Editorial Alaire

Carmen Pla escribió:Extraordinario, Rosa.
Has creado un poema lleno de emoción. El final desbordante.
Me ha encantado.
Un abrazo

Rosa Marzal escribió:Gisele,
no eres tú. Pareces despierta, pero no eres tú.
No te obedecen tus manos,
no te obedece tu llanto
y la voz que te persigue y no es tuya huele a sombra
y a puñal.

Tratas de hacer vibrar las cuerdas de un reloj
moribundo
y solo alcanzas a tocar con las uñas
siete paralizantes arpegios, siete apuestas al gris.

Sabes, Gisele, un silencio a destiempo, un morderse la ira,
el chirrido sordo de un grillo en la garganta,
vaticinan suicidios,
y hay pequeños, cotidianos suicidios que se asemejan
a una larga glaciación-

No te apoyes sobre el filo de arena
de una excusa
(el mar no sabe reflejarse en los espejos
de la mediocridad)

Ahora,
reza, Gisele, reza conmigo:
Madre-Pájaro, -Madre-Deseo - Madre-Blanca-
tú que habitas en la efervescencia de los sueños,
tú que engendraste al niño que yace enterrado
en el subsuelo del primer fracaso,
dame el fuego, la locura, la fuerza
para resucitar su grito
y no permitas que sobreviva
muriendo
entre la podredumbre
del Amor.

Pilar Morte escribió:Querida amiga, no bajas la guardia en poesía. Unos versos geniales y que llegan, con un final que lo borda. Me encantó.
Besos
Pilar

J. J. M. Ferreiro escribió:Un poema magnífico e impactante, poesía total diría yo, porque lo tiene todo: reflexión, equilibrio, madurez... en un lenguaje poético de mucha, mucha altura. Uno de los mejores poemas que he leído últimamente.

Te felicito Rosa, por este excepcional poema.

Un bico.

Rosa Marzal escribió:
Gisele,
no eres tú. Pareces despierta, pero no eres tú.
No te obedecen tus manos,
no te obedece tu llanto
y la voz que te persigue y no es tuya huele a sombra
y a puñal.

Tratas de hacer vibrar las cuerdas de un reloj
moribundo
y solo alcanzas a tocar con las uñas
siete paralizantes arpegios, siete apuestas al gris.

Sabes, Gisele, un silencio a destiempo, un morderse la ira,
el chirrido sordo de un grillo en la garganta,
vaticinan suicidios,
y hay pequeños, cotidianos suicidios que se asemejan
a una larga glaciación-

No te apoyes sobre el filo de arena
de una excusa
(el mar no sabe reflejarse en los espejos
de la mediocridad)

Ahora,
reza, Gisele, reza conmigo:
Madre-Pájaro, -Madre-Deseo - Madre-Blanca-
tú que habitas en la efervescencia de los sueños,
tú que engendraste al niño que yace enterrado
en el subsuelo del primer fracaso,
dame el fuego, la locura, la fuerza
para resucitar su grito
y no permitas que sobreviva
muriendo
entre la podredumbre
del Amor.

E. R. Aristy escribió:

Rosa Marzal escribió:Gisele,
no eres tú. Pareces despierta, pero no eres tú.
No te obedecen tus manos,
no te obedece tu llanto
y la voz que te persigue y no es tuya huele a sombra
y a puñal.

Tratas de hacer vibrar las cuerdas de un reloj
moribundo
y solo alcanzas a tocar con las uñas
siete paralizantes arpegios, siete apuestas al gris.

Sabes, Gisele, un silencio a destiempo, un morderse la ira,
el chirrido sordo de un grillo en la garganta,
vaticinan suicidios,
y hay pequeños, cotidianos suicidios que se asemejan
a una larga glaciación-

No te apoyes sobre el filo de arena
de una excusa
(el mar no sabe reflejarse en los espejos
de la mediocridad)

Ahora,
reza, Gisele, reza conmigo:
Madre-Pájaro, -Madre-Deseo - Madre-Blanca-
tú que habitas en la efervescencia de los sueños,
tú que engendraste al niño que yace enterrado
en el subsuelo del primer fracaso,
dame el fuego, la locura, la fuerza
para resucitar su grito
y no permitas que sobreviva
muriendo
entre la podredumbre
del Amor.

Oh! Desolación. Hay dolores de amor que matan, dolores que en sus espasmos trituran el corazón entero. Pero el corazón es una mansión de incontables habitaciones, un misterio que revela en sueños a todos los protagonistas que viven en sus propios dominios sean muertos o desaparecidos, están a una puerta falsa de distancia. Entonces queda este dominio como un infierno salpicado de pequeños jardines. Queda esta realidad dominante y autodenominada existencia.

Tu poema "Gisele" me conmueve y hace llorar, por conocer muy bien a la desolación. Si llegaríamos a tiempo, antes de la hora suicida, si pudiéramos mostrar esas mandala creciente del corazón al desolado. Un abrazo, una mirada como un globo empático que vuele hasta el precipicio y que flote frente a sus ojos moribundos, si pudiéramos decir nada con palabras, simplemente estar ahi junto al suicida y alargar las manos...

Rosa es un poema de extraordinaria belleza. Un contenido difícil de honrar, y tu pluma- dotada de virtud creativa -lo logra.

Madre-Pájaro, -Madre-Deseo - Madre-Blanca-


Abrazos, E. R. Aristy