Editorial Alaire

Heno y humo de jaras. Un latido
se despierta de pronto. Trae el viento
un olor a niñez y un movimiento
que me devuelve a un territorio ungido.

Cuanto hay en él se sabe no perdido;
nutren aún el alma con su aliento
los manantiales del advenimiento,
pues todo es boreal, nada es olvido.

Y habito el resplandor, renazco. Apenas
(alza el recuerdo fuentes donde mora)
se ha secado el venero de la vida.

Hablan las tierras madres por las venas.
Nunca he salido de su seno, ahora
sé que empezó mi vuelta en la partida.

Me gustó mucho el poema, me ha despertado recuerdos de aroma de tierra y heno. Felicidades.
Abrazos
Pilar

Pilar Morte escribió:Me gustó mucho el poema, me ha despertado recuerdos de aroma de tierra y heno. Felicidades.
Abrazos
Pilar

Me alegro que te haya gustado, Pilar.
Sí, hay olores que te transportan a otro tiempo, a otros territorios de la memoria,
especialmente los de las "tierras madres". Te agradezco mucho tu generosa e inmerecida felicitación.

Recibe un abrazo, amiga.
Felipe.

Hola, Feliple. Un soneto encantador. Realmente me ha gustado. Saludos.