El tacto del agua (L. XVII)

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Armilo, te agradezco el comentario.
Una gota de agua, sí, y sería una suerte que impactara en el centro de los sentidos.
Un cordial saludo.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, querido amigo Mario, te agradezco el comentario y los elogios que me regalas. A mí me gusta más la primera estrofa, pero, ya sabes, entre gustos...
Un fuerte abrazo, hasta tu Alfaro.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, querida Nina, eres muy amable, desde luego que sí, y te lo agradezco.
No sé, ahora vendría al caso aquel viejo poema, tal vez lo recuerdes...
No podrás entender mi pensamiento porque ni yo consigo descifrarme.
Soy una dicotómica manía, seguramente tonta;
se asusta cuando hablan de cariño y sin embargo vive pensando en abrazarse.
Yo vengo del humano desastroso con los sueños que piden un milagro;
tú caminas la senda de las hadas. Indemnes todavía tus sueños primordiales.
Estar en libertad comprometido es la fe del experto en retiradas.
Una doctrina de perfil hipnótico prisionera en el templo donde reza el cobarde.
Yo lo sé. Aunque existes. Y lo sé. Saberte me resulta inevitable.

Todo sigue igual, menos yo que soy más tonto, más calvo, más viejo, y más y más... pero nada bueno, por supuesto.
Placer en ti.
Cereza y cava...

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Just, siempre es gratificante ver tus comentarios entre mis humildes escritos.
Un cordial abrazo.

[Marcos de la Mancebía]

¿Sabes? no sé tocar... quisiera que mis manos ya no fuesen de mármol.

Una imagen un poco áspera de ti mismo, que intuyo para nada se asemeja a la realidad.

En todos tus poemas (al menos en los que he leído) está, de una u otra manera, presente el agua, como sinónimo de vida. Nadie bajo el signo de agua es áspero.

Te diré lo que todos, que no por evidente y reiterativo deja de ser cierto; hermosas tus imágenes.

Un abrazo.

Marcos

[Aubriel Camila de la Prad]

Habría que aplaudir la llamada del nudo
si la cuerda propone unir la voz en la costumbre calma,
la densidad que apunta cuanto dices
y el lazo sensorial en lo que callas.

Quién sabrá de tu mente que no sea tu siervo,
capaz de seducir un témpano cautivo,
el fuego ahora, un festín de la llama sensitiva,
preludio de calor en la raíz de la memoria hielo,
y el nido de pavesas que mutan su destino.

Quisiera regalarte un árbol de palabras,
mil hojas de las vísceras que regresan a tiempo,
verdor del organismo inacabado,
evolutiva forma del amar. El pensamiento tú
que riega los ramales de un bosque de sentidos.

¿Sabes? no sé tocar, nunca supe fundirme en otro tacto,
quizá deslizamientos breves, mis dedos padecían el mal de los ausentes.
Un reino en la unidad que decide el solitario.

Hoy, que presiento gasas, quisiera que mis manos ya no fuesen de mármol.

"Hoy, que presiento gasas, quisiera que mis manos ya no fuesen de mármol."

Querido amigo Rafel, me resulta imposible contarte la cantidad de sensaciones que viví al leer tu poema. Cada verso es una emoción nueva, se va para adentro, se expande como el agua (justamente) cuando arrojamos una piedra.
Bellísimo!

Besos y aplausos fuertes, muy fuertes.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amiga Lilian, siempre es un placer encontrar tus comentarios en mis humildes poemas.
Te mando un cordial abrazo.

[MarRevuelta]

Habría que aplaudir la llamada del nudo
si la cuerda propone unir la voz en la costumbre calma,
la densidad que apunta cuanto dices
y el lazo sensorial en lo que callas.

Quién sabrá de tu mente que no sea tu siervo,
capaz de seducir un témpano cautivo,
el fuego ahora, un festín de la llama sensitiva,
preludio de calor en la raíz de la memoria hielo,
y el nido de pavesas que mutan su destino.

Quisiera regalarte un árbol de palabras,
mil hojas de las vísceras que regresan a tiempo,
verdor del organismo inacabado,
evolutiva forma del amar. El pensamiento tú
que riega los ramales de un bosque de sentidos.

¿Sabes? no sé tocar, nunca supe fundirme en otro tacto,
quizá deslizamientos breves, mis dedos padecían el mal de los ausentes.
Un reino en la unidad que decide el solitario.

Hoy, que presiento gasas, quisiera que mis manos ya no fuesen de mármol.

Lo había leído pero ahora encuentro otros significados. Es muy hermosa la forma de desnudar los sentimientos pero...no sientes frío?
Preciosa la voz...Besos.

