Qué queda ahora
Publicado: Lun, 07 Sep 2020 12:13
Sendas intransitadas que conducen
al después, abatidas mieses,
el roce de unos besos
que nunca se saciaron, la sonora
sequedad del latir, la fuga
de los olmos heridos en la noche,
las palabras no dichas, los fugaces
paraísos que nunca poseímos...
Clamores en sazón del grito maniatado
tras el muro invernal de tu partida.
El corazón caído entre las sierpes,
el silencio que azuza
la soledad del páramo,
la voz ya para siempre suspendida
en el eco que tañe, oscuro,
una vez y otra vez el sentimiento;
el aria que enarbola con su nudo
un desgarro de daga sin sutura...
Lluvias del llanto que desbordan
el lienzo interminable de tu ausencia.
La búsqueda que inquiere
–allá de la galerna– un alba
que sé que nunca volverá;
la clausura en la sombra de todos las postigos,
el descenso sin pausa hacia la cumbre
donde ondea, prensil, el desarraigo,
el aullido lunar del sembradío
desde el dolor del aire en el deshacimiento...
Turbios jazmines, signos
del dios que sin tu luz me deshabita.
al después, abatidas mieses,
el roce de unos besos
que nunca se saciaron, la sonora
sequedad del latir, la fuga
de los olmos heridos en la noche,
las palabras no dichas, los fugaces
paraísos que nunca poseímos...
Clamores en sazón del grito maniatado
tras el muro invernal de tu partida.
El corazón caído entre las sierpes,
el silencio que azuza
la soledad del páramo,
la voz ya para siempre suspendida
en el eco que tañe, oscuro,
una vez y otra vez el sentimiento;
el aria que enarbola con su nudo
un desgarro de daga sin sutura...
Lluvias del llanto que desbordan
el lienzo interminable de tu ausencia.
La búsqueda que inquiere
–allá de la galerna– un alba
que sé que nunca volverá;
la clausura en la sombra de todos las postigos,
el descenso sin pausa hacia la cumbre
donde ondea, prensil, el desarraigo,
el aullido lunar del sembradío
desde el dolor del aire en el deshacimiento...
Turbios jazmines, signos
del dios que sin tu luz me deshabita.