Ventura Morón escribió:...
Llevo años escuchándote decir lo mismo.
Que volverás, que el momento
por fin ha llegado,
que nada te detiene,
que no importa lo que pasó, ¿quién podría
recordarlo acaso ahora?
Mas al día siguiente
te ciegas y te quedas, con esa expresión
de alas quietas,
de viaje cancelado y temblor de carretera.
De cuando empezó a azuzarte ese veneno en las venas no tengo memoria.
Te reías y lo hacías sin límite,
como si no hubiera fronteras entre tus hombros
y la escuálida noche, torcías el cuello y ponías las manos
cerca de la tierra, como si buscaras alguna manera
de que el viento no te llevara
allí donde la maleza te crece y tus ojos se vidrian
como un pantano
llenándote el alma de cocodrilos.
Es difícil -decías-, “no puede predecirse si podré rellenar las maletas
de tanto cielo,
nubes pasando a ciegas
sin que pueda atraparlas,
enganchándose al balcón,
deshilachándose y cayendo de pronto
volviendo todo en tormenta”
“No estaba de Dios” -decíamos entonces-
“aún no se han dado las condiciones”...
y cerrábamos la puerta, y ni la luna llamaba
con sus nudillos de plata.
Un día, saldrás, sin duda, de tu lejana jungla,
cogerás ese billete y te saldrán los pájaros por la boca
volando lejos, como una cometa te llevaran
mirando por la ventana
deshaciendo los kilómetros mientras se te llenan
los bolsillos de palabras.
Se te caerán todas las hojas secas al llegar, y te llenarás de brotes
cuando te alcance la luz del mediodía, como lo hacía antes,
erizada el alma con la piel de la calle, como una caricia latente
que te estuviera esperando, Y volver...
será volver… borrar cualquier olvido
desde ese siempre que quema
y que repite sin rencor que no hay ningún tiempo perdido
que no pueda beberse de un solo sorbo.
.
.
.
Ventura cada vez que leo tu poesía, veo tu profunda mirada ahondar aún más. Te felicito. ERA