[Rafel Calle]

[quote="J. J. M. Ferreiro"]Creo que has conseguido el poema con mejor ritmo de todos los que has escrito, se percibe nítidamente el ritmo vital del sentimiento, su más entrañable dependencia de los sentidos, sobre todo del tacto; se nos hace necesario, urgentemente necesario tocar al ser amado, y para amar hay que “saber tocar” las más finas cuerdas tanto del alma pero tan intensamente las de la piel, de ahí este sensacional remate:

¿Sabes? no sé tocar, nunca supe fundirme en otro tacto,
quizá deslizamientos breves, mis dedos padecían el mal de los ausentes.
Un reino en la unidad que decide el solitario.

Hoy, que presiento gasas, quisiera que mis manos ya no fuesen de mármol.

Un abrazo, colega.
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Muchas gracias, querido amigo Ferreiro, te agradezco la chocolatada que me regalas, jajaja, y me relamo, por supuesto que sí, aunque me gusta más cuando me das estopa.
No hay nada que me agrade más que leer que el último es mi mejor poema, significa que me voy superando, independientemente del resultado verídico.
En fin, ahora me pongo con el hombre inacabado, y a ver qué sale.
Un fuerte abrazo.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, querida amiga Aigua, tú siempre tan amable con mis humildes poemas. Te lo agradezco de veras.
Un fuerte abrazo.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, querida amiga Mar, es un placer encontrarte entre mis humildes versos.
El nudo es una relación; la cuerda podría ser el material que se relaciona.
En fin, lo demás quizá una pérdida de energía que no tiene mucha razón de ser.
Un fuerte abrazo.

[Antonio Justel]

Habría que aplaudir la llamada del nudo
si la cuerda propone unir la voz en la costumbre calma,
la densidad que apunta cuanto dices
y el lazo sensorial en lo que callas.

Quién sabrá de tu mente que no sea tu siervo,
capaz de seducir un témpano cautivo,
el fuego ahora, un festín de la llama sensitiva,
preludio de calor en la raíz de la memoria hielo,
y el nido de pavesas que mutan su destino.

Quisiera regalarte un árbol de palabras,
mil hojas de las vísceras que regresan a tiempo,
verdor del organismo inacabado,
evolutiva forma del amar. El pensamiento tú
que riega los ramales de un bosque de sentidos.

¿Sabes? no sé tocar, nunca supe fundirme en otro tacto,
quizá deslizamientos breves, mis dedos padecían el mal de los ausentes.
Un reino en la unidad que decide el solitario.

Hoy, que presiento gasas, quisiera que mis manos ya no fuesen de mármol.

... Rafel, buena disección la que haces y formulas en esta relación en que se dice: "quién sabrá de tu mente que no sea tu siervo", casi nada esa observación y verso logradísimo; el conjunto del poema conforma un saber hacer acerca del sentimiento y el ritmo y don de la palabra; un saludo,amigo; Orión

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Eledendo, te agradezco las continuas atenciones que tienes con mis poemas.
El verso que señalas es el que me gusta más y, desde luego, el quid del poema, aunque ahora las cosas hayan cambiado y ni las motivaciones ni las circunstancias ni quienes las procuran sean los mismos. Como por arte de magia han desaparecido los miedos y, además, estoy seguro de que desaparecerá el mármol.
Habrá que agradecer a la poesía tan magna providencia, si bien, no estoy seguro de merecer un premio tan majestuoso, si es que finalmente resulta un premio y no un castigo, jajaja.
Un cordial abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Un poema redondo y magnífico, Rafael. Lirismo, suavidad (con un poco de dureza a veces) y cadencia armoniosa.

Destaco esta estrofa que me ha parecido perfecta y muy emotiva:

"Quisiera regalarte un árbol de palabras,
mil hojas de las vísceras que regresan a tiempo,
verdor del organismo inacabado,
evolutiva forma del amar. El pensamiento tú
que riega los ramales de un bosque de sentidos."


Fecitaciones
y un fuerte abrazo
Ana

[Rafel Calle]

"¿Sabes? no sé tocar, nunca supe fundirme en otro tacto,
quizá deslizamientos breves, mis dedos padecían el mal de los ausentes.
Un reino en la unidad que decide el solitario.

Hoy, que presiento gasas, quisiera que mis manos ya no fuesen de mármol."


Estos versos son tan desnudos, tan lúcidos, que amamantan la verdad más primaria e inconfundible. Son un hallazgo que merece aplausos muy fuertes!!!!

Enhorabuena Rafael aguador!

Un abrazote .

Hallie


PD: en tus escritos el agua simboliza con toda la fuerza requerida; y hace magia que desliza los secretos en la superficie del hielo...entonces se pueden ver las figuras hermosas, la danza muda, el salto triple. Eres ese aguador que lleva el mundo sobre sus hombros.

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Muchas gracias, querida amiga Hallie, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema.
El agua, bueno, sí, me gusta el líquido elemento, creo que es maravilloso, la fuente para compartir la vida.
En fin, seguiremos.
Un fuerte abrazo.