Motivadas bajo su poema:
“No me preguntes qué significa tu sueño”.
Gracias por Ser.
Bah, como si fuésemos un fin por nosotros mismos. Podría afirmar que, en sus cargas, una docena de individuos es suficiente para representar el mundo. Ya que, por así decirlo, el único símil que tiene el mundo con la vida es la ley del más fuerte. Y en nuestra escasa variedad, el mundo nos divide en clases sociales, más los no contables. El resto lo representa el relleno o como se suele decir, los personajes planos; tanto unos como las otras, necesarios como los que más, ¿qué sería de los primeros sin los segundones? ¿Y los no contables?
Tal vez fue solo en lo práctico, pero sé exactamente cuando dejé de interesarme por los demás. Sin embargo volví a recaer el día que me presté de voluntaria al servicio de un banco de alimentos.
Si algo tuvo a bien La Dirección fue el interés en saber por qué medio llegué a ellos. Y digno de elogios el recorrido por la inmensa nave en la que iba a prestar mis servicios tres días a la semana. En compañía del encargado, quien se ocupó de darme algunas instrucciones y reglas a seguir, así como de presentarme algún que otro voluntario del medio centenar de personas que colaboraban en esos momentos, para después dejarme bajo las órdenes de un capataz.
El comportamiento de los compañeros con los que ahora yo formaba parte no se alejaba de cualquier otra empresa de servicios al uso; con la incansable rivalidad, en sus comunes naturalezas, siempre conchabados con la suciedad de sus existencias; los muy serios en la no consideración; los llorosos del sentimentalismo capaz de socavar una roca; los detestables o melodramáticos con sus gastadas angustias. Tampoco es que yo sea un rosario de virtudes, no las necesito, pero, si la vida consiste en intentar vivir de la forma más fácil, porqué sentirse pobres de manera tan lastimosa.
Y como su nombre indica, no estaban para entregar comida de primera mano, no, sino a través de intermediarios. Los que no son preciso mencionar, de creer o no, dando por hecho, que el creer no ofrece expectativas, al contrario, coarta cualquier acción individual.
En la segunda semana la decepción se acrecentó. La presencia del Director con una pequeña representación de donantes alimenticios fue lo suficiente. Escuchar a aquel inicuo era más de lo que podía soportar. En lo alto de su sacrosanto triangular, después de darnos las gracias, dejándose llevar por lo filántropo se deshizo en halagos a sí mismo, y en esmerados saberes espirituales; a mi entender desequilibrados. Qué forma de engañarnos en su escalada, me dije, ¿por qué insistir en seguir generando miseria? Cuando el fin no era más que la insistencia de la desigualdad social.
Y como no estaba allí, como decían, para hacer amigos condicionados, que de ellos ya nos abastece el cielo, no me extrañaba, pues hay que tener ojos en la mente para saber cómo escondemos nuestras fallas.
Así pues, una vez finalizada la inesperada visita, en tanto que se formaban los consabidos corrillos, en mis adentros y en silencio le di las gracias y, como quien no sabe la cosa, me alejé del lugar.
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