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Muchas gracias Ramón por tu generosidad al apreciar el poema. Yo también creo que espabilar conciencias, incluso la mía, en especial la mía, es muy necesario,Ramón Carballal escribió:Demoledor poema en contenido y forma. Una llamada a la conciencia absolutamente necesaria. Mi felicitación y un abrazo.
Luna, sabes cómo te agradezco, y de qué forma tan especial, tu comentario a este poema. Muchas gracias y un abrazo.Luna de Nos escribió:Juan Fionello escribió: Esta mañana, una mujer mendicaba en la vía sacra de mi ciudad. Estaba de pie, con una mano aferrada al cartel en el que explicaba el motivo de su humillación, con la otra a la correa con la que innecesariamente sujetaba a un perro grande, negro, que dormitaba a sus pies. Lloraba desconsoladamente, de forma incontenible, como si no entendiera por qué era ella la que estaba allí. A ella dedico este poema sobre aquellos que podrían explicárselo.
Sorpresa
Contraer un músculo en la cripta del rostro,
raspar el óxido inscrito en los candados,
salir del cuerpo, hacerse gas,
qué gran contribución al hálito del mundo.
Remordimiento
Pardos los escalones descienden,
copulan vuestras manos entre sí
para engendrar el pensamiento oblicuo
de la culpa.
Justificación
Explicaréis entonces, pobres tontos,
cómo y por qué la breve luz
rebota contra la noche que guarda vuestro oro
desde que apadrináis el hambre.
Daño
¿Creíais que esta mujer al verter lágrimas
y extenderlas por su piel como aplicando
el luctuoso maquillaje del bufón,
que la tristeza expuesta de su perro,
fósil en construcción, negra evidencia,
solo imploraba un solar donde erigir su crematorio?
Expiación
Miradla, avergonzaos,
porque ella es parte de vuestra prole remota.
Id solos, debéis penar.
Yo pensaré en vosotros,
acaso os llore.
Hermoso, terrible en su orìgen. La miseria, no es precisamente la que solemos describir...
Suscribo este poema Juan, dirìa que con dolor, un abrazo, Luna.-
Pilar Morte escribió:Me gustó tu poema, Juan, como nos has deslizado por las diferentes fases, hasta llegar a la expiación, buscando la justicia. Un placer
Abrazos
Pilar
Gabriel Vidal escribió:Juan Fionello escribió:Esta mañana, una mujer mendigaba en la vía sacra de mi ciudad. Estaba de pie, con una mano aferrada al cartel en el que explicaba el motivo de su humillación, con la otra a la correa con la que innecesariamente sujetaba a un perro grande, negro, que dormitaba a sus pies. Lloraba desconsoladamente, de forma incontenible, como si no entendiera por qué era ella la que estaba allí. A ella dedico este poema sobre aquellos que podrían explicárselo.
Sorpresa
Contraer un músculo en la cripta del rostro,
raspar el óxido inscrito en los candados,
salir del cuerpo, hacerse gas,
qué gran contribución al hálito del mundo.
Remordimiento
Pardos los escalones descienden,
copulan vuestras manos entre sí
para engendrar el pensamiento oblicuo
de la culpa.
Justificación
Explicaréis entonces, pobres tontos,
cómo y por qué la breve luz
rebota contra la noche que guarda vuestro oro
desde que apadrináis el hambre.
Daño
¿Creíais que esta mujer al verter lágrimas
y extenderlas por su piel como aplicando
el luctuoso maquillaje del bufón,
que la tristeza expuesta de su perro,
fósil en construcción, negra evidencia,
solo imploraba un solar donde erigir su crematorio?
Expiación
Miradla, avergonzaos,
porque ella es parte de vuestra prole remota.
Id solos, debéis penar.
Yo pensaré en vosotros,
acaso os llore.
Un poema duro, muy bien concebido
Un abrazo Gabriel.
Es cierto, el poema nace del dolor, y de la emoción. Me alegra que lo hayas sentido así y te agradezco el comentario, María.Maria Lua escribió:Expiación
Miradla, avergonzaos,
porque ella es parte de vuestra prole remota.
