El accidente

[Ramón Carballal]

Es tan ingrávido el sello de Belcebú,
miasma de latidos en la sempiterna sinfonía de los álamos.
Ruido en las bocas como alambres que vibran en la rotundidad de la noche.
Este sendero de hormigas alucinado, la reverberación
de las fuentes, el sol unigénito, dragón de hilos flamígeros
que doran la espuma de mis ojos con alacranes de ensueño.

Hasta aquí la pared donde escriben los poetas las dudas del insomnio,
poseo olas bravías en diez litros de ardor ambarino,
tengo lápidas del corazón con alfiles amargos,
espío al atardecer las ventanas híbridas
donde insólitas estrellas copulan, se sumergen en la honda
oscuridad de las vértebras, en su raíz de vida.

Pero yo ejerzo hoy mi cruz de ángel anfibio,
escojo los bares que me odiaron, bebo y escupo mi caridad,
anclo mis ingles en las gónadas de la pulcritud,
me exhibo en el tiovivo del hambre, me abandono
al alcohol de los últimos herejes.

No hay calidez en este abecedario de palomas rotas,
persigo asteroides en cubos de hielo y es tanta la lejanía,
tanto el vigor del hastío, que en mi ajedrez me ilumino,
con aguardientes de asfalto, innumerables como báculos de brujas
tras la hoguera del tiempo.

Al fin, hay un haz que me busca,
el metal del auto, sesenta míseros caballos que galopan,
y pienso en la armonía de las cuadrigas, en la fe cósmica
de las implacables legiones, en la flecha que en su perfección
atina con la robustez de un tronco blanquecino.

Cabalgando este buitre de acero, insomne y perdido entre sus nalgas,
la carretera es una vena de árboles en fila,
curvas como cuévanos dulces, la luz de los faros,
centinela que traiciona el horóscopo
y me conduce hasta los racimos de la sangre.

Se escuchan pájaros junto al río, nunca pensé morir con este rumor,
tan viejo, tan alegre, del agua, en mis oídos.

[Carmen López]

Tus versos, Ramón, pueden con todo lo que les eches...eso está muy claro. Me ha encantado esta propuesta, fría como un haz fínisimo que quiebra las sonrisas y sin embargo se alza orgullosa de sí misma, imperiosa por ver la luz entre los filamentos de la misma muerte. Algo tan improbable como bello por impensable...verdaderamente novedoso.
Buen poema con un cierre de lujo, un guante de miel para el poema.

Unha forte aperta.

Carmen

[Pilar Morte]

Este poema de imágenes impactantes requiere más de una lectura para saborear su belleza y fondo. Un placer leerte. Volveré.
Abrazos

[Ramón Carballal]

Tus versos, Ramón, pueden con todo lo que les eches...eso está muy claro. Me ha encantado esta propuesta, fría como un haz fínisimo que quiebra las sonrisas y sin embargo se alza orgullosa de sí misma, imperiosa por ver la luz entre los filamentos de la misma muerte. Algo tan improbable como bello por impensable...verdaderamente novedoso.
Buen poema con un cierre de lujo, un guante de miel para el poema.

Unha forte aperta.

Carmen

Gracias, Carmen, por leer y por el amable comentario. Unha forte aperta, amiga.

[Ramón Carballal]

Este poema de imágenes impactantes requiere más de una lectura para saborear su belleza y fondo. Un placer leerte. Volveré.
Abrazos

Gracias, Pilar, por tus palabras. Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

Maravilloso, Ramón, con un final de una belleza inmensa.

Simplemente genial.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Maravilloso, Ramón, con un final de una belleza inmensa.

Simplemente genial.

Un abrazo.

Muchas gracias, Alejandro, por tu generosidad. Un abrazo.

[Mirta Elena Tessio]

Es tan ingrávido el sello de Belcebú,
miasma de latidos en la sempiterna sinfonía de los álamos.
Ruido en las bocas como alambres que vibran en la rotundidad de la noche.
Este sendero de hormigas alucinado, la reverberación
de las fuentes, el sol unigénito, dragón de hilos flamígeros
que doran la espuma de mis ojos con alacranes de ensueño.

Hasta aquí la pared donde escriben los poetas las dudas del insomnio,
poseo olas bravías en diez litros de ardor ambarino,
tengo lápidas del corazón con alfiles amargos,
espío al atardecer las ventanas híbridas
donde insólitas estrellas copulan, se sumergen en la honda
oscuridad de las vértebras, en su raíz de vida.

Pero yo ejerzo hoy mi cruz de ángel anfibio,
escojo los bares que me odiaron, bebo y escupo mi caridad,
anclo mis ingles en las gónadas de la pulcritud,
me exhibo en el tiovivo del hambre, me abandono
al alcohol de los últimos herejes.

