y húmedas,
de este lar convertido en amante del desamparo.
Bosquejo imágenes en el viento,
para evitar que el polvo se apodere de ellas,
y como un perturbado, -que tal vez sea-,
busco con la mirada algo capaz de recordarme
que en algún instante, más lejano o más cercano,
ciertamente hubo un atisbo de vida
flotando entre los rincones desarmados de esta morada.
Es ahí, cuando hostigada la mente,
busco a ese silencio que tanto me acompaña
y al que me es imposible entender,
no quiere mostrarme su rostro, su ente,
o su inusitada presencia.
A veces, -cuando no logro manejar la locura-,
levanto la voz hasta vestirla de grito,
y levantado, nervioso y dando pasos excitados,
remuevo cualquier obstáculo donde pueda guarecerse,
hasta que la mente, agotada y traspuesta,
concede una mínima cordura,
suficiente para apaciguar la boca,
el delirio y la violencia,
y el alma.
Más no lo entiendo,
debiéramos ser íntimos,
compartimos todo, durante tanto tiempo.
Yo…,
…yo le abro mi vida, mi mente,
mi cuerpo y hasta le desangro el alma.
No sé qué más hacer,
no me escondo, ni le maltrato, ni tan siquiera callo.
Le cuento mis intimidades, mis inquietudes,
y hasta la pereza de mi desasosiego,
pero él calla, no dice nada,
es como si ignorara que ambos somos iguales,
que él me necesita como yo a él,
que no hay luz que nos ilumine,
ni placidez que nos alimente,
y que aunque él no posea mente
la mía es incapaz de hilvanar algo sensato
y de escucharle en los instantes enfermizos.
Y en ello continuo,
con la ignorancia de saber que está ahí
y no entender el motivo
de su falta de comunicación,
imaginando que en algún instante se mostrará
y que ese instante no sea demasiado tardío.
Al fin y al cabo,
mi mente hace tiempo que desterró la cordura
y mi cabeza tan solo se mueve
entre los golpes de visión de éstas paredes húmedas
y la vaga compañía de mi callado amigo silencio.
-------------------------------------------------------------------------------
HORA DE VISITAS
El otoño de pronto, disfrazó sus gajos
y hubo un breve verano descendido
desde algún lugar
-en principio-
hasta sus sienes.
Las imágenes no les eran necesarias,
o tal vez sí,
pero no vinieron.
¿Para qué querría él, los colores,
en un océano de telas blancas?
¿Qué notas inventaría el destino
que superaran las que a su mente,
en goteos incesantes,
arribaban?
Ni siquiera hubo mueca de quejido
por el ardor
invadiéndole la espalda...
Él prefirió evadirse de ese espacio
donde era y no.
Se imaginó en un barco
que de a ratos,
fue un tren chirriante y sin descansos;
en otros,
fue escalera larga,
la de pintar los puentes,
misma que temblaba su valor
bajo el sol
en las titánicas obras vistas por pocos
(pequeñas batallas ganadas,
jamás reconocidas)...
Él sabía que su enero,
-el que tanto temió
y alguna vez buscó-
estaba interrumpiendo junio.
No se angustió.
El miedo
-que tiene un poco de gusto a sal-
hizo amagos de asomarse
por el balcón de sus ojos,
como quien mira el abismo
antes de saltar.
Pero ya llegaban los hijos
y los nietos...
¡Hora de visitas!
No está permitido llorar.
Extendió su mano derecha
y del cajón de la mesita
-ocasional custodio de la magia-
tomó su nariz de payaso,
se la colocó
y aún sin que acudieran imágenes
pero con todo el enero anunciado
paseando ya por sus venas,
ensayó su mejor sonrisa
y esperó
a todos...
Ahora
desde la eternidad.