Id solos, debéis penar.
Yo pensaré en vosotros,
acaso os llore.
Dolor, mucho dolor...
Emocionante tu poema,
que me llega por su
dura verdad y por su belleza...
Un beso, querido poeta
Juan...
Maria Lua
No estás tan alejado de la realidad, Joan. Aunque las imágenes que vi y que me hicieron concebir este poema ocurrían en la vida real, todo parecía un escenario, algo insólito, que bien podría haber imaginado un dramaturgo.Tristany Joan Gaspar escribió:Impresionante Juan.
Me he imaginado una obra de teatro.
La escena y el narrador declamando cada parte.
Por desgracia no es teatro, es muy real y tu remueves conciencias con este poema además tan impecablmenete presentado.
Un placer "doloroso" leer un poema como este.
Un fuerte abrazo
Joan
Muchas gracias, Ana. No me puedo detener demasiado a contestarte porque mi hija está a mi lado cogiéndome insistentemente el brazo y dificultándome que toque las teclas adecuadas. Muchas gracias de nuevo y un beso.Ana Muela Sopeña escribió:Impresionante tu poema, Juan.
Cada día tu poética se hace más profunda e implacable.
Bravo
Un beso
Ana
GRacias, colega, me alegra verte en el. Un abrazo.sergio cassarino escribió:Juan, te dejo en mi lectura, un saludo cordial y afectuoso.Sergio.
Me gusta que señales que los monstruos son "nuestros", porque aunque en el poema uso el punto de vista de alguien que nada tiene que ver, un observador justo, la verdad es que yo tengo una parte de la culpa de que la sociedad sea así. Cada vez que callamos, que toleramos, que ocultamos, perpetuamos un estado de las cosas que lleva quizá toda la historia de la humanidad creando infelicidad. Muchas gracias por esta valoración favorable y por un comentario enriquecedor.J. J. M. Ferreiro escribió:Subrayo el comentario de nuestro amigo Julio, verdaderamente impresionante y sin concesiones a la galería, es una reflexión muy lúcida y profunda sobre la hipocresía reinante en la sociedad actual.
La poesía en este caso no es la belleza blanca, es la belleza que se manifiesta como estéticca del dolor y la verdad más dura y descarnada, la que nos enfrenta a nosotros mismos, a nuestros propios monstruos y miserias.
Un abrazo.
Exacto, Rafael. Lo has descrito como es. El punto de vista de un poeta "justiciero", que puede ser el de una sociedad observante. Cuando el poema acaba yo soy tan poco justiciero como cualquiera. Muchas gracias por tu comentario, te lo agradezco sinceramente.Rafel Calle escribió:Impresionante y demoledora denuncia, como dicen los compañeros, pero también poesía hermosa, amigo Juan. Diría que sienta jurisprudencia muy bella. El poeta justiciero que sangra por las vestales indigentes.Juan Fionello escribió: Esta mañana, una mujer mendigaba en la vía sacra de mi ciudad. Estaba de pie, con una mano aferrada al cartel en el que explicaba el motivo de su humillación, con la otra a la correa con la que innecesariamente sujetaba a un perro grande, negro, que dormitaba a sus pies. Lloraba desconsoladamente, de forma incontenible, como si no entendiera por qué era ella la que estaba allí. A ella dedico este poema sobre aquellos que podrían explicárselo.
Sorpresa
Contraer un músculo en la cripta del rostro,
raspar el óxido inscrito en los candados,
salir del cuerpo, hacerse gas,
qué gran contribución al hálito del mundo.
Remordimiento
Pardos los escalones bajan,
copulan vuestras manos entre sí
para engendrar el pensamiento oblicuo
de la culpa.
Justificación
Explicaréis entonces, pobres tontos,
cómo y por qué la breve luz
rebota en la noche que guarda vuestro oro
desde que apadrináis el hambre.
Daño
¿Creíais que esta mujer al verter lágrimas
y extenderlas por su piel como aplicando
el luctuoso maquillaje del bufón,
que la tristeza expuesta de su perro,
fósil en construcción, negra evidencia,
solo imploraba un solar donde erigir su crematorio?
