La hija del asesino

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Moderador: Hallie Hernández Alfaro

R. M. Alemán
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Registrado: Jue, 16 Feb 2017 3:03

Re: La hija del asesino

Mensaje sin leer por R. M. Alemán »

Hallie Hernández Alfaro escribió:Imagen

El mundo de las leyes es un escenario complejo y en cierto modo bastante romántico. Si accedemos a las principios del derecho romano, al severo planteamiento del derecho canónico, a las cláusulas del derecho penal, encontramos un denominador común: la defensa del ciudadano inocente. Estas consideraciones me parecían muy tácitas en el tercer año de abogacía. La facultad de estudios jurídicos en la universidad Erasmus en Rotterdam seguía un modelo de derecho social protector muy acorde con la posición holandesa del bien común sobre el bien individual.
Una de las prácticas obligatorias consistía en hacerse cargo de un caso en el cual primaban variables contrarias a nuestros principios morales; muy explícita la dificultad que tal situación pudiera entrañar. Pero en mi caso, un hombre de 26 años, huérfano de padre y dedicado en cuerpo y alma al tiempo académico, la casualidad quiso jugarme una mala pasada. En mayo de 1996 recibí un informe detallado de la persona que debía asistir legalmente. T. de Vries, profesora guía de un colegio protestante cristiano para varones en las afueras de la ciudad. La acusación contemplaba conductas persistentes de posible abuso sexual a varios alumnos. Siguieron varias entrevistas y estudios profundos de índices familares que pudieran dar luz a su defensa. Entrenado en la objetividad y racionalización constante de la percepción personal, bien alejado del mundo prejuicioso de los demás mortales o al menos haciendo esfuerzos sobrehumanos para lograrlo, puse todo mi empeño en poder construir una red de salvación para la educadora. La hipótesis principal descansaba en el supuesto de no intencionalidad y total desconocimiento de los hechos imputados. Lo curioso era que a medida que profundizaba en los detalles, se ulceraba mi estómago; algo en mis vísceras denunciaba una suerte de eczema espiritual; un escozor en el área emocional que no atendía mi llamado a la razón y al sentido profesional. Atribuí el asunto a la inexperiencia y decidí obviar los efectos desagradables de mi molestia. Recordé que mi abuela decía que la intuición era un aparato casi perfecto.

Unas semanas más tarde recibí una sorpresa tremenda en el caso que me ocupaba. El padre de mi defendida cumplía una condena bastante larga en un país vecino. Había sido acusado y declarado culpable de homicidio alevoso y premeditado casi veinte años atrás. Me dejé caer en el sillón, sin fuerzas para postergar el llanto. Pensé en los cromosomas del hombre que me había dejado sin papá, en sus acciones dolosas, en las leyes de Mendel, en el destino que tenía entre mis manos.
Todos comprendieron que debía ser sustituído por otro abogado en el caso de T de Vries. Hoy en día, años después del suceso, creo que no habría podido jamás manejar con justicia, la defensa de la hija del asesino.

Sí, me fui algo lejos, y sin embargo... Me encantó su lectura. Gracias. Saludos.
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