Editorial Alaire

^{The Dream is over
(John Lennon, en "God")}


Hace años ardieron las ramas de sauce
a las que con frecuencia el viento acariciaba.
Algunas promesas me eludieron,
el resto simplemente se extraviaron.
¿Y qué,
si las cenizas, la esperanza,
podían revivir algunas veces
al pulsar sobre mis poros la música sus dedos?

Pero esta tarde,
tan rápido,
apenas cuatro sílabas,
he sentido extenderse sobre el pecho
un sudario de voz aguda y dulce.

Estremecido por la opresión de un turbante
enrollado al reverso de la piel de mi cabeza,
me he entregado al mecanismo místico del llanto,
de ese llorar inaudible que sucede
cuando el daño se te pierde por dentro
y rueda, como un ovillo, por tu red de pasajes,
de venas y escondrijos:
el dolor se vuelve sangre,
la sangre pesadumbre.

El sueño ha terminado,
pero yo fui un resto fiel,
cofrade solitario,
propina inacabable,
pellejo de un tambor
golpeado hasta la amnesia.

El sueño ha terminado
pero tras el cristal la noche sigue siendo.

¡Qué triste pero qué hermoso! Rueda la decepción por tus adentros y se come tus sueños. Menos mal que los días nos recuperan, y así te lo deseo de corazón. Me gustó el poema
Abrazos
Pilar

Vaya preciosidad, Juan! Todo el poema es refugio y verdad onírica.

Enhorabuena y aplausos muchos!!!


Un abrazo fuerte,

Hallie

Pilar Morte escribió:¡Qué triste pero qué hermoso! Rueda la decepción por tus adentros y se come tus sueños. Menos mal que los días nos recuperan, y así te lo deseo de corazón. Me gustó el poema
Abrazos
Pilar

Muchas gracias, Pilar, por la fiel amabilidad con la que siempre has tratado mis torpes intentos de escribir poemas. Me alegra saber que te gustó y me anima a no cejar en el empeño.

Un abrazo.

Juan Fionello escribió: ^{Dream is over
(John Lennon, en "God")}


Hace años ardieron las ramas de sauce
a las que con frecuencia el viento acariciaba.
Algunas promesas me eludieron,
el resto simplemente se extraviaron.
¿Y qué,
si las cenizas, la esperanza,
podían revivir algunas veces
al pulsar sobre mis poros los dedos de la música?

Pero esta tarde,
tan rápido,
apenas cuatro sílabas,
he sentido extenderse sobre el pecho
un sudario de voz aguda y dulce.

Estremecido por la opresión de un turbante
enrollado al reverso de la piel de mi cabeza,
me he entregado al mecanismo místico del llanto,
de ese llorar inaudible que sucede
cuando el daño se te pierde por dentro
y rueda, como un ovillo, por tu red de pasajes,
de venas y escondrijos:
el dolor se vuelve sangre,
la sangre pesadumbre.

El sueño ha terminado,
pero yo fui un resto fiel,
cofrade solitario,
propina inacabable,
pellejo de un tambor
golpeado hasta la amnesia.

El sueño ha terminado
pero tras el cristal la noche sigue siendo.

Juan Fionello, tu poema late en la selva a otro corazon que escucha desde lejos, comunica en modo sublime, una musica interior, tu poesia es sangre. Con admiracion y respeto,
E. R. Aristy

Es un poema triste pero no quiero ver en él la expresión de la derrota. La vida, supongo, es una eterna perdida de muchas cosas pero sobre todo de ilusiones. El único remedio posible ante la melancolía es crear una nueva ilusión aunque sepamos que al hacerlo volveremos a vivir una nueva mentira. Unos versos muy bien escritos, como es habitual en tu excelente obra. Un abrazo.

Es un poemazo Juán, una hermosa tristeza enmarcada entre los pensamientos de un genio como Lennon.

Los dos últimos versos son brutales.

Un abrazo.

Hace años ardieron las ramas de sauce
a las que con frecuencia el viento acariciaba.
Algunas promesas me eludieron,
el resto simplemente se extraviaron.
¿Y qué,
si las cenizas, la esperanza,
podían revivir algunas veces
al pulsar sobre mis poros los dedos de la música?

Pero esta tarde,
tan rápido,
apenas cuatro sílabas,
he sentido extenderse sobre el pecho
un sudario de voz aguda y dulce.

Estremecido por la opresión de un turbante
enrollado al reverso de la piel de mi cabeza,
me he entregado al mecanismo místico del llanto,
de ese llorar inaudible que sucede
cuando el daño se te pierde por dentro
y rueda, como un ovillo, por tu red de pasajes,
de venas y escondrijos:
el dolor se vuelve sangre,
la sangre pesadumbre.

El sueño ha terminado,
pero yo fui un resto fiel,
cofrade solitario,
propina inacabable,
pellejo de un tambor
golpeado hasta la amnesia.

El sueño ha terminado
pero tras el cristal la noche sigue siendo.

