Explicar a Dios es lo mínimo

[Ricardo López Castro.]

Soy inquisitivo, soberbio, incluso déspota.
Pero lo que mejor me define es la única cualidad que nadie tiene: me la suda todo.
Empecé por cosas cotidianas, y acabé por alcanzar un nivel cognitivo que incluso a mí me supera.
Me importan un bledo los demás.
Sus sentimientos y lamentos.
Su mente les juega una mala pasada.
De hecho, esto último es por lo que Dios existe.
El caos inducido en las conciencias.
Dios no va a dirigirse uno por uno en términos desternillantes.
No.
No me río de sus miserias, ni de los que tienen dos caras.
Dios es cero trascendencia.
Por alguna razón jamás lo entenderán, porque ésa es la causa de su cargo de conciencia.
Su dios ha salido de un libro.
El verdadero Dios es aquel que se hace de rogar.
Es más, quitarme esta idea de la cabeza, o sacarme a Dios de las entrañas es exactamente lo mismo:
Su inconsciencia.
Antes me afectaba su indiferencia.
Ahora caigo en la cuenta, soy Yo el que marca la diferencia.