Todo un poema de sábado.

[emerio henriquez]

Es todo un poema.
Todo puede ser un poema.
Se agradece su sencillez-a veces lo más dificil- y su gran sentido del humor.
Un placer de lectura que espero por tu bien no se repita , pero si así sucede no dejes de trasladarla al papel con igual maestria.
Mi enhorabena y mi saludo, amigo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Quien sería capaz de negar que esto no es un poema?,¿qué la vida misma no es un poema?.
Excelente crónica poética de un día,siempre dije que los poemas son momentos,tu confirmas mi teoría.
Excelente .(de todos modos aunque no lo fuera,no creo que con esos dos versos finales, alguien vaya a intentar contradecirte,ja).

Que las hadas te acompañen

Pues nada, amiga Cynthia, que me alegra muchísimo que consideres esta crónica negra de sábado como excelente y comparto contigo la opinión de que la vida misma es todo un poema. Lo de que nadie se atreva a contradecir los versos de cierre ya me parece más arriesgado; pero que quede claro que por ello no me iba a enfadar lo más mínimo. Cada cual con su opinión. Gracias por tus deseos con las hadas, al menos tú ya me has acompañado, lo que me hace muy feliz.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Buenisimo.
Genial.
No sabes como me he reído, lo siento... no me río nunca de las caídas yo, pero es que lo que me ha hecho risa es el final.

Esto que he leído SI es todo un poema y de los buenos, de los que te gusta leer y ya me hubiera gustado escribirlo yo.

Mis felicitaciones (también por toda la ironía) y un fuerte abrazo
Joan

Gracias, Joan. Celebro, sinceramente, tu risa, que es un gran premio a estos improvisados versos, desmadejados, caídos y con orzuelo. Con un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Es todo un poema.
Todo puede ser un poema.
Se agradece su sencillez-a veces lo más dificil- y su gran sentido del humor.
Un placer de lectura que espero por tu bien no se repita , pero si así sucede no dejes de trasladarla al papel con igual maestria.
Mi enhorabena y mi saludo, amigo.

Yo te agradezco a ti, Emerio, el placer de leer tu comentario y el saludo junto con tu enhorabuena. Un abrazo.
Salud.

[Antonio Justel]

Todo un poema de sábado.

Es sábado. Pierdo mi partido de tenis
a primera hora de la mañana; la cosa no tendría mayor importancia
sino fuera ésta la sexta vez consecutiva
y ante el mismo contrario.

La viuda del tercero, en el supermercado,
me recrimina en público no usar guantes desechables
para coger el pan;
de ordinario tan amable, la abuelita abronca mi conducta
como un árbitro cabreado.
Ahorro las respuestas, entre otras cosas, porque siempre se me ocurren
tarde,
y me voy con la vergüenza de un niño de primaria
pillado en una travesura.

Llueve
y no encuentro mi paraguas; el que consigo
no hay manera de abrirlo. Por fin, tras arrancarle la cinta
que lo cerraba
prosigo mi camino. Resbalo en la acera y caigo,
sin compasión,
con mis setenta y dos kilos y casi sesenta años
por los suelos. El paraguas
se rompió. Me levanto a solas con mi humillación
y me mojo.

Vuelvo a casa
y me sale un orzuelo en el ojo derecho;
así que veo la mitad de la televisión, la otra mitad
la tapa mi nariz. No era consciente
de que la tuviera tan grande. Escribo
mirando por el ojo izquierdo.

¡Ahora no vengas tú, tocapelotas, a decirme que esto no es
todo un poema!

.... Julio, sí, sí que lo es, ya lo creo; y ha tenido la osadía e influencia directa de hacérmelo pasar radicalmente bien, y sentirme rodando por la acerca entre el agua y con el paraguas dando vueltas de mi cabeza y...; la vida misma, amigo, la vida misma transcrita por un mago de la percepción nítida de las cosas; un abrazo, amigo, y gracias por todo además del poema : por el remojón y el pan sin guantes; Orión

[Julio Gonzalez Alonso]

Todo un poema de sábado.

Es sábado. Pierdo mi partido de tenis
a primera hora de la mañana; la cosa no tendría mayor importancia
sino fuera ésta la sexta vez consecutiva
y ante el mismo contrario.

La viuda del tercero, en el supermercado,
me recrimina en público no usar guantes desechables
para coger el pan;
de ordinario tan amable, la abuelita abronca mi conducta
como un árbitro cabreado.
Ahorro las respuestas, entre otras cosas, porque siempre se me ocurren
tarde,
y me voy con la vergüenza de un niño de primaria
pillado en una travesura.

Llueve
y no encuentro mi paraguas; el que consigo
no hay manera de abrirlo. Por fin, tras arrancarle la cinta
que lo cerraba
prosigo mi camino. Resbalo en la acera y caigo,
sin compasión,
con mis setenta y dos kilos y casi sesenta años
por los suelos. El paraguas
se rompió. Me levanto a solas con mi humillación
y me mojo.

