Ayer no fue una tarde rutinaria

[Alejandro Costa]

Ayer no fue una tarde rutinaria,
ni tan siquiera un olvidadizo trasiego por algún túnel
de esos que llaman del tiempo;
no sabría cómo analizar las horas de un reloj
oxidado y envejecido,
cómo atreverme a volver a imaginar
esos instantes dormidos en la miseria
de mi mente encallecida;
pero ayer fue diferente,
una estela surgida de un cometa
en disputa contra un universo destartalado y marrullero.

Más allá de ello, aún conservo la hegemonía
que me imparte la locura,
ahora que las luciérnagas han dejado de iluminar
la oscuridad de una noche en penitencia
mientras que los hábitos no se convierten
en costumbres y los dioses comienzan a naufragar
en océanos agotados.

Me es imposible narrar lo sucedido,
la mente lo recuerda diáfano,
pero los labios son incapaces de descifrar las incógnitas nerviosas
y terminan navegando por un cauce de interrogaciones..

Pero ayer fue diferente,
el ambiente disfrutaba, reía y a veces también lloraba,
y lo hacía como un aluvión de circunstancias sin permiso,
como una mañana sin capacidad para saludar el día,
como un agosto sin saber a qué estación subirse,
como aquel canto inacabado o una luna sin noche.

No entiendo bien lo sucedido,
si acaso pudiera ser un simple sueño,
un vulgar y tímido sueño,
con los que la mente se aturde
y los días tan solo son rutinarios ayeres
que nunca tuvieron cabida en los calendarios.

Ahora pienso que la tarde de hoy
mañana será la misma tarde de ayer.

Es más que posible que algún cometa
siga en disputa con el universo.
y que estas tardes variopintas continúen sin tener cabida
en ninguna hoja del calendario.

A excepción, posiblemente, de aquellos para los chiflados.

[Ulises C.J.]

Íntima reflexión.
Hay muchos pasados latiendo en nosotros, quizás con la certeza que pudieron ser otros. En ocasiones, quizás, tomamos conciencia y nos parece la vida de otros.
Hermoso poema, amigo

[Hallie Hernández Alfaro]

Ayer no fue una tarde rutinaria,
ni tan siquiera un olvidadizo trasiego por algún túnel
de esos que llaman del tiempo;
no sabría cómo analizar las horas de un reloj
oxidado y envejecido,
cómo atreverme a volver a imaginar
esos instantes dormidos en la miseria
de mi mente encallecida;
pero ayer fue diferente,
una estela surgida de un cometa
en disputa contra un universo destartalado y marrullero.

Más allá de ello, aún conservo la hegemonía
que me imparte la locura,
ahora que las luciérnagas han dejado de iluminar
la oscuridad de una noche en penitencia
mientras que los hábitos no se convierten
en costumbres y los dioses comienzan a naufragar
en océanos agotados.

Me es imposible narrar lo sucedido,
la mente lo recuerda diáfano,
pero los labios son incapaces de descifrar las incógnitas nerviosas
y terminan navegando por un cauce de interrogaciones..

Pero ayer fue diferente,
el ambiente disfrutaba, reía y a veces también lloraba,
y lo hacía como un aluvión de circunstancias sin permiso,
como una mañana sin capacidad para saludar el día,
como un agosto sin saber a qué estación subirse,
como aquel canto inacabado o una luna sin noche.

No entiendo bien lo sucedido,
si acaso pudiera ser un simple sueño,
un vulgar y tímido sueño,
con los que la mente se aturde
y los días tan solo son rutinarios ayeres
que nunca tuvieron cabida en los calendarios.

Ahora pienso que la tarde de hoy
mañana será la misma tarde de ayer.

Es más que posible que algún cometa
siga en disputa con el universo.
y que estas tardes variopintas continúen sin tener cabida
en ninguna hoja del calendario.

A excepción, posiblemente, de aquellos para los chiflados.

Me ha encantado, Alejandro.
Qué manera de viajar hacia la fusión posible de las notas vivas y las notas obligadamente sedadas. La llama perenne de un pensamiento resbala como la cera líquida de la tarde aislada, de la tarde donde nos retratan junto al milagro...
Ese calendario nos sirve a muchos, amigo mío, vamos, es el nuestro sin la menor duda.

Abrazo grande y felicidad.

[Pilar Morte]

Buen poema, Alejandro. Me ha encantado sentir ese día que rompe con las tardes rutinarias y se llena de luz. Felicidades.
Abrazos

[Carmen López]

Ayer no fue una tarde rutinaria,
ni tan siquiera un olvidadizo trasiego por algún túnel
de esos que llaman del tiempo;
no sabría cómo analizar las horas de un reloj
oxidado y envejecido,
cómo atreverme a volver a imaginar
esos instantes dormidos en la miseria
de mi mente encallecida;
pero ayer fue diferente,
una estela surgida de un cometa
en disputa contra un universo destartalado y marrullero.

Más allá de ello, aún conservo la hegemonía
que me imparte la locura,
ahora que las luciérnagas han dejado de iluminar
la oscuridad de una noche en penitencia
mientras que los hábitos no se convierten
en costumbres y los dioses comienzan a naufragar
en océanos agotados.

