"Un joven cualquiera"(Primera parte. Cap.7)

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

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Ramón Carballal
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"Un joven cualquiera"(Primera parte. Cap.7)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Estaba todavía medio dormido, cuando sonó el timbre de la puerta. Me extrañó, y antes de abrir, observé por la mirilla: no era nadie que conociera. En la deformada perspectiva, aumentada por la oscuridad del rellano, me pareció distinguir a un hombre joven que miraba unos papeles. Abrí sin mucho convencimiento y él me saludo:
-Buenos días. Es usted Sebastián Aguilar Pérez.
-Sí
-Le traigo esta citación del Juzgado de instrucción número dos.
Mientras decía esto me pasó un papel donde constaban una serie de datos, entre ellos el motivo de la citación: sumario 132/05. Delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte y otro de omisión de socorro.
-Oiga, está seguro de que esto es para mí-le dije.
-Su nombre es ese, verdad-asentí-. Entonces es para usted. Firme aquí, por favor. Gracias. Le recuerdo que si no se presenta voluntariamente, el Juez puede decretar orden de búsqueda y captura.
Cerré la puerta y me senté en el sofá, aturdido. No entendía nada. Se me citaba a una comparecencia. Era el procedimiento habitual en las investigaciones judiciales, que, normalmente, se iniciaban con la declaración del imputado. Así me lo había dicho Fátima, una amiga abogada. Debía presentarme en el Juzgado a las diez de la mañana del martes siguiente. Faltaban seis días. Cogí la agenda y busqué el teléfono del despacho de Fátima.
-Hola, soy Sebastián, ¿cómo estás?
-Vaya sorpresa, no sabia nada de ti desde….
-Desde el verano.
-Sí, eso es. Bueno ¿Qué tal te va?
-Bien, verás, necesito consultarte una cosa.
-Tú dirás.
-He recibido una citación del Juzgado y es por un asunto que, ahora mismo, ignoro por completo.
-¿De qué clase de Juzgado me hablas?
-De uno de instrucción.
-Vaya, un asunto penal, pero ¿en qué lío te has metido?
-No lo sé. Tengo que presentarme el próximo martes en la Comisaría. Para declarar, supongo.
-¿No te interrogó antes la policía?
-No, es la primera noticia que tengo.
-Bueno, debe ser algo que lleva directamente la policía judicial. Mira, vamos a hacer una cosa, dame lo datos y yo te lo miro.
La tarde anterior a la citación quedé con Fátima para que me pusiera en antecedentes. Fátima me dijo que se trataba del Seat 127, un testigo dio los números de la matricula de mi coche como causante de un atropello. Me quedé sorprendido.
-¿Sabes algo de esto?
-Nada.
-Seguramente es una confusión, el suceso ocurrió de madrugada y es fácil equivocarse con los números de la matrícula. ¿Cogiste el coche aquella noche? Creo que fue el 18 de Febrero, un sábado.
-Si, es posible. Casi todos los fines de semana lo utilizo, pero no recuerdo exactamente si esa noche lo hice.
-¿Has notado algún golpe en el Seat?
-La verdad es que sí, le noté una abolladura en el morro, en la parte derecha, el faro estaba suelto, pero pensé que había sido en la calle, alguien que aparcó mal, o algo así. De todas maneras-comentó Fátima- se trata de un anciano y la causa directa de su muerte no fue el golpe, que apenas le hizo caer. Según parece el coche pudo evitar el impacto directo. El hombre murió de un infarto. Debió se ser por el susto que se llevó.
-Vaya, si que lo siento.
Llegó el martes. El Juzgado estaba en el último piso de un edificio octogonal, donde, con criterios funcionalistas, se agrupaban las dependencias de las diferentes especialidades. Nada más entrar, en la pared izquierda, un panel indicaba los Juzgados existentes y su localización en un croquis. Al fondo, dos parejas de ascensores a cada lado de una escalera de caracol ridículamente angosta, hacían esperar a reducidos grupos de justiciables. No hay grandes diferencias entre un edificio de este tipo y unos grandes almacenes, en las horas punta el trasiego de gente es continuo, se espera turno para que a uno le atiendan y casi siempre te vas con algún papel en la mano, como si fuera el ticket de un artículo que hubieras comprado. El juzgado ocupaba una esquina de la tercera planta y a él me dirigí para presentarme. Nada más entrar di con una sala rectangular, donde se amontonaban alineadas una serie de mesas con sus correspondientes sillones, y en los sillones los respectivos funcionarios. Le hablé al más próximo a la puerta, un chico moreno que llevaba unas gafas metálicas.
-Estoy citado por este asunto.
Miró la citación y dijo:
- Un momento, por favor.
Se levantó y despareció por un pasillo. Un minuto más tarde apareció de nuevo:
-El juez está ocupado en este momento, si es tan amable espere fuera que enseguida le avisamos.
Estuve esperando un buen rato, hasta que el empleado que me había atendido vino a avisarme:
-Venga conmigo.
Me condujo a un despacho bastante amplio, escasamente decorado: paredes amarillo claro, una estantería grande con los inevitables volúmenes de Aranzadi y otros textos jurídicos, una fotografía del rey. El juez estaba sentado en un sillón de cuero y examinaba el expediente que tenía sobre la mesa. Una de sus manos, indolente, se posaba sobre un compendio de leyes penales.
-Siéntese-me dijo. ¿Sabe por qué se le ha citado?
-Si, he procurado enterarme antes de venir.
-Es un asunto grave, una persona ha muerto.
-Mire, sé que dicen que se trata de mi coche. No sé si es cierto o no, pero aunque lo fuera, le puedo asegurar que no era yo el conductor.
-¿Dónde se encontraba usted el sábado 18 de febrero a las dos de la mañana?
-Ahora mismo no sabría decirle, ha pasado un mes.
-Es importante, por su bien, que procure hacer memoria. Necesita que alguien corrobore su declaración.
-Espere un momento, creo que ese sábado fui al cine, a una sesión nocturna.
-¿Fue solo?
-Si, suelo ir solo.
-Muy bien, pasemos al coche. ¿Lo utiliza solamente usted?
-No, a veces se lo dejo a alguno de mis amigos.
-¿A qué amigo en concreto?
-Se lo he dejado a varios. Hay noches en las que me lo piden para ir a algún sitio que queda lejos. Si no me apetece ir y veo que quién me lo pide no ha bebido mucho, se lo presto.
-Es usted muy generoso.
-Con mis amigos procuro serlo.
-Por lo que sabemos hasta ahora, según testigos, era un hombre el que conducía.
-Yo no le puedo decir nada más, han sido ustedes los que me han informado a mí. Si le soy sincero, el más sorprendido con todo esto soy yo.
El juez me miró unos segundos, por encima de sus gafas de lectura.
-De acuerdo, por el momento confiscaremos su coche. No haga ningún viaje, podríamos llamarle de nuevo. Otra cosa, ¿lleva el carné de conducir encima?
-Sí
-Déjelo en Secretaría, se le va a retener provisionalmente.

