El lector

Aquí tendrán cabida discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario: técnica, oficio, valores poéticos, etc.
Ignacio Mincholed
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El lector

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

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Con frecuencia decimos cosas como «este tomate no sabe a nada» pero lo consumimos y nos conformamos. Y es cierto, encontrar un tomate que nos satisfaga no es muy frecuente. Nos hemos acostumbrado a los tomates insulsos. De vez en cuando, entre las variedades disponibles, encontramos uno que realmente sabe a tomate. Sucede algo parecido en la literatura, en la poesía y en el arte en general. La creatividad recurre a la creatividad, a lo creado, buscando la cepa de origen que en un momento determinado dio frutos espléndidos. Pero la creatividad no se caracteriza por producir estándares, no es una cepa común a todos los autores que garantice una réplica producto tras producto con resultados excelentes. Está sujeta a infinitas variables y en consecuencia produce infinitas variedades. Tampoco es extensible a todos los lectores. El lector debería ser igualmente creativo ante lo que se le presenta para poder conjugar, extraer, lo máximo posible de la experiencia.

El consumidor habitual de tomates es exigente, igual que lo es el consumidor habitual de textos de poesía; o sea, el lector.
El consumidor ocasional de tomates queda generalmente satisfecho a poco que el tomate no sepa a puerro. Pierde de alguna manera el aspecto crítico y se conforma. Algo similar ocurre con el lector ocasional que no ha conformado todavía sus aspiraciones y expectativas, o con el lector conformista ante lo que se le ofrece. Sucede todo lo contrario con el lector habitual, regular, el lector persistente que busca el «tomate excelente» entre las variedades, de modo que mantiene activo su espíritu crítico y no se conforma de buenas a primeras con lo que se le presenta. Un lector que de forma deliberada busca causas que produzcan efectos críticos de los que pueda extraer conclusiones y proyecciones, en sus muy distintas variantes, a través de lo que percibe e interpreta. Esos efectos críticos son los que conforman el tamiz que atrapa o no la sustancia de lo propuesto. A menor efecto crítico mayor tamaño de la trama del tamiz, por lo cual, el filtrado dejará pasar lo sustancial confundido con lo trivial.

En buena medida, la satisfacción del lector es resultante de sus experiencias y de las expectativas que sus inquietudes y aspiraciones han formado en él. Si somos consumidores de hamburguesas de burger no esperamos nada más allá de lo que se nos ofrece y conocemos; por lo tanto quedamos satisfechos ya que nuestras aspiraciones están en paralelo con la oferta, sabe a lo que sabe, a lo que esperamos. Pero, si pedimos un steak tartar nuestras aspiraciones y expectativas aumentan así como aumenta nuestro nivel crítico en espera de que la oferta supere lo previsto, o al menos que cumpla con lo que se le supone. Lo lamentable es cuando se hace realidad la vieja frase de gato por liebre. Es frustrante, hasta hacerse costumbre, encontrar tanto gato entre tan poca liebre. Pero también es cierto que hay mucho consumidor/lector satisfecho con el gato.

Entonces, ¿qué podemos exigir al autor si escasamente somos lectores capaces de distinguir el gato de la liebre? Los lectores somos los responsables del tipo de escritor que conformamos en nuestro ideario. ¿Qué espera el lector de un autor? En el caso de la poesía la respuesta más común es «que me emocione». Respuesta tan ambigua como insuficiente. El lector debe preguntarse qué espera al leer a un autor. No encontrará en Espronceda la profundidad de pensamiento de Quevedo. Si lo espera quedará defraudado. Se puede decir que el lector hace autores a su medida. Así pues, no es raro encontrarnos con pareceres sobre obras que nos pueden resultar loas exageradas y hasta incomprensibles pero que a fin de cuentas están en consonancia con lo que el lector espera; siendo cada cual un lector en función de sus propias expectativas.

