Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Muy agradecido por tu paso y por la gentileza de tu comentario.jose manuel saiz escribió:Me ha gustado mucho tu poema Ramón. Tiene ritmo y belleza. Y, como apuntan los compañeros, el cierre s soberbio.
Un fuerte abrazo, amigo.
J. Manuel
Muchas gracias, paisano. Me alegra que te haya gustado el poema.Pablo Ibáñez escribió:Ramón,
me ha gustado este poema, amigo. Me gusta el tono clásico, lírico, cultista, distinguido, el cuidado en la elección de las palabras.
Un abrazo, paisano.
Ramón Castro Méndez escribió:De este sol
que apenas conociera los ocasos,
y entre hebras de niebla
que emergen de la desnudez
de esta mañana manuscrita,
quiere alzarse una devota luz
deudora de sus sombras,
como una culpa
que se midiera por su peso.
Así vuelvo a tu paisaje
de cuerpo sin palabras,
de obstinada raíz en la cola del viento.
Tierra que fuera abierto vientre,
ahíto de quimeras,
de nombre antiguo,
de blasón viejo,
de sabia sangre que tus piedras ennobleciera.
Entregada a tus gestas,
solo un rimero de calcinados huesos,
antaño espoleada hueste de recia artería,
hoy es desván y columbario,
oxidado tambor de tu memoria.
Y trazo tus lindes
en la bondad que te adormece,
en la furia que te subleva
y hasta en tus yerros.
Ahora vuelvo a mirarte
con la fe antigua del resucitado,
con la bruma del que ya es anciano,
con el dolor callado que ha de hacer
aún más longevo el duelo.
Mi amada ausente,
indelebles huellas son mis heridas
y a ti regreso.
Marius Gabureanu escribió:Excelente poema que me ha encantado, Ramón. Hay versos que son para destacar, pero en ocasiones así me encanta decir que me rindo a la verdad y a la belleza de todo cuanto dices. Recibe mis abrazos, estimado amigo.
Rafel Calle escribió:Muy bello poema de Ramón.
E. R. Aristy escribió:Ramón Castro Méndez escribió:De este sol
que apenas conociera los ocasos,
y entre hebras de niebla
que emergen de la desnudez
de esta mañana manuscrita,
quiere alzarse una devota luz
deudora de sus sombras,
como una culpa
que se midiera por su peso.
Así vuelvo a tu paisaje
de cuerpo sin palabras,
de obstinada raíz en la cola del viento.
Tierra que fuera abierto vientre,
ahíto de quimeras,
de nombre antiguo,
de blasón viejo,
de sabia sangre que tus piedras ennobleciera.
Entregada a tus gestas,
solo un rimero de calcinados huesos,
antaño espoleada hueste de recia artería,
hoy es desván y columbario,
oxidado tambor de tu memoria.
Y trazo tus lindes
en la bondad que te adormece,
en la furia que te subleva
y hasta en tus yerros.
Ahora vuelvo a mirarte
con la fe antigua del resucitado,
con la bruma del que ya es anciano,
con el dolor callado que ha de hacer
aún más longevo el duelo.
Mi amada ausente,
indelebles huellas son mis heridas
y a ti regreso.
Me conmueve la belleza arraigada en éstos versos, Ramón. Es un poema de autorreflexión profunda que admite la belleza de la condición vulnerable y humana que nos acontece. Un fuerte abrazo, poeta. ERA
Juan Cruz Bordoy escribió:Una gran realidad hecha poesía amigo Ramón. Lo que dañamos con garras de ambición por ser lo más fácil en que demostrar el humano poder, es en lo que otro día tendremos que tender la vida cuando estemos heridos y ya sin aire. Muchas historias de la vida humana atraviesan ese camino ya que está cimentado en el instinto.
Me encantó leerte.
Saludos,
Juan cruz.
Muy agradecido, María Pilar. Celebro que mis letras hayan sido de tu agrado.Maria Pilar Gonzalo escribió:Simplemente precioso