Editorial Alaire

Él o yo, qué más da.
Su vida o la mía.
Es igual.
Su destino o el mío.
Da lo mismo.
No estamos de prestado, porque alguien lo opine.
Desde cuándo existe un principio y un final.
Nosotros? Qué importa eso?
Hacer el bien o el mal.
Bajo qué punto de vista creen que mata el asesino?
Porqué condenar algo que no se sabe a dónde lleva?
Él o yo, qué más da.
Amor, tres cuartos de lo mismo.
El ser humano no tiene ningún secreto.
Precisamente porque se lo inventa todo, conforme a su comodidad.

Su vida o la mía.
El principio, el final.
El diccionario.
La religión.
De verdad que me abruma la cantidad de gilipolleces que da por sentado el hombre.
Y más aún cuando ninguna se ha demostrado.
Les parezco cabreado?
Cada vez más trastornos diagnosticados.
El caos viene de dentro.
Y aún hay ignorantes que piensan lo contrario.
Él o yo.
Sabios, ilusos o ingenuos.
A vida o muerte.

Que potencia de voz, de pensamiento, querido amigo.
Es una reflexión de enorme calado esta, cada interrogante es un mazazo a la conciencia, a lo que se da por sentado, a lo establecido.
¿Hay más miradas posibles? ¿Dónde puede recorrerse un camino paralelo que permita al corazón saberse libre?
Quizás, solo haya que saberse en otro libro, y empezar a escribirlo, como haces aquí.
Un abrazo grande amigo, siempre me gusta mucho leerte

Me halaga muchísimo tu comentario, Ventura.
El problema siempre está en la duda, y en el mito de la búsqueda de la verdad, y la propia "verdad"
Voy algo más allá que Descartes.
Lo importante es no caer en el radicalismo, como intento expresar.
Abrazos y felicidad, amigo.
PD: A mí me gusta mucho leerte también.