No sé quién trajo el silencio
pero lo cierto es que vino,
pude ver como crecía
entre tu espacio y el mío,
parecía tan hermoso
un silencio compartido...
Mas se llevó los "te quiero"
que siempre fueron mi abrigo
y los juegos y las risas,
los susurros y gemidos…
Y fue implantando su reino
sin dejarnos ni un respiro,
solo un lamento escapó
como un sonoro tañido.
La palabra, amordazada,
perdió su protagonismo
y dejó a merced del viento
un triste verso vacío.
Y entre silencio y silencio
fui perdiendo tu latido,
fueron silencio tus labios
como pájaros sin trino,
fueron silencio tus manos,
voces que el tiempo ha vencido.
Mas tus ojos me dijeron
que el silencio no es olvido,
no necesita palabras
la magia de los sentidos
y entre tu boca y mi boca,
entre tu cuerpo y el mío,
dialogaron los silencios
con un idioma distinto
y se hizo eterna la noche
y el silencio diamantino.