´Levitándote

[xaime oroza carballo]

Muy grande, Gerardo. Todo un placer disfrutar de tu canto.
Un abrazo

[Gerardo Mont]

Enorme. ¡Qué gran poema! Una belleza conmovedora. Gerardo, lo bordas. Mi enhorabuena y atronadora ovación.

Un abrazo.

T e agradezco mucho estimado poeta, tu lectura y tu amable y motivador comentario. Qué estès bien. Un gran abrazo.

[Gerardo Mont]

Don Gerardo enamorado escribiendo su sentir y provocando que la levitación le ponga firme y decidido.
Todo un panorama de amor abierto a la metáfora caliente y al contagio concebido.
Disfruté de tu poema y me sentí a gusto entre tus versos y tu ambiente.

Un abrazo

Muchas gracias estimado Guillermo, por tu lectura y por tu amable comentario. Gracias también por tu apoyo amigo. Un gran abrazo.

[Arturo Rodríguez Milliet]

Quiero pensar en ti rendida al sueño,
pensar en ti reducida al sabor de tus axilas,
a los tangos en la boca de mi madre, como fresas.
Pensar en ti mientras mi corazón se desarruga ante tu espejo,
ante la serenidad de su mar más turbulento, antítesis del oblivion de los ateos.
Deseo traducirte en mis papilas, mientras sorprendo al lince
que reposa bajo el párpado, e inhalo tus pequeños labios, tan grandes
que articulan a veces nuestros límites y otras veces nuestras fugas.

Pensar en ti como una niña, sin iras o demoras, sin notas extremas,
simple, como el frío hipocondríaco que relata tus nostalgias,
como un silencio de estertores, como estas horas imparciales
que ya superan las glorias cenicientas.

“Minimaliso” tus sentidos, reduzco tus colores, limito tus fuentes…
y entonces duermes, como se duermen los violines en sus notas preferidas,
desdeñando las demás, eternizando una palabra impronunciable.
Sé de notas, te lo digo… Escucho las cuerdas
que entre los enormes miedos y el pianissimo materno, te dibujan.

Quiero pensar en ti sin más ruido que tus pasos incorpóreos en mi espalda,
que mis dedos clandestinos levitándote,
sin más abrigo que el vértigo disfrazado de tus formas,
sin más vacilación que no oírte pronunciarme.

Quieta como la mujer ausente de Neruda, así te pienso,
sin más deseo que fumarte, que quemarme el labio como un ebrio,
sumido en la cannabis de tu aroma.
No sé…, quizás al intuirte regreso a las cavernas,
quizás dormida sólo eres el germen de mis terminaciones sensitivas.

¿Qué sueñas? ¿Qué sabes cuando duermes? Así tan quieta ¿olvidas el amor?
¿Puedes contar como cuentas en vigilia los segundos?…, ¿contar acaso de regreso
hasta encontrarnos aquel día, cuando nombramos por primera vez
los nidos en los cuerpos, procediendo simplemente a las caricias?

Cuentas, así dormida – como novicia asiendo sin sus manos – los acertijos de la vida,
las flageladas aritméticas del hada, la cábala de los puros.
Revalidas mis ficciones con irrefutables algoritmos.
Tu compleja geometría refuta el alegato que iguala química y amor.

Eres un árbol de colmenas,
un giro hacia el hogar en la incertidumbre de una esquina,
pero también una puerta, una pregunta… Por cierto, cada día me sorprendes.
Tus miembros amputados regresan cuando duermes,
mientras a mí, aún me duelen las heridas que sin querer te he proferido.

Los fractales de tu cuerpo me embelesan, como un cúmulo de estrellas en la mano,
como el Aleph a Borges, como el corazón de los dragones nobles a los críos,
o el espejo de aquel cuento que desmiente vanidades.

Amarte suele ser una aventura,
aun si duermes, aun si no escuchas mis mentiras más sinceras,
porque tus poros permanecen en vigilia,
y me miran con la misma devoción que te profeso
cuando digo más allá de las palabras, en silencio
– por respeto a la calma de tus mareas entreabiertas –
“te amo”.

Gerardo. Por supuesto que levita!!!
Lo hace en la más sublime de las alturas líricas.
Tus versos me secuestran las palabras suficientemente dignas para alcanzarlos,
todo lo abarca la ternura en la contemplación de esa mujer amada
y la poesía se rinde a tus destrezas para hacer elocuente sus silencios.
Brillante!

Me plena, me emociona y por un exceso egocéntrico me enorgullezco,
por lo próximo que te siento en este abrazo, querido amigo.

[Gerardo Mont]

Gerardo...mi admiración. Un poema inabarcable, que lleva la tinta de la eternidad, la emoción misma de la vida. Y lleva ese decir único, ese arte de un poeta inconmensurable.
Un privilegio estar, pasar, detenerse y disfrutar tanto.
Enhorabuena y fuerte abrazo

Me honras con tu apoyo estimado amigo. Te agradezco la lectura y el amable pero inmerecido comentario, poeta. Que estés bien. Un gran abrazo.