No hay nada que pueda agradecer más un autor que un lector cuyas expectativas discurran en paralelo a las experiencias que el autor presenta. Si además, el lector, ve superadas sus expectativas y llega a conformar una nueva vía en su pensamiento; el autor ha cumplido con creces su labor. Posiblemente ni todos los autores son para todos los lectores ni todos los lectores son para todos los autores.

Difícilmente un autor podrá aportar en sus propuestas un alcance de interés si no es lector. Y entendamos aquí lector bajo el prisma de alguien que accede al conocimiento a través de experiencias trasmitidas por otros además del fruto de las propias. El lector conforma su conocimiento a través de lo social y lo cultural desde todas las formas de expresión. La literatura, el teatro, la fotografía, el cine y en definitiva las manifestaciones del Arte las Humanidades y las Ciencias expresadas en cualquier soporte.

El autor contribuye a formar al lector tanto como el lector contribuye a formar al autor; por consiguiente, a mejores lectores mejores autores, y, a mejores autores mejores lectores. Un lector poco exigente en sus expectativas dará paso a un autor de escasa relevancia por el mero hecho de su conformidad.

El lector, en la medida de sus expectativas, debería ser crítico consigo mismo antes que con el autor. Sucederá que el lector convertido en autor proyectará, en la medida de sus posibilidades y aspiraciones, el grado de expectativas que como lector haya configurado en su imaginario. Esta crítica de lector elevará, en lo posible, el interés de sus propuestas como autor.

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Óscar Distéfano
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Re: El lector

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Tras una lectura a vuelo de pájaro destaco la claridad de la idea expuesta. Esa comparación del tomate me ha parecido admirable. Yo, como lector, lo que siempre busco de un poema es que me cambie, que logre transformar algo de mi estructura psíquica, que logre crear una línea de un antes y un después en mí, que me sienta evolucionado como persona. He sentido este cambio en novelas, en filmes, en poemas, y en toda manifestación artística. Y creo que no es comparable con los cambios que el ser experimenta ante la ciencia, la religión o la filosofía. Más allá del estado puramente mental me refiero al sobrecogimiento que se experimenta ante una genuina obra de arte.
Creo que volveré a este texto, porque tengo la impresión de que apenas he podido entrever la enorme riqueza de su contenido; y, quizás también, me hayan nacido larvas de una contracrítica en algunos aspectos.

Un abrazo, amigo Ignacio.
Óscar


La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.



http://www.elbuscadordehumos.blogspot.com/
Ignacio Mincholed
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Re: El lector

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Óscar Distéfano escribió:Tras una lectura a vuelo de pájaro destaco la claridad de la idea expuesta. Esa comparación del tomate me ha parecido admirable. Yo, como lector, lo que siempre busco de un poema es que me cambie, que logre transformar algo de mi estructura psíquica, que logre crear una línea de un antes y un después en mí, que me sienta evolucionado como persona. He sentido este cambio en novelas, en filmes, en poemas, y en toda manifestación artística. Y creo que no es comparable con los cambios que el ser experimenta ante la ciencia, la religión o la filosofía. Más allá del estado puramente mental me refiero al sobrecogimiento que se experimenta ante una genuina obra de arte.
Creo que volveré a este texto, porque tengo la impresión de que apenas he podido entrever la enorme riqueza de su contenido; y, quizás también, me hayan nacido larvas de una contracrítica en algunos aspectos.

Un abrazo, amigo Ignacio.
Óscar
Gracias, Óscar, por el comentario y tus impresiones.

