Recomendaciones para un buen coloquio o debate
Publicado: Sab, 20 Jun 2015 2:50
Estimados(as) poetas, considerando el interés por debatir de muchos compañeros(as) y el de otros por aprender de éstos debates formales e informales y coloquios, me parece prudente proponer algunas pautas necesarias para que prevalezca, en la medida de lo posible, la razón. Espero que otros aportes enriquezcan el tema, para que el foro de debates nos sirva a todos en lugar de provocar enemistades.
En este tipo de coloquios públicos sobre temas a veces controversiales, y sobre los cuales no debe haber posiciones definitivas porque no se aplica un rigor científico, las conclusiones tampoco serán definitivas, y mucho menos irrefutables. Por lo tanto los participantes deben saber que encontrarán enfoques antagónicos, más o menos razonados y razonables, y con o sin sustento teórico. Así las cosas, es inadmisible la confrontación personal, y sobre todo las descalificaciones que sólo generan resentimientos y divisiones que se oponen al propósito que nos ocupa a todos: el aprendizaje.
Pues bien, si existe entre un grupo de personas la mejor voluntad de debatir, de exponer, enseñar o corregir posiciones se deben considerar ciertos asuntos básicos para que la exposición de ideas no sea algo completamente infructífero:
- Sustentar los argumentos y las objeciones con ideas claras y coherentes, y ojalá con teoría válida respecto al tema y aprobada por especialistas, por procesos históricos, y/o grupos orientados que investigan nuevos matices y perspectivas del tema. Las opiniones meramente personales e independientes deben ser señaladas como tales por cada participante, pues su validez en las probables conclusiones no debe sobrepasar su importancia.
- Evitar en la medida de lo posible, que el gusto o disgusto se convierta en caballo de batalla y mucho menos en argumento definitivo. Posiciones de este calibre reducen la conversación a una confrontación entre personas y no entre ideas.
- Utilizar argumentos lógicos racionales para sustentar las posiciones y no falacias. Los argumentos lógicos pueden ser por signos que conducen a una posible conclusión, por ejemplo: A Luis le gusta mucho la velocidad y es muy imprudente en el manejo. Es posible que tenga un accidente. Los nexos causales son otra forma de argumentar razonablemente. En este caso las causas se presentan como las que provocan la conclusión, por ejemplo: Alimentarse sanamente ayuda al bienestar general y al control de ciertas enfermedades que afectan nuestra sociedad. Aliméntese bien por su vida. También tenemos los argumentos analógicos que establecen el razonamiento en base a la existencia de atributos semejantes entre cosas diferentes. Por ejemplo: Debe haber una preocupación permanente por el medio ambiente como por el cuerpo. Si el cuerpo está bien cuidado nos deparará beneficios en todas las áreas de la vida. Por último existen los argumentos lógicos por generalización que establece por medio de una cantidad importante de casos similares la generalización de una tesis, por ejemplo: de la suma de 1+1=2, 3+5=8, 5+5=10, 7+9=16…, podemos concluir que la suma de dos números impares es un número par. Claro está que para afirmar rotundamente “siempre es un número par” debe haber una demostración compleja, pero que si se omite debemos advertir que su valor no es más, que el de un argumento basado en la observación de algunos casos.
- Por supuesto, la conclusión debe ser apoyada por suficiente material y cada premisa debe estar relacionada con la conclusión, sino el argumento es considerado una falacia. Un ejemplo de falacia: Mi abuela murió de apendicitis. La apendicitis es cien por ciento mortal (El desconocimiento de otros casos, no hace que la argumentación sea verdadera. Obviamente la cantidad de casos es totalmente insuficiente).
Un coloquio ayuda al desarrollo de la capacidad de escuchar, razonar y pensar críticamente, así como a estructurar bien las ideas y a expresar éstas como una respuesta rápida y efectiva. Ayuda también a depurar el pensamiento propio, y a corregir el mismo, ejerciendo el acto de humildad que tanto se nos dificulta a los humanos, y que eludimos con argumentos falaces, para no aceptar que “no todo lo que no entendemos carece de coherencia o significado”.