………………………………………………………………………..
Después de la decepción, melancolía en un sueño sin memoria, cuando todo lo prometido nos parece breve, melancolía porque todo es nada y nada es el olvido que nos aparece.
Melancolía si el deber nos llama, si la percusión no quiere. Melancolía el ritmo que marca las horas de las noches que eluden morir por el Este.

El trabajo, amigo Juan, me parece hermoso y, como dice Ramón, bien escrito. Hay pulcritud. Se palpa esa rememoración de los sueños rotos; el poeta se da, todo él, luego, la transmisión está asegurada.

Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema, es hermoso.
Un cordial abrazo.

Juan Fionello escribió: ^{The Dream is over
(John Lennon, en "God")}


Hace años ardieron las ramas de sauce
a las que con frecuencia el viento acariciaba.
Algunas promesas me eludieron,
el resto simplemente se extraviaron.
¿Y qué,
si las cenizas, la esperanza,
podían revivir algunas veces
al pulsar sobre mis poros los dedos de la música?

Pero esta tarde,
tan rápido,
apenas cuatro sílabas,
he sentido extenderse sobre el pecho
un sudario de voz aguda y dulce.

Estremecido por la opresión de un turbante
enrollado al reverso de la piel de mi cabeza,
me he entregado al mecanismo místico del llanto,
de ese llorar inaudible que sucede
cuando el daño se te pierde por dentro
y rueda, como un ovillo, por tu red de pasajes,
de venas y escondrijos:
el dolor se vuelve sangre,
la sangre pesadumbre.

El sueño ha terminado,
pero yo fui un resto fiel,
cofrade solitario,
propina inacabable,
pellejo de un tambor
golpeado hasta la amnesia.

El sueño ha terminado
pero tras el cristal la noche sigue siendo.

Un poema hermoso... aunque roce la melancolía. Mi felicitación más sincera.
BEGOÑA.

Una historia muy humana, como lo es la tristeza, desgranada con tu voz personal e inmensamente lírica. Un placer transitar tus versos.
Un abrazo.
Pepa

Estremecido por la opresión de un turbante
enrollado al reverso de la piel de mi cabeza,
me he entregado al mecanismo místico del llanto,
de ese llorar inaudible que sucede
cuando el daño se te pierde por dentro
y rueda, como un ovillo, por tu red de pasajes,
de venas y escondrijos:
el dolor se vuelve sangre,
la sangre pesadumbre.

El sueño ha terminado,
pero yo fui un resto fiel,
cofrade solitario,
propina inacabable,
pellejo de un tambor
golpeado hasta la amnesi


Agrega mis felicitación por tu poema, a las de los compañeros.

Un bello poema que deja varios sabores

La melancolia no de ellos


Un abrazo

Hallie Hernández Alfaro escribió:Vaya preciosidad, Juan! Todo el poema es refugio y verdad onírica.

Enhorabuena y aplausos muchos!!!


Un abrazo fuerte,

Hallie

Hallie, tus comentarios tienen la virtud de transmitir euforia y ánimo. Muchas gracias.

Un fuerte abrazo.

Hay versos realmente rotundos, duros, en tu poema, amigo Ramón, como estos,

pellejo de un tambor
golpeado hasta la amnesia.

que encuentro muy inspirados y de gran potencia expresiva, pero, sobre el conjunto, como siempre en tu obra, prevalece un sentido envidiable de la contención, una dosificación emocional, un aparente desapego (que se llama oficio), que permite que el mensaje cale más hondamente en la conciencia del lector.

Un verdadero placer visitar tus obras.

Un abrazo.

Esteban

Un buen poema Juan con un final rotundo. Salud.Pepe Junco

E. R. Aristy escribió:

Juan Fionello escribió: ^{Dream is over
(John Lennon, en "God")}


Hace años ardieron las ramas de sauce
a las que con frecuencia el viento acariciaba.
Algunas promesas me eludieron,
el resto simplemente se extraviaron.
¿Y qué,
si las cenizas, la esperanza,
podían revivir algunas veces
al pulsar sobre mis poros los dedos de la música?

Pero esta tarde,
tan rápido,
apenas cuatro sílabas,
he sentido extenderse sobre el pecho
un sudario de voz aguda y dulce.

Estremecido por la opresión de un turbante
enrollado al reverso de la piel de mi cabeza,
me he entregado al mecanismo místico del llanto,
de ese llorar inaudible que sucede
cuando el daño se te pierde por dentro
y rueda, como un ovillo, por tu red de pasajes,
de venas y escondrijos:
el dolor se vuelve sangre,
la sangre pesadumbre.

El sueño ha terminado,
pero yo fui un resto fiel,
cofrade solitario,
propina inacabable,
pellejo de un tambor
golpeado hasta la amnesia.

El sueño ha terminado
pero tras el cristal la noche sigue siendo.

Juan Fionello, tu poema late en la selva a otro corazon que escucha desde lejos, comunica en modo sublime, una musica interior, tu poesia es sangre. Con admiracion y respeto,
E. R. Aristy

Roxane, normalmente tus comentarios los recibo con ilusión, pero es que este es tan precioso que me ha emocionado. Muchísimas gracias.

Un fuerte abrazo.