No hay calidez en este abecedario de palomas rotas,
persigo asteroides en cubos de hielo y es tanta la lejanía,
tanto el vigor del hastío, que en mi ajedrez me ilumino,
con aguardientes de asfalto, innumerables como báculos de brujas
tras la hoguera del tiempo.

Al fin, hay un haz que me busca,
el metal del auto, sesenta míseros caballos que galopan,
y pienso en la armonía de las cuadrigas, en la fe cósmica
de las implacables legiones, en la flecha que en su perfección
atina con la robustez de un tronco blanquecino.

Cabalgando este buitre de acero, insomne y perdido entre sus nalgas,
la carretera es una vena de árboles en fila,
curvas como cuévanos dulces, la luz de los faros,
centinela que traiciona el horóscopo
y me conduce hasta los racimos de la sangre.

Se escuchan pájaros junto al río, nunca pensé morir con este rumor,
tan viejo, tan alegre, del agua, en mis oídos.

Bello poema repleto de im´genes, me duele este poema.-
Abrazos.-

[Simon Abadia]

Inmenso tu poema Ramón. Me ha gustado mucho.
Un abrazo

[Jerónimo Muñoz]

Un derroche de vocablos sustanciales, cultos, dicentes en sí mismos y que, encuadrados en su contexto poemático, conforman una obra de arte en la que el tinte ligeramente surrealista, añade fuerza lírica.
Un gran poema, Ramón.
Abrazos.

Jerónimo

[Julio Gonzalez Alonso]

Tu poesía raya a un nivel muy alto y en este poema incursionas en temas que me parecen novedosos; en cierto modo -una apreciación personal- me has evocado los viajes oníricos de Randolf Carter, del escritor H.P. Lovecraft. De Lovecraft no fue lo mejor su calidad literaria, pero sí su capacidad de expresión e investigador de las realidades de los sueños; en tu caso, la calidad literaria está muy por encima de Lovecraft y también nos sumerges en mundos nuevos a través del viaje iniciático de la poesía.
Salud.

[Ramón Carballal]

Es tan ingrávido el sello de Belcebú,
miasma de latidos en la sempiterna sinfonía de los álamos.
Ruido en las bocas como alambres que vibran en la rotundidad de la noche.
Este sendero de hormigas alucinado, la reverberación
de las fuentes, el sol unigénito, dragón de hilos flamígeros
que doran la espuma de mis ojos con alacranes de ensueño.

Hasta aquí la pared donde escriben los poetas las dudas del insomnio,
poseo olas bravías en diez litros de ardor ambarino,
tengo lápidas del corazón con alfiles amargos,
espío al atardecer las ventanas híbridas
donde insólitas estrellas copulan, se sumergen en la honda
oscuridad de las vértebras, en su raíz de vida.

Pero yo ejerzo hoy mi cruz de ángel anfibio,
escojo los bares que me odiaron, bebo y escupo mi caridad,
anclo mis ingles en las gónadas de la pulcritud,
me exhibo en el tiovivo del hambre, me abandono
al alcohol de los últimos herejes.

No hay calidez en este abecedario de palomas rotas,
persigo asteroides en cubos de hielo y es tanta la lejanía,
tanto el vigor del hastío, que en mi ajedrez me ilumino,
con aguardientes de asfalto, innumerables como báculos de brujas
tras la hoguera del tiempo.

Al fin, hay un haz que me busca,
el metal del auto, sesenta míseros caballos que galopan,
y pienso en la armonía de las cuadrigas, en la fe cósmica
de las implacables legiones, en la flecha que en su perfección
atina con la robustez de un tronco blanquecino.

Cabalgando este buitre de acero, insomne y perdido entre sus nalgas,
la carretera es una vena de árboles en fila,
curvas como cuévanos dulces, la luz de los faros,
centinela que traiciona el horóscopo
y me conduce hasta los racimos de la sangre.

Se escuchan pájaros junto al río, nunca pensé morir con este rumor,
tan viejo, tan alegre, del agua, en mis oídos.

Bello poema repleto de im´genes, me duele este poema.-
Abrazos.-

Gracias, Mirta, por acercarte a este poema y comentarlo. Un abrazo.

[Gustavo Cavicchia]

Es un poema escrito sin rodeos, medular, sincero y descarnado. se percibe la rabia del protagonista de forma absoluta y toda la oscuridad sórdida del entorno del final tal vez buscado. A veces se escribe de lugares muy íntimos, casi inconscientes con ese caustico que tienen los malos sueños. Un abrazo desde esta tierra mendocina.

[Ramón Carballal]

Inmenso tu poema Ramón. Me ha gustado mucho.
Un abrazo

Gracias,Simón, por tu amabilidad. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un derroche de vocablos sustanciales, cultos, dicentes en sí mismos y que, encuadrados en su contexto poemático, conforman una obra de arte en la que el tinte ligeramente surrealista, añade fuerza lírica.
Un gran poema, Ramón.
Abrazos.

Jerónimo

Gracias, Jerónimo, por el generoso comentario. Un abrazo.