Vuelvo a casa
y me sale un orzuelo en el ojo derecho;
así que veo la mitad de la televisión, la otra mitad
la tapa mi nariz. No era consciente
de que la tuviera tan grande. Escribo
mirando por el ojo izquierdo.

¡Ahora no vengas tú, tocapelotas, a decirme que esto no es
todo un poema!

.... Julio, sí, sí que lo es, ya lo creo; y ha tenido la osadía e influencia directa de hacérmelo pasar radicalmente bien, y sentirme rodando por la acerca entre el agua y con el paraguas dando vueltas de mi cabeza y...; la vida misma, amigo, la vida misma transcrita por un mago de la percepción nítida de las cosas; un abrazo, amigo, y gracias por todo además del poema : por el remojón y el pan sin guantes; Orión

Bueno, Antonio, pues tengo que decirte que de verdad me alegra que lo hayas pasado bien con la lectura de este pretendido poema que de grande tiene, seguro, la caída; de lo demás, prefiero no opinar, aunque -insisto- me hace feliz saber que puede pasarse un rato jocoso con la lectura de estos versos. Gracias por tu generoso comentario. Con un abrazo.
Salud.

[Maika Silva]

No se si será la hora (o la media botella de whiskey que acabo de tomarme), pero su poema me resultó de la clase de letras que salen cuandi tenemos un mal día, de esos en los que todo parece consipirar para salirnos mal.
Incluso me rió sola de imaginarlo cayewndo en la acera (y corrijo una vez y otra mi redacción, puesto que el alcohol -claramente- inside en el tipeo).
Me ha hecho reír y por lo tanto aplaudo.
Evidentemente no es de sus clásicops poemas que suelen ser muy delñicados, sino de esa clase que escribimos para deshaogarnos. (Y, que conste, además de errada, escribir tres líneas de este comentaruio me ha costado... )

P.D: a sus "sesenta y pico"...buen mozo ha resultado....
Saludoisa, caballero Julio, usted se me antoja una adorable persona, no sé si lo había mencionado.
.:Tati:.

[Julio Gonzalez Alonso]

No se si será la hora (o la media botella de whiskey que acabo de tomarme), pero su poema me resultó de la clase de letras que salen cuandi tenemos un mal día, de esos en los que todo parece consipirar para salirnos mal.
Incluso me rió sola de imaginarlo cayewndo en la acera (y corrijo una vez y otra mi redacción, puesto que el alcohol -claramente- inside en el tipeo).
Me ha hecho reír y por lo tanto aplaudo.
Evidentemente no es de sus clásicops poemas que suelen ser muy delñicados, sino de esa clase que escribimos para deshaogarnos. (Y, que conste, además de errada, escribir tres líneas de este comentaruio me ha costado... )

P.D: a sus "sesenta y pico"...buen mozo ha resultado....
Saludoisa, caballero Julio, usted se me antoja una adorable persona, no sé si lo había mencionado.
.:Tati:.

Señorita Tati, resulta usted encantadora tras las altas horas de la madrugada y la botella de wisky; aunque prefiera el vino tinto, confieso que me hubiera encantado compartir una copina de licor con usted. Los datos exactos que me acompañan al día de hoy son: 59 años, 170 cm de estatura y 72 Kg. de peso; con todo ello acabé por los suelos de una manera estruendosa, pero son palabras como las suyas, señorita, las que me ayudan a levantarme, ya que caer caigo yo solo. Gracias por su simpático y amable comentario y el esfuerzo por hacerme llegar sus cálidas palabras. Usted también se me antoja una persona adorable, aunque no lo había mencionado. Con un abrazo.
Salud.

[Antonio Justel]

Todo un poema de sábado.

Es sábado. Pierdo mi partido de tenis
a primera hora de la mañana; la cosa no tendría mayor importancia
sino fuera ésta la sexta vez consecutiva
y ante el mismo contrario.

La viuda del tercero, en el supermercado,
me recrimina en público no usar guantes desechables
para coger el pan;
de ordinario tan amable, la abuelita abronca mi conducta
como un árbitro cabreado.
Ahorro las respuestas, entre otras cosas, porque siempre se me ocurren
tarde,
y me voy con la vergüenza de un niño de primaria
pillado en una travesura.

Llueve
y no encuentro mi paraguas; el que consigo
no hay manera de abrirlo. Por fin, tras arrancarle la cinta
que lo cerraba
prosigo mi camino. Resbalo en la acera y caigo,
sin compasión,
con mis setenta y dos kilos y casi sesenta años
por los suelos. El paraguas
se rompió. Me levanto a solas con mi humillación
y me mojo.

Vuelvo a casa
y me sale un orzuelo en el ojo derecho;
así que veo la mitad de la televisión, la otra mitad
la tapa mi nariz. No era consciente
de que la tuviera tan grande. Escribo
mirando por el ojo izquierdo.

¡Ahora no vengas tú, tocapelotas, a decirme que esto no es
todo un poema!