Expiación
Miradla, avergonzaos,
porque ella es parte de vuestra prole remota.
Id solos, debéis penar.
Yo pensaré en vosotros,
acaso os llore.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por tu obra, concluyente como un bellísimo alegato, convincente como la pasión convencida en la defensa de los aminorados.
Un cordial abrazo.
Juan Fionello escribió: Esta mañana, una mujer mendigaba en la vía sacra de mi ciudad. Estaba de pie, con una mano aferrada al cartel en el que explicaba el motivo de su humillación, con la otra a la correa con la que innecesariamente sujetaba a un perro grande, negro, que dormitaba a sus pies. Lloraba desconsoladamente, de forma incontenible, como si no entendiera por qué era ella la que estaba allí. A ella dedico este poema sobre aquellos que podrían explicárselo.
Sorpresa
Contraer un músculo en la cripta del rostro,
raspar el óxido inscrito en los candados,
salir del cuerpo, hacerse gas,
qué gran contribución al hálito del mundo.
Remordimiento
Pardos los escalones bajan,
copulan vuestras manos entre sí
para engendrar el pensamiento oblicuo
de la culpa.
Justificación
Explicaréis entonces, pobres tontos,
cómo y por qué la breve luz
rebota en la noche que guarda vuestro oro
desde que apadrináis el hambre.
Daño
¿Creíais que esta mujer al verter lágrimas
y extenderlas por su piel como aplicando
el luctuoso maquillaje del bufón,
que la tristeza expuesta de su perro,
fósil en construcción, negra evidencia,
solo imploraba un solar donde erigir su crematorio?
Expiación
Miradla, avergonzaos,
porque ella es parte de vuestra prole remota.
Id solos, debéis penar.
Yo pensaré en vosotros,
acaso os llore.
E. R. Aristy escribió:Juan Fionello escribió: Esta mañana, una mujer mendigaba en la vía sacra de mi ciudad. Estaba de pie, con una mano aferrada al cartel en el que explicaba el motivo de su humillación, con la otra a la correa con la que innecesariamente sujetaba a un perro grande, negro, que dormitaba a sus pies. Lloraba desconsoladamente, de forma incontenible, como si no entendiera por qué era ella la que estaba allí. A ella dedico este poema sobre aquellos que podrían explicárselo.
Sorpresa
Contraer un músculo en la cripta del rostro,
raspar el óxido inscrito en los candados,
salir del cuerpo, hacerse gas,
qué gran contribución al hálito del mundo.
Remordimiento
Pardos los escalones bajan,
copulan vuestras manos entre sí
para engendrar el pensamiento oblicuo
de la culpa.
Justificación
Explicaréis entonces, pobres tontos,
cómo y por qué la breve luz
rebota en la noche que guarda vuestro oro
desde que apadrináis el hambre.
Daño
¿Creíais que esta mujer al verter lágrimas
y extenderlas por su piel como aplicando
el luctuoso maquillaje del bufón,
que la tristeza expuesta de su perro,
fósil en construcción, negra evidencia,
solo imploraba un solar donde erigir su crematorio?
Expiación
Miradla, avergonzaos,
porque ella es parte de vuestra prole remota.
Id solos, debéis penar.
Yo pensaré en vosotros,
acaso os llore.
La compasion, que tambien ha sido abusada, aun asi, no hace preguntas, da y se olvida que dio. Tu poema embarca en muchas aguas. Me gusta que implicas que es en vida y en la actualidad que si nos encontramos con alguien "humillado", le tendamos una mano inmediata. Pero tu poema sugiere mas que eso cuando hablas de la sabiduria de la compasion: "porque ella es parte de vuestra prole remota"....me hace recordar un viejo dicho: hoy por ti manana por mi. Ninguno de nosotros estamos exentos de las desgracias. Excelente poema en formato original, te felicito Juan!
Abrazos,
E. R. Aristy
Patricio Robledo escribió:Tremendo y bellísimo poema que he disfrutado hasta el final. Aplausos.