Me es imposible narrar lo sucedido,
la mente lo recuerda diáfano,
pero los labios son incapaces de descifrar las incógnitas nerviosas
y terminan navegando por un cauce de interrogaciones..

Pero ayer fue diferente,
el ambiente disfrutaba, reía y a veces también lloraba,
y lo hacía como un aluvión de circunstancias sin permiso,
como una mañana sin capacidad para saludar el día,
como un agosto sin saber a qué estación subirse,
como aquel canto inacabado o una luna sin noche.

No entiendo bien lo sucedido,
si acaso pudiera ser un simple sueño,
un vulgar y tímido sueño,
con los que la mente se aturde
y los días tan solo son rutinarios ayeres
que nunca tuvieron cabida en los calendarios.

Ahora pienso que la tarde de hoy
mañana será la misma tarde de ayer.

Es más que posible que algún cometa
siga en disputa con el universo.
y que estas tardes variopintas continúen sin tener cabida
en ninguna hoja del calendario.

A excepción, posiblemente, de aquellos para los chiflados.

A mí, me ha encantado esta reflexión...la hago mía, no se si subirme ya al carro de los chiflados, pero, me ha sonado como propia...
y sí hay días especiales que sin saber pq parece que los recuerdos se amontonan y parecen tener su sentido propio, da igual que sean buenos, malos o regulares, es como si se vislumbrara alguna cosa antes desconocida...
Buen poema, conexión muy directa con el lector con versos de altura. Felicidades.

Un abrazo.

Carmen

[Rafel Calle]

Tan bello como interesante trabajo, amigo Alejandro, que me parece muy bien desarrollado y con no pocos aciertos literarios.
Felicidades.
Abrazos.

[Jerónimo Muñoz]

Me ha gustado mucho este poema que no solo está escrito con escrupulosa corrección, además produce un sentimiento emotivo, suave pero penetrante.
Un abrazo.

Jerónimo

[Óscar Distéfano]

Un poema introspectivo que brinda placer estético, por su ritmo y las interesantes ideas que va desgranando en sus reflexiones. Me ha gustado leerte, amigo.

Un abrazo.
Óscar

[Alejandro Costa]

Íntima reflexión.
Hay muchos pasados latiendo en nosotros, quizás con la certeza que pudieron ser otros. En ocasiones, quizás, tomamos conciencia y nos parece la vida de otros.
Hermoso poema, amigo

Agradable comentario.

Te agradezco la visita.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Ayer no fue una tarde rutinaria,
ni tan siquiera un olvidadizo trasiego por algún túnel
de esos que llaman del tiempo;
no sabría cómo analizar las horas de un reloj
oxidado y envejecido,
cómo atreverme a volver a imaginar
esos instantes dormidos en la miseria
de mi mente encallecida;
pero ayer fue diferente,
una estela surgida de un cometa
en disputa contra un universo destartalado y marrullero.

Más allá de ello, aún conservo la hegemonía
que me imparte la locura,
ahora que las luciérnagas han dejado de iluminar
la oscuridad de una noche en penitencia
mientras que los hábitos no se convierten
en costumbres y los dioses comienzan a naufragar
en océanos agotados.

Me es imposible narrar lo sucedido,
la mente lo recuerda diáfano,
pero los labios son incapaces de descifrar las incógnitas nerviosas
y terminan navegando por un cauce de interrogaciones..

Pero ayer fue diferente,
el ambiente disfrutaba, reía y a veces también lloraba,
y lo hacía como un aluvión de circunstancias sin permiso,
como una mañana sin capacidad para saludar el día,
como un agosto sin saber a qué estación subirse,
como aquel canto inacabado o una luna sin noche.

No entiendo bien lo sucedido,
si acaso pudiera ser un simple sueño,
un vulgar y tímido sueño,
con los que la mente se aturde
y los días tan solo son rutinarios ayeres
que nunca tuvieron cabida en los calendarios.

Ahora pienso que la tarde de hoy
mañana será la misma tarde de ayer.

Es más que posible que algún cometa
siga en disputa con el universo.
y que estas tardes variopintas continúen sin tener cabida
en ninguna hoja del calendario.

A excepción, posiblemente, de aquellos para los chiflados.

Me ha encantado, Alejandro.
Qué manera de viajar hacia la fusión posible de las notas vivas y las notas obligadamente sedadas. La llama perenne de un pensamiento resbala como la cera líquida de la tarde aislada, de la tarde donde nos retratan junto al milagro...
Ese calendario nos sirve a muchos, amigo mío, vamos, es el nuestro sin la menor duda.

Abrazo grande y felicidad.

Muchas gracias Hallie.

Me alegra muchísimo el sentir que le ha gustado al lector y que su valoración de mis letras sea tan buena.

Un beso.

[Alejandro Costa]

Buen poema, Alejandro. Me ha encantado sentir ese día que rompe con las tardes rutinarias y se llena de luz. Felicidades.
Abrazos

Pilar, Pilar, que gusto siento cuando te veo paseando por mis letras.

Te agradezco a la vez que me alegra leer tu comentario.

Un beso.