.... Julio, sí, sí que lo es, ya lo creo; y ha tenido la osadía e influencia directa de hacérmelo pasar radicalmente bien, y sentirme rodando por la acerca entre el agua y con el paraguas dando vueltas sobre mi cabeza y...; la vida misma, amigo, la vida misma transcrita por un mago de la percepción nítida de las cosas; un abrazo, amigo, y gracias por todo además del poema : por el remojón y el pan sin guantes; Orión

Bueno, Antonio, pues tengo que decirte que de verdad me alegra que lo hayas pasado bien con la lectura de este pretendido poema que de grande tiene, seguro, la caída; de lo demás, prefiero no opinar, aunque -insisto- me hace feliz saber que puede pasarse un rato jocoso con la lectura de estos versos. Gracias por tu generoso comentario. Con un abrazo.
Salud.

[Rafael Valdemar]

Paisano sin duda alguna es todo un poema este que nos dejas, o dejaste en su momento. Un toque de orignalidad y poesía para describir las visicitudes acontecidas en tu persona un sábado cualquiera. Cotidianidades d ela vida misma. Buen poema que disfruté leyendo

Saludos

Raf.

[Raúl Pozo Madrid]

[quote="Julio González Alonso"]


[B]Todo un poema de sábado.[/B]

Es sábado. Pierdo mi partido de tenis a primera hora de la mañana;
la cosa no tendría mayor importancia
sino fuera la sexta vez consecutiva
y ante el mismo contrario.

La viuda del tercero,
en el supermercado,
me recrimina en público no usar guantes desechables para coger el pan;
de ordinario tan amable, la abuelita abronca mi conducta
como un árbitro cabreado.

Ahorro las respuestas, entre otras cosas,
porque siempre se me ocurren tarde,
y me voy con la vergüenza de un niño de primaria
pillado en travesura.

Llueve y no encuentro mi paraguas;
el que consigo no hay manera de abrirlo.
Por fin,
tras arrancarle la cinta que lo cierra
prosigo mi camino. Resbalo en la acera
y caigo, sin compasión, con mis setenta kilos. Casi sesenta años
por los suelos. El paraguas se rompe.
Me levanto a solas con mi humillación
y me mojo.

Vuelvo a casa
y me sale un orzuelo en el ojo derecho;
así que veo la mitad de la televisión, la otra mitad
la tapa mi nariz. No era consciente
de que fuese tan grande. Escribo
mirando por el ojo izquierdo.

¡Ahora no vengas tú, tocapelotas, a decirme que esto no es
todo un poema!



[/quote]



Yo lo he leído así, Julio, y no me llames tocapelotas porque te he quitado dos años.

Es un poema fresco en el que cada lector puede imponer su propio ritmo.

Un abrazo poeta.

[Julio Gonzalez Alonso]

Todo un poema de sábado.

Es sábado. Pierdo mi partido de tenis a primera hora de la mañana;
la cosa no tendría mayor importancia
sino fuera la sexta vez consecutiva
y ante el mismo contrario.

La viuda del tercero,
en el supermercado,
me recrimina en público no usar guantes desechables para coger el pan;
de ordinario tan amable, la abuelita abronca mi conducta
como un árbitro cabreado.

Ahorro las respuestas, entre otras cosas,
porque siempre se me ocurren tarde,
y me voy con la vergüenza de un niño de primaria
pillado en travesura.

Llueve y no encuentro mi paraguas;
el que consigo no hay manera de abrirlo.
Por fin,
tras arrancarle la cinta que lo cierra
prosigo mi camino. Resbalo en la acera
y caigo, sin compasión, con mis setenta kilos. Casi sesenta años
por los suelos. El paraguas se rompe.
Me levanto a solas con mi humillación
y me mojo.

Vuelvo a casa
y me sale un orzuelo en el ojo derecho;
así que veo la mitad de la televisión, la otra mitad
la tapa mi nariz. No era consciente
de que fuese tan grande. Escribo
mirando por el ojo izquierdo.

¡Ahora no vengas tú, tocapelotas, a decirme que esto no es
todo un poema!

Yo lo he leído así, Julio, y no me llames tocapelotas porque te he quitado dos años.

Es un poema fresco en el que cada lector puede imponer su propio ritmo.

Un abrazo poeta.

¡Esto sí que es bueno, amigo Raúl! Con tu permiso lo subo y pongo al lado del original. Sinceramente, me gusta más tu versión, pero mantendré la mía, si te parece. ¡Ah, y no me quitaste dos años, sino dos kilos! Tampoco está mal estar en los setenta de peso, aunque no sé si no preferiría los 57 de edad. Se agradece el gesto, de todos modos. Con un abrazo agradecido.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Paisano sin duda alguna es todo un poema este que nos dejas, o dejaste en su momento. Un toque de orignalidad y poesía para describir las visicitudes acontecidas en tu persona un sábado cualquiera. Cotidianidades d ela vida misma. Buen poema que disfruté leyendo

Saludos

Raf.

Amigo, paisano y casi vecino: una alegría encontrarte en estos versos. ¿Has visto la estupenda versión que dejó Raúl del Pozo? Gracias por tus palabras.