Primavera en Kenia

[Ventura Morón]

Dos millones de flamencos hunden una pata en el barro mientras retuercen sus cuellos en las horas del crepúsculo.
Parecen bailarines rotos que esconden su fragilidad empapándola en el suelo, mientras guardan su esplendor de manto fluorescente replegado en las alas.
Muy cerca, de los rinocerontes blancos que van sorbiendo de la tierra sus entrañas, comienzan a surgir pájaros grises como un presagio de resurrección que remonta el vuelo para enredarse en las nubes cercanas.

El lago Nakuru llamea sonrosado como un cántaro dulce que apaga la sed centelleando, se llena de animales desnudos rozando sus vértebras, evitando devorarse en la orilla. Si te dijera que ayer solamente caían rayos de luz pura en su agua como en mi lecho, entenderías que el tiempo ya no es un lugar en el que tengamos que alimentar a nuestras bestias, pues han empezado a acostumbrarse a dominar su hambre.

Intentaré cabalgar a este lado del mundo a este silencio, subido en una imaginaria manada salvaje en mi domesticada casa, mientras sueño con imposibles, visibles desde el acantilado de los Papiones y el cabecero de nuestra cama, y me tatúo huellas de cebra en los ojos, blancas y negras, negras y blancas, como si con ello pudiera entregar la vida al león del destino que me busca para darme caza.
En un vacío del Valle del Rift en el que se encuentra mi almohada, me he atrevido a abandonarte, sin haber ido nunca, cuando más te quería y tu ya no me amabas.

Un flamenco se eleva y, de pronto, cientos le siguen como si en un vuelo se pudiese devolver el color al mundo, a un mundo al que quisiera, en ese mismo soplo, devolverle las alas.

[R. M. Alemán]

No recuerdo haber leído el último párrafo ayer. Sin él, la lectura me sonó más otoñal. Hoy, levantan el vuelo...

Grato pasar, Ventura Morón. Abrazo

[Ventura Morón]

No recuerdo haber leído el último párrafo ayer. Sin él, la lectura me sonó más otoñal. Hoy, levantan el vuelo...

Grato pasar, Ventura Morón. Abrazo

Perdona por venir tan tarde, y se que me dejaste u kensaje al que no he llegado y al que quisiera responderte...porfa, reenvíamelo, últimamente estoy desbordado con mi trabajo siento no venir como debiera.
Besos querida amiga

[Ventura Morón]

Ventura, me ha gustado este paisaje primaveral de la Kenia que vive en tus letras.
En especial este fragmento: "... en un vacío del Valle del Rift que se encuentra en mi almohada, en el que me he atrevido a abandonarte sin haber ido nunca, cuando más te quería y tu ya no me amabas."
¿Tal vez en él te pusieras más sincero?

Sea como fuere, me ha gustado, amigo Ventura.


Un saludito.

Seguro...es ahi donde lo que importa confluye desde cualquier paisaje en el que se pueda mirar, como con un caleidoscopio que permitiera visitar el corazón poniéndole un fondo imaginario para no herirse con la realidad desnuda.
Abrazos y gracias

[R. M. Alemán]

Hola, Ventura. Ni en cuenta, como para quitar tiempo está una, que no. Y tampoco soy de mucho equipaje, o sea, ya no existe. Agradezco. Gracias. Un abrazo.

Rosa

[Hallie Hernández Alfaro]

Sube para deleite de todos.

Abrazos, querido amigo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Un viaje, un vuelo a un país y unos paisajes imaginados para un amor real. Y así, con este toque romántico la metáfora de tu viaje se hace real en nuestras vidas. Un abrazo.
Salud.

[Ventura Morón]

Sube para deleite de todos.

Abrazos, querido amigo.

Gracias con retraso querida amiga.
Besos siempre gigantes

[Ventura Morón]

Un viaje, un vuelo a un país y unos paisajes imaginados para un amor real. Y así, con este toque romántico la metáfora de tu viaje se hace real en nuestras vidas. Un abrazo.
Salud.

Gracias por tu generoso paso amigo Julio.
Un abrazo fuerte

[Marisa Peral]

Intentaré cabalgar a este lado del mundo a este silencio, subido en una imaginaria manada salvaje en mi domesticada casa, mientras sueño con imposibles, visibles desde el acantilado de los Papiones y el cabecero de nuestra cama, y me tatúo huellas de cebra en los ojos, blancas y negras, negras y blancas, como si con ello pudiera entregar la vida al león del destino que me busca para darme caza.

En un vacío del Valle del Rift en el que se encuentra mi almohada, me he atrevido a abandonarte, sin haber ido nunca, cuando más te quería y tu ya no me amabas.

Un flamenco se eleva y, de pronto, cientos le siguen como si en un vuelo se pudiese devolver el color al mundo, a un mundo al que quisiera, en ese mismo soplo, devolverle las alas.

Qué belleza, Ventura, qué imaginería tan certera para llegar a la frase cumbre del relato.
Me ha encantado, gracias por estas letras fabulosas.
Felicidades y un abrazo grande.