Un gran abrazo amigos(as).
En este tipo de coloquios públicos sobre temas a veces controversiales, y sobre los cuales no debe haber posiciones definitivas porque no se aplica un rigor científico, las conclusiones tampoco serán definitivas, y mucho menos irrefutables. Por lo tanto los participantes deben saber que encontrarán enfoques antagónicos, más o menos razonados y razonables, y con o sin sustento teórico. Así las cosas, es inadmisible la confrontación personal, y sobre todo las descalificaciones que sólo generan resentimientos y divisiones que se oponen al propósito que nos ocupa a todos: el aprendizaje.
Pues bien, si existe entre un grupo de personas la mejor voluntad de debatir, de exponer, enseñar o corregir posiciones se deben considerar ciertos asuntos básicos para que la exposición de ideas no sea algo completamente infructífero:
- Sustentar los argumentos y las objeciones con ideas claras y coherentes, y ojalá con teoría válida respecto al tema y aprobada por especialistas, por procesos históricos, y/o grupos orientados que investigan nuevos matices y perspectivas del tema. Las opiniones meramente personales e independientes deben ser señaladas como tales por cada participante, pues su validez en las probables conclusiones no debe sobrepasar su importancia.
- Evitar en la medida de lo posible, que el gusto o disgusto se convierta en caballo de batalla y mucho menos en argumento definitivo. Posiciones de este calibre reducen la conversación a una confrontación entre personas y no entre ideas.
- Utilizar argumentos lógicos racionales para sustentar las posiciones y no falacias. Los argumentos lógicos pueden ser por signos que conducen a una posible conclusión, por ejemplo: A Luis le gusta mucho la velocidad y es muy imprudente en el manejo. Es posible que tenga un accidente. Los nexos causales son otra forma de argumentar razonablemente. En este caso las causas se presentan como las que provocan la conclusión, por ejemplo: Alimentarse sanamente ayuda al bienestar general y al control de ciertas enfermedades que afectan nuestra sociedad. Aliméntese bien por su vida. También tenemos los argumentos analógicos que establecen el razonamiento en base a la existencia de atributos semejantes entre cosas diferentes. Por ejemplo: Debe haber una preocupación permanente por el medio ambiente como por el cuerpo. Si el cuerpo está bien cuidado nos deparará beneficios en todas las áreas de la vida. Por último existen los argumentos lógicos por generalización que establece por medio de una cantidad importante de casos similares la generalización de una tesis, por ejemplo: de la suma de 1+1=2, 3+5=8, 5+5=10, 7+9=16…, podemos concluir que la suma de dos números impares es un número par. Claro está que para afirmar rotundamente “siempre es un número par” debe haber una demostración compleja, pero que si se omite debemos advertir que su valor no es más, que el de un argumento basado en la observación de algunos casos.
- Por supuesto, la conclusión debe ser apoyada por suficiente material y cada premisa debe estar relacionada con la conclusión, sino el argumento es considerado una falacia. Un ejemplo de falacia: Mi abuela murió de apendicitis. La apendicitis es cien por ciento mortal (El desconocimiento de otros casos, no hace que la argumentación sea verdadera. Obviamente la cantidad de casos es totalmente insuficiente).
Un coloquio ayuda al desarrollo de la capacidad de escuchar, razonar y pensar críticamente, así como a estructurar bien las ideas y a expresar éstas como una respuesta rápida y efectiva. Ayuda también a depurar el pensamiento propio, y a corregir el mismo, ejerciendo el acto de humildad que tanto se nos dificulta a los humanos, y que eludimos con argumentos falaces, para no aceptar que “no todo lo que no entendemos carece de coherencia o significado”.
Un gran abrazo amigos(as).