Un fuerte abrazo.
Ignacio
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Marius Gabureanu
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Re: El lector

Mensaje sin leer por Marius Gabureanu »

Hola, Ignacio. Me ha parecido inquietante el titulo, y entré. Estoy de acuerdo con todo lo que dijiste. La única queja que pongo, es de la analogía del tomate, eso me quita un poco el placer de seguir el hilo argumental, percibo una mayor preocupación tuya por hacernos visualizar que por entender la idea, y esa fijación, la del tomate, de repente se ramifica a las hamburguesas, y ya cuando llegamos al steak tartar nos damos cuenta que tus gustos son tus gustos, que más bien el texto parece concebido desde un trono de sabiduria y descodificado excesivamente.Y siempre dandole allí, con la ceguera de uno y otro, gato y liebre, lectores y autores, Espronceda y Quevedo. Repito, la intención del texto me parece muy sana, y me uno a casi todas sus conclusiones, pero no era necesario bajar tantos peldaños, amigo Ignacio... y ya que me he contagiado, diré que a veces hay mas poesía en un tomate que en los poemas, eso sí.( no me excluyo).
Espero que mi respuesta te caiga bien, que la aguantes, lo mismo que hice yo, desde una doble posición, de lector y autor. Abrazos.
Ignacio Mincholed
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Re: El lector

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Marius Gabureanu escribió:Hola, Ignacio. Me ha parecido inquietante el titulo, y entré. Estoy de acuerdo con todo lo que dijiste. La única queja que pongo, es de la analogía del tomate, eso me quita un poco el placer de seguir el hilo argumental, percibo una mayor preocupación tuya por hacernos visualizar que por entender la idea, y esa fijación, la del tomate, de repente se ramifica a las hamburguesas, y ya cuando llegamos al steak tartar nos damos cuenta que tus gustos son tus gustos, que más bien el texto parece concebido desde un trono de sabiduria y descodificado excesivamente.Y siempre dandole allí, con la ceguera de uno y otro, gato y liebre, lectores y autores, Espronceda y Quevedo. Repito, la intención del texto me parece muy sana, y me uno a casi todas sus conclusiones, pero no era necesario bajar tantos peldaños, amigo Ignacio... y ya que me he contagiado, diré que a veces hay mas poesía en un tomate que en los poemas, eso sí.( no me excluyo).
Espero que mi respuesta te caiga bien, que la aguantes, lo mismo que hice yo, desde una doble posición, de lector y autor. Abrazos.
Saludos Marius.

Bueno, la idea es sencilla pero parece ser que debe ser complejo ponerla en práctica.
Nos quejamos del tomate, pero desconocemos el mundo del tomate.
Y, trono de sabiduría, eso; mejor para Salomón. Yo solo venía del supermercado fascinado por los tomates.

Gracias por el comentario y un abrazo.
Ignacio
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Josefa A. Sánchez
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Registrado: Mar, 27 Nov 2007 21:33
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Re: El lector

Mensaje sin leer por Josefa A. Sánchez »

Pues será que lo mío es la cocina, porque he asimilado muy bien los tomates -de Mazarrón-, la liebre y el steak-tartar.
En esta época nuestra de precuelas, secuelas, remakes, cossovers, espin-offs y demás formas de explotar hasta la nausea una idea original o darnos recocida la comida de ayer, de hace evidente la necesidad de educar al lector/espectador, para hacerlo más exigente con lo que consume e incorpora en su cuerpo o su mente, para obligar al autor a serlo también.
Bueno, pues eso.
Un abrazo...
Pepa
Prefiero ser verbal
y no adjetiva.
Perfecta ¿para qué?
si no es amandote.
Ignacio Mincholed
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Registrado: Lun, 11 May 2009 18:31

Re: El lector

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Josefa A. Sánchez escribió:Pues será que lo mío es la cocina, porque he asimilado muy bien los tomates -de Mazarrón-, la liebre y el steak-tartar.
En esta época nuestra de precuelas, secuelas, remakes, cossovers, espin-offs y demás formas de explotar hasta la nausea una idea original o darnos recocida la comida de ayer, de hace evidente la necesidad de educar al lector/espectador, para hacerlo más exigente con lo que consume e incorpora en su cuerpo o su mente, para obligar al autor a serlo también.
Bueno, pues eso.
Un abrazo...
Pepa
¡Venga esa liebre con chocolate! Sonrío.
Gracias por la nota, Pepa. Un abrazo.
Ignacio
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