3 poemas de Marius Gabureanu

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Luis M
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3 poemas de Marius Gabureanu

Mensaje sin leer por Luis M »

"Carta a Naybe"

Me quedan cinco minutos para el café
y moler varias muertes que de noche se han agrupado en mi cráneo.
Una maleta de herramientas nombra
lo que hace tiempo dejé de torturar: las piedras.
Me quedan cuatro minutos ya, y voy moliendo a la segunda
hecha de callos alargados
como una frontera cuya razón está olvidada.
Muevo con la cuchara las negras esferas de esclavitud.
Amor, aquí ha muerto gente, en los sorbos.
Me has dicho que el café colombiano es de los mejores
y que eras para siempre.
Me convenzo
de que las dos verdades, mezcladas, son una amarga hipocresía.
Me quedan un minuto y Tú
y en la taza príncipes de la escoria luchan por el trono.
En los bolsillos hay recuerdos que suenan a dinero
y otros pocos son de mi madre.
Tal vez te despiertes más tarde. Tal vez nuestra hija tiene un sueño
acerca de sus deditos.
Ya no te quiero, bien sabes
que la pintura roja que elegiste para la casa
y los maderos rojos del piso
eran para que nadie observe que nuestras sombras estaban sangrando.
A ella dile que no hay más respuestas al silencio interrogante
con el que no dejo de ser presente en su vida.
Dile eso, amor, que los padres no son cosa permanente
y ponle ejemplo los leones que devoran a sus cachorros.
Me queda un minuto y Tú. Ya no te quiero, no ahora
y ahora es todo lo que tengo.
Estoy seguro que has encendido la tele.
Nuestra hija desayuna mientras los leones cazan a sus crías.
En su retina brilla un germen de olvido por primera vez
y mucha crueldad,
algo que empiezo a ser sin posibilidad de luchar contra ello.
Las trenzas de su cabello tocan mi alma al suelo,
todavía al suelo, allí donde empecé a probar el gusto de la muerte
en la persona amada.
Las trenzas de su cabello acarician mi alma y me conversan sus deditos,
me dicen que mientras haya uñas en su carne
siempre estaré a salvo del olvido. Y yo los creo
y termino el café y muelo
poemas y tabaco.
Por la ventana entra aire fresco de Holanda y Argentina y España. Entran serafines

y les enseño hablar ingles.
I love you, se dice i love you.

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"Louie"

Las prostitutas decían que era un chico bueno.
Yo no querría sexo, sólo escarbar dentro de sus maquillajes
alguna ruina de lágrimas.
Los muslos de la venganza petrificados en mis manos. Eso era.
Cada minifalda tiene su propio poema, y a veces es martes.
Es martes porque tengo que llamar a Louie.
Le da vergüenza mostrarse desnuda
así que va al baño. Dios está en las griferías, me dice,
corriendo como agua sucia por mis venas.
Louie, y tú
que sabes recitar el desencanto
como si fuera la parte más volátil de la palabra
dime si encuentras el placer verdadero
en las drogas de la noche.
Yo sí.
Hoy mismo
han vuelto a ser pájaros los hombros de la miseria.
Se han encadenado a una inercia degollada
y han vestido la primera estirpe del sonido
ubicado en tu vientre como un niño hecho de termitas.
Hay un cementerio de las águilas clonado por tu llanto.

Dime, Louie, ¿ por qué el nácar escondido en tus labios
se parece a un sueño de la arrogancia,
por qué vuelven las huidas a abrazar un cuerpo
iluminado por las estrellas del cáncer?
... Ella no responde, tal vez no es martes.

___________

"En esta cuenca sangrando"

Estoy en el metro, catapultado por las razones más ebrias
que normalmente me llevan a una tumba desconocida.
No sé si es comodidad o capricho
eso de arrancarme los huesos cada viernes,
tal vez estoy pensando en tu manera de besarme
con agudeza y restringirme el acceso a aquellas partes de tu cuerpo
reservadas a un grupo de alta clase de insomnios
que te hacen vibrar como alas de libélula.
Bien dijiste que el amor eran dos libélulas suicidas,
pero nunca conté las veces en que nos amábamos como el humo ama suplir las oquedades.
Por ese túnel de la pobreza
la vida retrocede en pijamas.
Entre la gente que me acompaña, algunos mortales.
Sostener una revista sin hojear sus páginas
mientras una voz robótica anuncia las estaciones
es parte de la pesadumbre de un reloj de amaneceres sin vientre.
Yo, como siempre,
presto mis globos oculares
a una bombilla,
voluntariamente me quedo ciego,
no voy a predecir el espasmo
interno que no ha pasado la prueba de ortigas de las lágrimas..
Alguien viene con una idea, es un juego absurdo.
Parecemos todos amigos en el vagón.
Es un espacio restringido a las almas perdidas
y las sillas de cuero evocan su pasado.
Me ofrezco a romper el hielo
porque sé que mi sombra se entretiene
entre los raíles.
Los demás sacan, de sus bolsas de compras,
de sus maletines de abogado,
y de las canastas de diva, gatos con garras afiladas, cucharas de plata, lápices de oro.
La gente me aplaude
porque a manos vacías
elijo quitarme un ojo.
Amor, en esta cuenca sangrando
aún sobrevives.

__________
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