Atardece - Jerónimo Muñoz

[Administración Alaire]

Es tan corto el amor y es tan largo el olvido
P. Neruda


Atardece.
Ha llovido tanto que sé que he llorado.
También el sol salió entre viento y viento
y dibujó sonrisas en la penumbra de los musgos.
Pero ya no me acuerdo.
¡Es tan fugaz la música y es tan lento el instinto!
Allá, en plena mañana, os puedo asegurar
que no hallé sobre mi espejo ni una lágrima,
ninguna de esas lágrimas que en la tarde se curvan.
Atardece. Ya atardece. Es razonable.
¿Por qué pedir responsabilidades
a esos dulces cadáveres que yacen?
Todo estaba en los libros y yo los he leído.
Pero ya no me acuerdo.
¡Es tan lento el perfume y es tan fugaz el aire!
Recuerdo el mediodía como si fuera hoy.
La ceniza era parda sobre todos los ojos,
el agua de las fuentes se dejaba correr,
la torpeza era un pozo inagotable
y se adoptó la esclavitud como una religión.
Ahora atardece y sólo quedan gaviotas,
lánguidas gaviotas de canto estridente
que parecen aguardar, clavadas al cielo,
que alguna luz última seque sus plumas.
Atardece y llueve. Me olvidé de llorar.