En un hospital, los bostezos
está muy bien. toma un tema que surge con un instante de lucidez incómoda para construir el poema desde cero. sin herencias, sin facilidades. el momento puro deconstruído, evitando las descripciones, evitando que el que lee se salga de la sensación y así se haga real. saludos
"nada es posible, pese a todo, sin el poema,
sin el poema que rejunte una a una las migajas"
Alberto Szpunberg
sin el poema que rejunte una a una las migajas"
Alberto Szpunberg
Nésthor Olalla escribió:"un diluvio de párpados suspende el tiempo"
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Entre otras de las potentes imágenes que proyectas en tus letras me ha llegado de manera espacial ésta.
Me ha gustado mucho tu "deriva" expositiva, hermano.
Con placer.
Me alegra que así sea, Nesthor. Muchas gracias por detenerte a decírmelo.
Un gran abrazo.
Ramón Carballal escribió:Unos versos que, como dicen los compañeros, impactan. Creo que con ello consigues dar una fuerza mayor a la denuncia. Se están cargando los servicios públicos tan esenciales como la sanidad, resulta estremecedor, por ejemplo, pasarse por las urgencias de un hospital. Mi felicitación por este poema y un abrazo.
Muchas gracias, tocayo y sí, tienes mucha razón en lo que dices. Me alegra saber que te gustó el poema.
Un abrazo.
Re: re: En un hospital, los bostezos
Quinteño de Greda escribió:Ramón. leyendo tu poema, refuerzo mi teoría de que todo se le puede sacar punta poética.
Me quedo con dos versos, a cambio de un abrazo.
Ante el advenimiento de voces sirenias
atados a bancadas de un trirreme manco
Quinteño, disculpa mi tardanza al contestar, pero llevo un tiempo entrando menos al foro por estar excesivamente atareado. Te agradezco el comentario, generoso como es habitual en tí.
Un abrazo.
Re: En un hospital, los bostezos
Hallie Hernández Alfaro escribió:En un hospital, los bostezos
absorben el dolor.
Piernas enredadas
se espacen por el gres,
más propias de fluidos que de cuerpos.
Brazos escarpados, puños como acrópolis, girasoles sin luz,
el sudor crepita .
Ante el advenimiento de voces sirenias
atados a bancadas de un trirreme manco
un diluvio de párpados suspende el tiempo. Reverencias y ovación.
¡Dios, qué complicidad
hay en la sincronía de sus iris!
Son moscas implorándole al cristal una fractura. Una incisión eminente en el locus del alma.
Húmedos, los cráneos se mueven como títeres.
Juega el aire al frontón y los niños trepan por cucañas.
¡Dios, qué pocas puertas hay,
qué pocas puertas!Estos versos gravitan sobre la conciencia poética. Se pliegan a los muros del ser.
Magistral la fuerza y bárbara la magnitud lírica. Todo el poema se vacía ante los ojos sin clemencia. Ramón, has llevado a término un grandioso trabajo.
Aplausos que se escuchen en la casa del poeta.
Abrazos.
Hallie, desde luego tu generosidad no conoce límites. Muchísimas gracias por construir este comentario que realmente me resulta motivador.
Un abrazo fuerte.
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- Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20
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