Julio González Alonso escribió:
Inventario.
Qué mano en el aire, demudado gesto
del silencio, adioses en los amargos posos del café,
miradas angustiosas a los vacíos del olvido. Cuando
nada
arde
ni retiene
la líquida voz de los sueños, fuentes
de aguas aquietadas para la sed de los besos,
horas de madrugada en la voz de los pájaros
y las nubes. No queda en la lista un nombre,
la invocación de la ternura; todo es raíz
del alma, abandonada carne en las costuras del estío,
navío varado en la orilla arenada de las costas del tiempo.
Qué mano de aire y agua,
qué pozo de nostalgia en el brocal de las pupilas.
Ya es todo inventario de lo efímero
temblando en sombras, alargadas formas del deseo
en llamas vacilantes de lucernarios
ardiendo en alcobas de costumbre.
Lees palabras en ringlera,
te acoges a las voces ordenadas, escribes desaires,
meticulosas hormigas ahorman el vacío,
se desprenden los colores de las caléndulas
en gesto aromado de tristeza. Puede ser cualquier hora
en este reloj de sol de los días anublados.
Qué rictus de sonrisa. Mano de aire
y agua.
[RIGHT]Julio G. Alonso[/RIGHT]
... el título es pintiparado, Julio, a esa glosa poética de lo diluyente, de lo efímero - dices - de lo que escapa ya por instantes "temblando en sombras", etc, etc...; una disección muy buena y muy serena, con voz propia, para hablar de lo que se conoce y no se supone ya, sino que se afirma; es como un temblor, como esa parte final y y tremendamente buena; Orión
"... nunca se da de lo que se tiene, sino de lo que se es".