[Gerardo Mont]

Se desparrama la ternura mae en cada verso. Se derriten las brumas de Cartago en incienso de maría que purifican cualquier duda sobre el cuerpo amado, ajeno a nuestro desvelo; sólo esperando la caricia.
Desde distintas imágenes me dejas un sabor a ensalada y chifrijo de luna.
Un tremendo abrazo sin playadas, que te veo medio bramón.

Pura vida, mae, te agradezco la lectura y tu amable comentario. Un honor contar con tu apoyo. Un abrazo.

[Gerardo Mont]

Bellísimo poema de amor. Unos versos que son un verdadero deleite para el lector. Enhorabuena y un abrazo.

Ramón, un honor contar con tu apoyo. Te agradezco mucho tu lectura y tu amable y motivador comentario. Un abrazo amigo.

[Josefa A. Sánchez]

Exquisito, hermoso y pleno. La poesía en estado puro. Un inmenso aplauso con toda mi admiración.
Un abrazo.
Pepa

[Gerardo Mont]

Quiero pensar en ti rendida al sueño,
pensar en ti reducida al sabor de tus axilas,
a los tangos en la boca de mi madre, como fresas.
Pensar en ti mientras mi corazón se desarruga ante tu espejo,
ante la serenidad de su mar más turbulento, antítesis del oblivion de los ateos.
Deseo traducirte en mis papilas, mientras sorprendo al lince
que reposa bajo el párpado, e inhalo tus pequeños labios, tan grandes
que articulan a veces nuestros límites y otras veces nuestras fugas.

Pensar en ti como una niña, sin iras o demoras, sin notas extremas,
simple, como el frío hipocondríaco que relata tus nostalgias,
como un silencio de estertores, como estas horas imparciales
que ya superan las glorias cenicientas.

“Minimaliso” tus sentidos, reduzco tus colores, limito tus fuentes…
y entonces duermes, como se duermen los violines en sus notas preferidas,
desdeñando las demás, eternizando una palabra impronunciable.
Sé de notas, te lo digo… Escucho las cuerdas
que entre los enormes miedos y el pianissimo materno, te dibujan.

Quiero pensar en ti sin más ruido que tus pasos incorpóreos en mi espalda,
que mis dedos clandestinos levitándote,
sin más abrigo que el vértigo disfrazado de tus formas,
sin más vacilación que no oírte pronunciarme.

Quieta como la mujer ausente de Neruda, así te pienso,
sin más deseo que fumarte, que quemarme el labio como un ebrio,
sumido en la cannabis de tu aroma.
No sé…, quizás al intuirte regreso a las cavernas,
quizás dormida sólo eres el germen de mis terminaciones sensitivas.

¿Qué sueñas? ¿Qué sabes cuando duermes? Así tan quieta ¿olvidas el amor?
¿Puedes contar como cuentas en vigilia los segundos?…, ¿contar acaso de regreso
hasta encontrarnos aquel día, cuando nombramos por primera vez
los nidos en los cuerpos, procediendo simplemente a las caricias?

Cuentas, así dormida – como novicia asiendo sin sus manos – los acertijos de la vida,
las flageladas aritméticas del hada, la cábala de los puros.
Revalidas mis ficciones con irrefutables algoritmos.
Tu compleja geometría refuta el alegato que iguala química y amor.

Eres un árbol de colmenas,
un giro hacia el hogar en la incertidumbre de una esquina,
pero también una puerta, una pregunta… Por cierto, cada día me sorprendes.
Tus miembros amputados regresan cuando duermes,
mientras a mí, aún me duelen las heridas que sin querer te he proferido.

Los fractales de tu cuerpo me embelesan, como un cúmulo de estrellas en la mano,
como el Aleph a Borges, como el corazón de los dragones nobles a los críos,
o el espejo de aquel cuento que desmiente vanidades.

Amarte suele ser una aventura,
aun si duermes, aun si no escuchas mis mentiras más sinceras,
porque tus poros permanecen en vigilia,
y me miran con la misma devoción que te profeso
cuando digo más allá de las palabras, en silencio
– por respeto a la calma de tus mareas entreabiertas –
“te amo”.

Wow! Es el mas bello poema romántico, Gerardo! Lo es porque descubre dimensiones y tonalidades y calidades mas allá del empalagoso halago. Escrito exquisitamente, me ha impactado su elocuencia. Te felicito! Un abrazo, ERA

Te agradezco mucho estimada amiga ERA, tu valioso comentario. Para mí es muy importante tu apoyo poeta. Un gran abrazo.

[Gerardo Mont]

Muy bello poema de Gerardo.

Muchas gracias Rafel por subir este intento. Me alegra que te gustara. Un gran abrazo poeta.