Me levanté, pero antes de salir se me ocurrió decirle:
-¿Puedo hacerle una pregunta?
-Hágala.
-¿Como supieron mi dirección? Yo habitualmente resido en Coruña. Sé que allí no han llamado.

El juez repasó las primeras hojas del sumario y dijo:
-Aquí consta una denuncia contra usted, donde figura su domicilio en Santiago. Está escrita a máquina y entregada en Comisaría. No lleva firma.
Última edición por Ramón Carballal el Jue, 27 Ene 2022 17:11, editado 1 vez en total.
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Re: "Un joven cualquiera"(Primera parte. Cap.7)

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Este capítulo se adentra en las formas muy finas de un narrador ágil; el peso recae en la minuciosidad y fuerza de las improntas legales. Vamos contigo a ese lugar, nos miran como a ti al hablarnos, casi podemos decir que los detalles están vivos y se levantan de sus asientos para inmiscuirnos en su relato.

Felicitaciones de corazón, amigo. Un gusto seguirte en prosa.

Abrazos.
"Algo, en este tan vasto como innecesario universo,
ha de tener sentido: ninguna ecuación diferencial
siente. Pero, se sabe, en el principio
fue dicho: hágase la luz; y abrimos los ojos."


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Re: "Un joven cualquiera"(Primera parte. Cap.7)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Hallie Hernández Alfaro escribió: Dom, 23 Jul 2017 8:06 Este capítulo se adentra en las formas muy finas de un narrador ágil; el peso recae en la minuciosidad y fuerza de las improntas legales. Vamos contigo a ese lugar, nos miran como a ti al hablarnos, casi podemos decir que los detalles están vivos y se levantan de sus asientos para inmiscuirnos en su relato.

Felicitaciones de corazón, amigo. Un gusto seguirte en prosa.

Abrazos.
Gracias, Hallie, y mil disculpas por la tardanza en contestar. Abrazos.
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Re: "Un joven cualquiera"(Primera parte. Cap.7)

Mensaje sin leer por Ana García »

A todo lo que ha comentado hallei yo añadiría la misteriosa denuncia.
Habrá q seguir leyendo para saber los porqués. Me encanta un buen misterio.
Seguimos.
Un abrazo.
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Re: "Un joven cualquiera"(Primera parte. Cap.7)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Ana García escribió: Vie, 28 Ene 2022 10:02 A todo lo que ha comentado hallei yo añadiría la misteriosa denuncia.
Habrá q seguir leyendo para saber los porqués. Me encanta un buen misterio.
Seguimos.
Un abrazo.
Gracias, Ana, y disculpa la tardanza. Un abrazo.
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