Rafel Calle escribió:Arriba con este muy bello trabajo de Julio.
Gracias por el empujoncito, Rafa. Abrazo y salud.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Rafel Calle escribió:Arriba con este muy bello trabajo de Julio.
Antonio Justel escribió:... magnífico Memorandum, Julio, ante el sacrificio de alguien que se inmola en nombre y para la vida venidera de la Humanidad, amigo; ma ha encantado el tratado que has desplegado con significativa poética a lo largo de él; esperemos que todo ello no sea ni queda en vano y que la luz del dolor - y qué dolor - produzca un resplandor imborrable y general. Saludos, poeta y amigo, saludos.
Espero que sea como dices, Roberto. Mientras tanto, ¡son tantas las personas atrapadas en la muerte, el destierro, el olvido! ¡Y tantas sus angustias!Roberto López escribió:Hermoso poema y homenaje. La esperanza brotará de nuevo entre las arenas de Siria.
Un abrazo.
Julio Gonzalez Alonso escribió:Ruqia Hassan
Yo no sabía tu nombre de flor del desierto
de Siria, y hoy lo pronuncio con el aliento triste
de la muerte abriendo la puerta a la lista
interminable de nombres de mujer con aroma
de jazmines, grito
de majestuosa dignidad, “mejor morir
que vivir humillada –dijiste- por esos tipos
que nos imponen su poder”.
Yo no sabía tu nombre, el que abre la esperanza de los pueblos
y la libertad de sus mujeres. Ruqia Hassan,
asesinada en Raqa. “Seguramente – lo sabías – el Estado
Islámico va a detenerme
y decapitarme”. Pero tu juventud está hecha de sabiduría
y honradez, de la belleza imparable de la vida
que otra vez, ¡ay, el alma y memoria de Hypatia de Alejandría!,
harán sangre en sus manos aquellos que interpretan
los designios de los hombres y los deseos de Dios
para justificar sus crímenes en todas las ciudades
y los pueblos ocupados. Contra ellos
nada valen tu valor y el conocimiento de la filosofía,
pero saben que puede más que ellos la verdad que ilumina
tus veintisiete años contra el totalitarismo de velos
y nicabs negros, crucifixiones,
torturas, decapitaciones,
flagelaciones públicas en las plazas de Raqa,
la ciudad que está siendo aniquilada
silenciosamente.
El valle del Eúfrates se ahoga en sangre;
yo no sabía tu nombre ni la alegría de los pétalos blancos
de sus letras, y ahora tengo en mis manos
todo el terror que desangra a Siria y no sé qué hacer
con las bombas aliadas
ni con el horror del Califato. Tú, estás muerta
y tu muerte defiende nuestras vidas, pero sé
que no será suficiente
si seguimos callados ante el crimen.
González Alonso
Gracias, amigo Ventura, por tu presencia en este poema de compromiso. Un abrazo.Ventura Morón escribió: Enorme este poema querido amigo, en toda su extensión. El compromiso en la palabra, la fuerza para manifestarlo, y esa calidad enorme para tejerlo. Enhorabuena, un placer leerte Julio.
Fuerte abrazo
Quiero creer que tienes razón y que en el largo camino hacia la paz éste y otros poemas sean un paso más. Me encantaría que fuera así aunque yo no lo llegue a ver. Con un abrazo.Óscar Distéfano escribió: El poeta a veces siente la necesidad de "pisar tierra" y gritar las injusticias de los dueños del poder. Es cierto que un poema no les hará cambiar de parecer a los comerciantes de la guerra; pero, la valentía de la denuncia tiene su recompensa: muchas personas que amamos la paz te estaremos agradecidos. Albricias por el exquisito formato de este grito de guerra que anhela la paz.
Un abrazo, amigo.
Óscar
A mí también me impresionó sobremanera este asesinato en la cadena de crímenes de la guerra de Siria. Me impresionó la claridad con que Ruqia vio que la matarían y su apuesta por ser libre, no vivir esclava de la dictadura, reivindicar la dignidad de ser persona... lo que desató la lógica violenta implacable de los siervos del Califato. Es muy duro, muy injusto. El problema es saber cómo parar la guerra.E. R. Aristy escribió:Julio Gonzalez Alonso escribió:Ruqia Hassan
Yo no sabía tu nombre de flor del desierto
de Siria, y hoy lo pronuncio con el aliento triste
de la muerte abriendo la puerta a la lista
interminable de nombres de mujer con aroma
de jazmines, grito
de majestuosa dignidad, “mejor morir
que vivir humillada –dijiste- por esos tipos
que nos imponen su poder”.
Yo no sabía tu nombre, el que abre la esperanza de los pueblos
y la libertad de sus mujeres. Ruqia Hassan,
asesinada en Raqa. “Seguramente – lo sabías – el Estado
Islámico va a detenerme
y decapitarme”. Pero tu juventud está hecha de sabiduría
y honradez, de la belleza imparable de la vida
que otra vez, ¡ay, el alma y memoria de Hypatia de Alejandría!,
harán sangre en sus manos aquellos que interpretan
los designios de los hombres y los deseos de Dios
para justificar sus crímenes en todas las ciudades
y los pueblos ocupados. Contra ellos
nada valen tu valor y el conocimiento de la filosofía,
pero saben que puede más que ellos la verdad que ilumina
tus veintisiete años contra el totalitarismo de velos
y nicabs negros, crucifixiones,
torturas, decapitaciones,
flagelaciones públicas en las plazas de Raqa,
la ciudad que está siendo aniquilada
silenciosamente.
El valle del Eúfrates se ahoga en sangre;
yo no sabía tu nombre ni la alegría de los pétalos blancos
de sus letras, y ahora tengo en mis manos
todo el terror que desangra a Siria y no sé qué hacer
con las bombas aliadas
ni con el horror del Califato. Tú, estás muerta
y tu muerte defiende nuestras vidas, pero sé
que no será suficiente
si seguimos callados ante el crimen.
González Alonso
Necesitamos mas poemas como este sobre los heroes y heroinas que luchan hasta la muerte por la causa a la que se ve sometida la Humanidad. Me conmueve este homenaje a Ruqia, a su coraje ante la monstruosidad despiadada de ISIS. Un abrazo fuerte, Julio. ERA
"Todos los crímenes son el mismo crimen, todos los abrazos rotos duelen igual"Alberto de la Morabia escribió:La verdadera tragedia de las guerras es la destrucción moral, el aniquilamiento sistemático de nuestra humanidad. Todos los hombres, en todas la culturas, con dioses y sin dioses, tememos la soledad. Todos los crímenes son el mismo crimen, todos los abrazos rotos duelen igual. Me duele Siria porque me duele Córdoba, el teatro de Eurípides, la filosofía de Platón, la medicina de Hipócrates, los jardines, el regadío, los injertos en los árboles frutales y todas las bellas palabras que nos dejó el Islam en Al-andalus... pero si los apellidos de mi esposa son Algarín y Alcocer (de la Alcazaba)... Qué tragedia.
Pede que tu poesía sea impotente bajo la metralla, pero no debemos olvidar quienes somos ni dejar de soñar con quienes podemos llegar a ser.