[Gerardo Mont]

Es bellísimo. Lo que me resulta admirable, en todos tus poemas, como lector, como buscador de enseñanzas, es tu capacidad para mantener el pulso del poema, la concentración, la ilación mágica. Me gusta sentir cómo los sentidos van decapándose, desenvolviéndose, yendo más allá de sí mismos. Un placer, Gerardo. Abrazos.

Te agradezco muchísimo tus palabras, estimado Bruno. Gracias por tu lectura y tu amable comentario. Me motiva tu apoyo. Un abrazo sincero, poeta.

[Gerardo Mont]

Muy grande, Gerardo. Todo un placer disfrutar de tu canto.
Un abrazo

Muchas gracias Xaime, estimado poeta, por tu lectura y tu amable comentario. Un lujo tu apoyo. Un gran abrazo.

[Gerardo Mont]

Quiero pensar en ti rendida al sueño,
pensar en ti reducida al sabor de tus axilas,
a los tangos en la boca de mi madre, como fresas.
Pensar en ti mientras mi corazón se desarruga ante tu espejo,
ante la serenidad de su mar más turbulento, antítesis del oblivion de los ateos.
Deseo traducirte en mis papilas, mientras sorprendo al lince
que reposa bajo el párpado, e inhalo tus pequeños labios, tan grandes
que articulan a veces nuestros límites y otras veces nuestras fugas.

Pensar en ti como una niña, sin iras o demoras, sin notas extremas,
simple, como el frío hipocondríaco que relata tus nostalgias,
como un silencio de estertores, como estas horas imparciales
que ya superan las glorias cenicientas.

“Minimaliso” tus sentidos, reduzco tus colores, limito tus fuentes…
y entonces duermes, como se duermen los violines en sus notas preferidas,
desdeñando las demás, eternizando una palabra impronunciable.
Sé de notas, te lo digo… Escucho las cuerdas
que entre los enormes miedos y el pianissimo materno, te dibujan.

Quiero pensar en ti sin más ruido que tus pasos incorpóreos en mi espalda,
que mis dedos clandestinos levitándote,
sin más abrigo que el vértigo disfrazado de tus formas,
sin más vacilación que no oírte pronunciarme.

Quieta como la mujer ausente de Neruda, así te pienso,
sin más deseo que fumarte, que quemarme el labio como un ebrio,
sumido en la cannabis de tu aroma.
No sé…, quizás al intuirte regreso a las cavernas,
quizás dormida sólo eres el germen de mis terminaciones sensitivas.

¿Qué sueñas? ¿Qué sabes cuando duermes? Así tan quieta ¿olvidas el amor?
¿Puedes contar como cuentas en vigilia los segundos?…, ¿contar acaso de regreso
hasta encontrarnos aquel día, cuando nombramos por primera vez
los nidos en los cuerpos, procediendo simplemente a las caricias?

Cuentas, así dormida – como novicia asiendo sin sus manos – los acertijos de la vida,
las flageladas aritméticas del hada, la cábala de los puros.
Revalidas mis ficciones con irrefutables algoritmos.
Tu compleja geometría refuta el alegato que iguala química y amor.

Eres un árbol de colmenas,
un giro hacia el hogar en la incertidumbre de una esquina,
pero también una puerta, una pregunta… Por cierto, cada día me sorprendes.
Tus miembros amputados regresan cuando duermes,
mientras a mí, aún me duelen las heridas que sin querer te he proferido.

Los fractales de tu cuerpo me embelesan, como un cúmulo de estrellas en la mano,
como el Aleph a Borges, como el corazón de los dragones nobles a los críos,
o el espejo de aquel cuento que desmiente vanidades.

Amarte suele ser una aventura,
aun si duermes, aun si no escuchas mis mentiras más sinceras,
porque tus poros permanecen en vigilia,
y me miran con la misma devoción que te profeso
cuando digo más allá de las palabras, en silencio
– por respeto a la calma de tus mareas entreabiertas –
“te amo”.

Gerardo. Por supuesto que levita!!!
Lo hace en la más sublime de las alturas líricas.
Tus versos me secuestran las palabras suficientemente dignas para alcanzarlos,
todo lo abarca la ternura en la contemplación de esa mujer amada
y la poesía se rinde a tus destrezas para hacer elocuente sus silencios.
Brillante!

Me plena, me emociona y por un exceso egocéntrico me enorgullezco,
por lo próximo que te siento en este abrazo, querido amigo.

Te agradezco muchísimo tus amables palabras, estimado amigo y admirado poeta. Me honra contar con tu lectura y con tu apoyo. Que estés bien. Un gran abrazo y sincero.

[Gerardo Mont]

Exquisito, hermoso y pleno. La poesía en estado puro. Un inmenso aplauso con toda mi admiración.
Un abrazo.
Pepa

Me alegra mucho que te haya gustado el poema. Un honor contar con tu lectura y tus amables comentarios. Que el nuevo año te llegue colmado de bendiciones. Un gran abrazo admirada poeta.