Editorial Alaire

Hace lunas, que el asombro huyó de mis ojos
alejando de ellos aquel pasmo cándido de la niñez.
Solo la evocación de aquellos cuentos, narrados junto al brasero,
el calor y la voz de mi padre, perfilan una sonrisa en mi rostro
y en el alma, una melancólica añoranza.
En lunas viejas, dejé de ser la niña que admiraba todo,
que abría sus ojos de par en par, queriendo encontrar
realidad en las leyendas que oía,
niña que creaba sueños,
que ansiaba recibir cartas inesperadas,
que pensaba que todos los paisajes eran para mí,
y que hasta los árboles me abrazaban.
Hoy hay espacios alargados entre realidad y sueños,
profundas oquedades donde maceran las utopías,
sin embargo el campo está lleno de trigales,
amapolas,
margaritas,
esparcen su bello aroma la hierbabuena,
laurel, tomillo y romero,
allí, donde las naranjas son agridulces
y el mar mece en las olas mi cuerpo.

C. Parra

Las marcas a fuego permanecen pero haces bien disfrutando de lo que la vida te ofrece en el presente. Hermosos versos.
Abrazos
Pilar

La niñez como raíz de nuestra existencia es algo que nos marca, y es imposible separar la creación y el arte de cada uno de nosotros de esa parte de la vida en la que éramos por naturaleza… lo que el hombre nunca debería dejar de ser.

Un abrazo y gracias por compartir este bello texto, me he identificado bastante con él.

Sabes Pilar que me gusta encontrarte en mis versos amiga
Mil gracias compañera
Un beso
Carmen

Donde hay corazón todo colabora de forma natural, hasta lo más evidente de la naturaleza y con el paso del tiempo.
Un placer de lectura, Carmen
Un abrazo

SIEMPRE UN PLACER LEERTE, AMIGA
UN ABRAZO

Precioso Carmen. Ya sabes que soy parco en mis comentarios... pero esto poema, me ha emocionado. Recibe un fuerte abrazo.

Sidel, gracias poeta por acercarte a mis versos y dejar tan bonito comntario
Un abrazo
Carmen

Bello, amiga! Muy bello! Inmenso beso desde Córdoba!

Carmen, un abrazo agradecido querida poeta, me hace feliz encontrarte en mis versos
Un abrazo
Carmen

El encuentro con la realidad es cruel, porque nos aleja como bien dices de esa utopía sagrada que transitamos en la infancia. Un texto precioso y auténtico que me ha encantado leer, porque justamente a través de la lírica rescatamos ese mundo secreto.
Saludos cordiales, Carmen Parra.

carmen Parra escribió:

Yo no soy sino un niño de ojos grandes

que deshila leyendas junto al fuego

Vicente Martín

Hace lunas que el asombro huyó de mis ojos
alejando de ellos, aquel pasmo cándido de la niñez
Solo la evocación de aquellos cuentos narrados junto al brasero
el calor y la voz de mi padre, perfila una sonrisa en mi rostro
y en el alma una melancólica añoranza.
En lunas viejas dejé de ser la niña que admiraba todo,
que abría sus ojos de par en par queriendo encontrar
realidad en las leyendas que oía,
niña que creaba sueños
que ansiaba recibir cartas inesperadas,
que pensaba que todos los paisajes eran para mi
y que hasta los árboles me abrazaban.
Hoy hay espacios alargados entre realidad y sueños
profundas oquedades donde maceran las utopías
sin embargo el campo está lleno de trigales,
amapolas
margaritas
esparcen su bello aroma la hierbabuena
laurel, tomillo y romero
allí, donde las naranjas son agridulces
y el mar mece en las olas mi cuerpo

C. Parra

El primer verso ya me dice que voy a leer un buen poema.
Me ha encantado estar aquí y leerte esta tarde.
Besitos compañera.

Me gusta encontrarte Enrique, gracias poeta
Un abrazo
Carmen

Me hace feliz encontrarte en mis versos Justino
Un gran abrazo poeta anigo
Carmen

Es un poema precioso, Carmen, con imágenes muy bellas y una también hermosa pero serena melancolía.
Me gustó mucho, compañera. Un abrazo.