Maneras de morir - Guía práctica
Publicado: Mié, 06 Feb 2019 1:05
Para morir... ¡Tantas maneras!
No se necesita excusa sino razones y tres requisitos: vivo estar, algo de sentido común y consideración.
Lanzarse a las vías del tren. Procurando elegir un horario que no le arruine la entrevista de trabajo a nadie o la llegada de los peques al cole.
Subir al piso más alto de un edificio. Colocar un pie en la cornisa, dar un paso adelante y caer en la eternidad. Si se calcula para no abollar algún auto, mejor.
Tomar pastillas. Así como comíamos mentas de pequeños y sin equivocar la receta; no sea que despertemos empapados en vómito, con la familia llorando y murmurando en el pasillo de un hospital.
Lanzarnos al mar. Abrazando una piedra enorme y lejos del malecón. La idea es hundirnos con la piedra, no volvernos papilla contra ellas.
Tomar una pistola y volarnos la cabeza. Si no es en casa, mejor; porque si el vino mancha y cuesta para sacar ¡Visualiza toda tu imaginación decorando la pared!
Cortarse las venas. Muy popularizado en el cine pero, como todo en Hollywood, no es lo que parece. ¿En la bañera? Aconsejable. ¿Grifo abierto o cerrado? Cerrado. Corte vertical, no horizontal. ¡Ah! y mantén los brazos dentro de la bañera, que lo que quedará chorreando no es precisamente agua de rosas y tampoco serás quien limpie la agradable sorpresilla.
Un clásico: ahorcado. Pero elige bien la soga y la viga, que de alguna no aguantar tu peso: rompes la soga, partes la viga y mínimo te fracturarte un pie...
Sobredosis de heroína. Disfrutas de un último viaje pero seguramente dejarás a todos preguntándose ¿Y desde cuándo era un junkie?
Y todavía quedan muchas más. Dependiendo de la creatividad, la urgencia y el presupuesto.
- Lanzarse de un avión. En vuelo es lo más aconsejable.
- Buscar a algún médico de conducta dudosa.
- Harakiri. Si tienes los bríos, un tantō y una vena exótica.
- Dejar que una serpiente te ataque. Asegúrate que sea venenosa.
- Con los gases del tubo de escape del auto, pero procura que sea el tuyo, que si es el auto familiar le cagaste los paseos de por vida a todos.
¿Muy, muy, muy bajo presupuesto?
- Un cuchillo y al toma corriente. Si al colocarlo no pasa nada ¡Agarraste el de plástico, genio!
- Volver a revisar tu cuenta bancaria y verla hasta que el corazón decida que no lo resiste más.
- Repasar lo que has hecho día a día por los últimos 5 años. No sé cómo, pero dicen que la rutina mata. Probablemente te ataque cuando menos lo esperes.
Pero si no eres de los valientemente cobardes como para atentar contra sí mismo de maneras tan contundentes, hay otra salida. Eso sí, toma algo más de tiempo en surtir el efecto que deseas pero es absolutamente eficaz: ¡Enamórate!... Es hasta más dañino que la Coca-Cola.
No se necesita excusa sino razones y tres requisitos: vivo estar, algo de sentido común y consideración.
Lanzarse a las vías del tren. Procurando elegir un horario que no le arruine la entrevista de trabajo a nadie o la llegada de los peques al cole.
Subir al piso más alto de un edificio. Colocar un pie en la cornisa, dar un paso adelante y caer en la eternidad. Si se calcula para no abollar algún auto, mejor.
Tomar pastillas. Así como comíamos mentas de pequeños y sin equivocar la receta; no sea que despertemos empapados en vómito, con la familia llorando y murmurando en el pasillo de un hospital.
Lanzarnos al mar. Abrazando una piedra enorme y lejos del malecón. La idea es hundirnos con la piedra, no volvernos papilla contra ellas.
Tomar una pistola y volarnos la cabeza. Si no es en casa, mejor; porque si el vino mancha y cuesta para sacar ¡Visualiza toda tu imaginación decorando la pared!
Cortarse las venas. Muy popularizado en el cine pero, como todo en Hollywood, no es lo que parece. ¿En la bañera? Aconsejable. ¿Grifo abierto o cerrado? Cerrado. Corte vertical, no horizontal. ¡Ah! y mantén los brazos dentro de la bañera, que lo que quedará chorreando no es precisamente agua de rosas y tampoco serás quien limpie la agradable sorpresilla.
Un clásico: ahorcado. Pero elige bien la soga y la viga, que de alguna no aguantar tu peso: rompes la soga, partes la viga y mínimo te fracturarte un pie...
Sobredosis de heroína. Disfrutas de un último viaje pero seguramente dejarás a todos preguntándose ¿Y desde cuándo era un junkie?
Y todavía quedan muchas más. Dependiendo de la creatividad, la urgencia y el presupuesto.
- Lanzarse de un avión. En vuelo es lo más aconsejable.
- Buscar a algún médico de conducta dudosa.
- Harakiri. Si tienes los bríos, un tantō y una vena exótica.
- Dejar que una serpiente te ataque. Asegúrate que sea venenosa.
- Con los gases del tubo de escape del auto, pero procura que sea el tuyo, que si es el auto familiar le cagaste los paseos de por vida a todos.
¿Muy, muy, muy bajo presupuesto?
- Un cuchillo y al toma corriente. Si al colocarlo no pasa nada ¡Agarraste el de plástico, genio!
- Volver a revisar tu cuenta bancaria y verla hasta que el corazón decida que no lo resiste más.
- Repasar lo que has hecho día a día por los últimos 5 años. No sé cómo, pero dicen que la rutina mata. Probablemente te ataque cuando menos lo esperes.
Pero si no eres de los valientemente cobardes como para atentar contra sí mismo de maneras tan contundentes, hay otra salida. Eso sí, toma algo más de tiempo en surtir el efecto que deseas pero es absolutamente eficaz: ¡Enamórate!... Es hasta más dañino que la Coca-Cola.