Armilo Brotón escribió:Recuerdo una vez en Córdoba, se celebraba por mayo del 2003 el Festival de los Patios, en el barrio de Alcázar Viejo, cuando una niña pidió a una vieja gitana, quiromante, que le leyera la mano. Esta abrió su palma acariciando cada surco de su cerebro y y al cabo de breves minutos se la cerró entre las suyas y emocionada la abrazó diciéndole: mi alma, tú lo que necesitas es ternura, no que nadie te diga lo que sabes.
Yo lo que vi, adelantado diecisiete años, fue a una mujer que dialogaba con una niña interna en su infancia, que se resistía a crecer. Pidiendo que la comprendieran, a través de su literatura, cada vez que amanecía; pero la lucha es solitaria, no hay remedio, el de enfrente, el lector, lo no puede dar más que cariño; una radiación de onda corta que atraviesa el tiempo.
Si la memoria no me falla, Ana, creo que te comenté otra creación hace muchos años. Esta tarde me dijo Armilo que me dedicaste un poema, que si quería comentarlo y me vino a la cabeza el Alcázar Viejo de Córdoba, fue una visión de relámpago; tenía que dejarte unas palabras de agradecimiento, yo que apenas leo ni escribo algo que no sea un número de teléfono en mi agenda. Perdona que no tenga la capacidad de realizar el buen comentario que merece tu poema, pero sí tengo mucho respeto por la literatura.
Junto al subconsciente de su boca, el poeta es capaz de transformar la muerte en belleza, el signo en energía, a través de la lírica, que no deja de ser un desafío a las fuerzas de la naturaleza para conjurarlas. Un día, tomando unos vinos con elPrior, Armilo y Renato les decía que las primeras expresiones de arte fueron cuentos y pinturas para disipar el miedo a lo desconocido.
Es un bello poema en el escucho voces, diferenciadas claramente por la estructura formal, lo que genera una tensión, un ritmo original de extrañamiento en el lector. Salvando las distancias de contenido, me trajo a la memoria a Leopoldo María Panero, en paz descanse, que utilizaba mucho este recurso en sus poemas. Una parte es clara y otra simbólica, incluso con sesgos surrealistas, casi de escritura automática. Curiosamente hace unos días me preguntaba Armilo sobre lo que pensaba de esa corriente. A mí me gusta ¿quién no es un poco surrealista hoy por necesidad?
Yo no puedo aportarte mucho, La Corpo sabe más que yo de esas cosas, pero entiendo que es un poema conceptual, se busca es más la idea que la forma, por eso me he extendido más en este concepto.
No sé si yo encarno precisamente la insumisión, pero te agradezco que así me consideres. Sí tengo claro que la insumisión para mí es mirar, cada día que te levantas, la vida con ojos de niño para transformar la realidad en belleza, el absurdo en ternura.
Espero no haberte aburrido mucho con unas palabras con las que solo quería darte las gracias.
Te agradezco mucho el recuerdo y la dedicatoria y espero que estés bien dentro de esta circunstancia que nos ha tocado vivir.
Un abrazo
Miguel A. Cardenal
Un poema ha hecho que salgas a la palestra. Sí, Miguel, creo que es el segundo poema que me comentas. Te llamé insumiso pq no he conocido a nadie que le guste tanto la vida. Entiéndeme, solo a los suicidas les gusta la muerte, pero es que tú celebras la vida a carcajada limpia. Te ríes con la vida aunque esté cayendo chuzos de punta.
Eres insumiso porque tu conciencia no te permite morir en vida. Y no sé si es tu filosofía , tu ética o vete tú a saber lo que te hace ser tan vivaz.
Qué bueno es tu recuerdo de esa escena en Córdoba. Curiosa la coincidencia de mi abuela (más gitana que yo) enseñándome cosillas sobre las líneas de la mano, ante mi insistencia de que me la leyera cada vez que nos veíamos. Cambiamos Madrid por Córdoba y listo.
Las gracias te las doy yo a ti, Miguel por venir tú y no dejarme un recado a través de Armilo.
¿Sabes? Creo que la resurrección no existe, porque nunca nos morimos del todo, mientras exista algo de nosotros estaremos parcial y potencialmente vivos; pues al igual que de la nada no puede salir algo, ese algo que existe no se puede transformar en nada. La energía no se crea ni se destruye, se transforma. Reminiscencias del colegio, jajaja.
Un abrazo.