Alma y Gregoriano (Ganador. Autora: Pilar Morte)
Publicado: Lun, 09 Jul 2012 20:40
Me adentro en un concierto
y expulso vanidades
haciendo hueco a la pureza,
mientras la Escolanía modula el Gregoriano
en sus notas más limpias.
Recibo su compás monocorde
que reverbera en las paredes del monasterio
y baña de pasado e infinito
los cráneos más severos.
Algo profundo se hace eco en mi vientre
y resucita la libertad cuando la música se expande
allí donde comienzo y final se unen
en un acuerdo que nos remite al silencio.
Voces y hábitos se engarzan al paso
de un espíritu que rescata
la comunión de los dioses.
Hay algo misterioso y divino
en esa consonancia que empasta las gargantas
en vibración profunda.
Las almas laten y todo se hace uno,
espiritualidad fraterna
para recordar el tiempo en que todo
se hizo evidencia.
Un pálpito interior acuna la palabra,
densidad hecha imagen en doce bocas de agua.
Huyo de la altivez vacía, para dar paso en mi cuerpo
al aliento que cruje en las arterias
cuando se empapan de divinos compases.
Todo puede ser cierto
y comulgo con la música.
El Monasterio, Gregoriano y Almas
ensamblan emociones
mientras fuera de las murallas
gorjea la vanidad y el mundo.
y expulso vanidades
haciendo hueco a la pureza,
mientras la Escolanía modula el Gregoriano
en sus notas más limpias.
Recibo su compás monocorde
que reverbera en las paredes del monasterio
y baña de pasado e infinito
los cráneos más severos.
Algo profundo se hace eco en mi vientre
y resucita la libertad cuando la música se expande
allí donde comienzo y final se unen
en un acuerdo que nos remite al silencio.
Voces y hábitos se engarzan al paso
de un espíritu que rescata
la comunión de los dioses.
Hay algo misterioso y divino
en esa consonancia que empasta las gargantas
en vibración profunda.
Las almas laten y todo se hace uno,
espiritualidad fraterna
para recordar el tiempo en que todo
se hizo evidencia.
Un pálpito interior acuna la palabra,
densidad hecha imagen en doce bocas de agua.
Huyo de la altivez vacía, para dar paso en mi cuerpo
al aliento que cruje en las arterias
cuando se empapan de divinos compases.
Todo puede ser cierto
y comulgo con la música.
El Monasterio, Gregoriano y Almas
ensamblan emociones
mientras fuera de las murallas
gorjea la vanidad y el mundo.