Asalto al carro de galletas

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Moderador: Hallie Hernández Alfaro

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Ana García
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Asalto al carro de galletas

Mensaje sin leer por Ana García »

—Mira, Fernan, ¿será el de Laguna o el de Cabezón?
—El de Laguna tiene el toldo marrón y va tirado de un caballo. Éste es el de Cabezón, ¿no ves el burro? De todas formas, ¿miramos a ver qué lleva?
—Vale, pero te subes tú que pesas menos y no se pinga. Va dormido el tío.
—Sí, pero cuando se pinga el carro se despiertan y ya está liada. Así es que te subes tú, yo me pongo al lado y si se baja que corra por mí. ¿Estamos?
Corrimos detrás del carro, sabíamos que llevaba golosinas, fruta y un sinfín de cosas, todo un tesoro por descubrir y saquear. Seguro que venía del Mercado Central, aprovisionado de todo lo que pudiera vender en el pueblo.
Las cosas bien colocadas, bien contrapesada la carga, que era la mejor forma de que el macho correspondiente no sufriera y, el carro fuera siempre en horizontal, pues el más mínimo desequilibrio de carga o un arrebato de furia, por parte del animal de tiro, pondría el carro con las varas arriba, caerse la mercancía y, sobre todo, le impediría al dueño conciliar el sueño durante el viaje.
Se conoce que Fernan, a pesar de sus pocas carnes, o fuera por revolver demasiado dentro, pingó el carro. El de Cabezón se dio cuenta por el coscorrón en la cabeza y brincó al suelo como un gato.
Corriendo como dos galgos, cada uno en una dirección, pude ver la sombra larga, como un día sin pan, del tío que pescó suela tras de mí armado con la vara de arrear. Me siguió hasta el canal y ahí paró. Viendo el agua, mirando el carro que llevaba trazas de despeñarse por la poca pendiente de la carretera al río, optó por irse, dejándome jadeante y sudando la gota gorda. Joder cómo pegaba el sol de la tarde.
No le costó mucho esfuerzo volver el carro al carril y mascullando juramentos, plegarias y deseos sobre mi suerte y mi persona se dio cuenta del motivo del asalto. Faltaban la lata de galletas y una bolsa de caramelos. Aumentaron las letanías que se fueron diluyendo hasta quedar ahogadas por el dulce y cantarín sonido del agua.
Fue cuando me di cuenta de que el Fernan no estaba a mi lado. Al final lo encontré más abajo y hecho una sopa.
—¿Qué te pasa?, ¿por dónde has pasado?, ¿te has comido las galletas?
—Las tengo aquí, creo que espachurradas —La desilusión y las disculpas se asentaron en sus ojos—. Resbalé con las piedras del río y mira cómo me ha dejado tu idea.
—¿Y ahora qué hacemos? Con la carrera me ha entrado hambre.
—Ponerlas a secar, ¿no? Mira en esa losa donde suenan los barbos. Sí, es la que sobresale del río.
Allí dejamos el botín puesto a secar y no se le ocurre otra cosa al Fernan que ir hasta el final del canal y donde empiezan los tubos que llevan el agua a la central.
—¿Vamos a ver qué hay en la reja? Hace unos días, el señor Miguel, sacó una oveja muerta y medio podrida. Estaba llena de cangrejos. Se los quitó y la volvió a tirar al canal. Así estuvo una semana, hasta que ya no se sujetaban los cangrejos.
—Los cangrejos estarían buenos, pero el olor del bicho cada vez que lo sacara... ¡Uff!
Como no había nada con qué engañar el hambre, volvimos a la losa donde dejamos las galletas. Allí estaban, todas picoteadas por los pájaros. Se habían dado un festín los cabrones y, lo que quedaba era un montón de masa llena de cagadillas.
Llegamos muy tarde a casa y de cena nos dieron una sarta de frases: "¿Qué dónde estáis todo el día? ¿"Qué si no haces nada de provecho"? ¿Qué patatin…?
Adiós a los huevos fritos con patatas, segunda desilusión del día. No fueron suficientes mis disculpas, ni la sombra de mis pestañas mientras parpadeaba buscando mi mejor cara; la cara de niño bueno que nunca ha roto un plato.
Jorge Busch
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Registrado: Jue, 02 May 2019 14:13
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Re: Asalto al carro de galletas

Mensaje sin leer por Jorge Busch »

Un buen relato de picardía infantil, Ana. Bien escrito, para mi gusto, y bien condimentado con detalles locales, como el de los cangrejos.

abrazo
Jorge
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Ana García
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Registrado: Lun, 08 Abr 2019 22:58

Re: Asalto al carro de galletas

Mensaje sin leer por Ana García »

Jorge Busch escribió:Un buen relato de picardía infantil, Ana. Bien escrito, para mi gusto, y bien condimentado con detalles locales, como el de los cangrejos.

abrazo
Jorge
Sí, un relato de fechorias infantiles, de una época en la que los niños eran más libres.
Gracias por pasar y dejar tu impresión.
Un abrazo.
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