[tab=30]Frutas en un mercado de Filipinas
[tab=30]Huelen los colores redondos de las frutas
[tab=30]en sus aguas y néctares, memoria
[tab=30]de las raíces primeras de la tierra,
[tab=30]mieles carnosas de las abejas del tiempo
[tab=30]reposado en el aire.
[tab=30]Llegan a la vista y el aroma de la vida
[tab=30]germinada y fértil y oceánica
[tab=30]como llega el viento golpeando su furia
[tab=30]y derrumba el mar sus aguas
[tab=30]atormentadas
[tab=30]y borra las siluetas de las costas.
[tab=30]Multicolores formas congregadas,
[tab=30]sabores generosos de pólenes antiguos
[tab=30]multiplicando su luz en los mercados;
[tab=30]allí estáis, testigos ajenos de la belleza,
[tab=30]ofrenda natural y pacífica
[tab=30]en su sensualidad
[tab=30]haciendo fácil
[tab=30]la sonrisa en los labios, la promesa carnosa
[tab=30]de los tactos,
[tab=30]la luminosa mirada de los ojos
[tab=30]en la búsqueda sin fin de la alegría.
[tab=30]Julio González Alonso
Fotografía: Lorena Fernández
El poema y la foto corresponden al libro “Filipinas, tierra de tifones” que se editará en marzo por A Fortiori Editorial, y que será incluido por Nati Puerta, editora e impulsora del proyecto, dentro de la colección “La oficina de las causas perdidas“.
Se trata de una publicación solidaria. Lo recaudado con este libro de fotografías de Lorena y los textos de los distintos autores que acompañan las fotos se destinará a facilitar la continuación de sus estudios a los niños de Filipinas víctimas de los tifones.
