Editorial Alaire

Sabías ser un instante
tras el latido último de lluvia,
que eras un golpe puro, luz apenas
vislumbrada en la pálida textura
de las rojas cerezas.

Viniste cuando en mí ya estabas, eras,
rompiendo anocheceres en silencio,
resplandor en el río hacia la muerte.
Es que querías ser, a contra agua,
ímpetu trepador por lo imposible
hasta la oscura fronda de la ausencia,
llenarlo todo. Entrabas.

Te daba miedo estar, ser tras la lluvia,
vivir el sueño de tus ojos húmedos.
Entrabas, invasora, en mí. Eras
las tibias manos de la luz en celo.

…Aún llovía. El agua, el río hacia la muerte,
tus ojos húmedos,
el jardín en llamas.

Superior maestrón. Que ganas tengo de hablar contigo. Busque tu teléfono pero no lo encuentro. Llámame o envíamelo a mi correo: Vicenteanton@hotmail.com.
Fuerte abrazo.