Iluminación en besos cerrados
Publicado: Dom, 09 Feb 2020 21:00
El raudo resaltado de tu boca es mi relieve.
Como la levedad de mi estancia en el tiempo.
La permanencia inerte de las fuentes no saciaría ni un océano de mi sed.
Hay preguntas que no tienen misterio, solo énfasis o el eco en la cueva de lluvia.
Entre rejas de agua me organizo,
como una caída sin garganta.
La libertad transcurre entre dos polos.
Los míos son elípticos, reflejo de tus labios.
Al igual que las burbujas marcan rituales perdidos en el aire, tú me elevas con el peso de la ciencia.
Y, cómo no decirlo, con el grueso del vaho en tus espejos y ventanas.
Y llego a la cima esponjosa de mis huesos.
Y allí tiemblo.
Y al igual que una hoja, gobierno sobre el púlpito del viento.
Y al remanso del río, también otrora zanja, muero y nazco sin vientre, solo con un cordón umbilical.
Es la prueba de fuego.
Ya no elijo mi espejo como guía.
Ni mi madre es tan distinta a la armonía, ni tú eres tan remota como el limo.
Fluctuaciones saturan mis sentidos.
Y solo alcanzo a ver esa vereda serpenteada donde las aves crecen hasta sobrepasar las puertas
de tu templo.
Como la levedad de mi estancia en el tiempo.
La permanencia inerte de las fuentes no saciaría ni un océano de mi sed.
Hay preguntas que no tienen misterio, solo énfasis o el eco en la cueva de lluvia.
Entre rejas de agua me organizo,
como una caída sin garganta.
La libertad transcurre entre dos polos.
Los míos son elípticos, reflejo de tus labios.
Al igual que las burbujas marcan rituales perdidos en el aire, tú me elevas con el peso de la ciencia.
Y, cómo no decirlo, con el grueso del vaho en tus espejos y ventanas.
Y llego a la cima esponjosa de mis huesos.
Y allí tiemblo.
Y al igual que una hoja, gobierno sobre el púlpito del viento.
Y al remanso del río, también otrora zanja, muero y nazco sin vientre, solo con un cordón umbilical.
Es la prueba de fuego.
Ya no elijo mi espejo como guía.
Ni mi madre es tan distinta a la armonía, ni tú eres tan remota como el limo.
Fluctuaciones saturan mis sentidos.
Y solo alcanzo a ver esa vereda serpenteada donde las aves crecen hasta sobrepasar las puertas
de tu templo.