Editorial Alaire

Nos sentábamos allí, esperando los giros de la vida,
que así de súbito, en un chasquido, algo nos sacara de las malas notas.
Que el sax no se perdiera tras la esquina, que Ammons tocara otra vez el Angel Eyes:
ese vértigo extraño, esa angustia cardíaca tan próxima a la asfixia.

Una voz taciturna ofrecía las flores de escarcha, que regalan
los avaros a sus muertos: “¿una rosa para su amada?”, insistía.
Yo imaginaba los pétalos vocales, propagando con sus notas,
glaciales rojos en el alma, ultimando su turgencia
– las flores entonan los axiomas de los muertos
y es inútil indagar en sus antípodas –. Dije “nada”,
apuntando a lo que estaba detrás
y muy lejos de los cuerpos. Ellas intuyeron
que lograba ver tras sus cosméticas patrañas. Y se alejaron
como los fríos, con enero.

(La belleza fría no aviva al hombre que se sabe las esquelas.
Los glaciales se disfrazan con la epidermis de las vírgenes,
que sanan sus miedos especulando futuros inexactos
– fatamorgana de castillos
rendidos a la mala suerte de su casta).

Cuando al fin el silencio tocaba sus adagios
y la gente habiendo abordado sus quimeras se alejaba,
nos mirábamos tranquilos, y el frío respetaba nuestro espacio.
Con un sereno exquisito nos cogíamos las manos.
Yo hacía girar con las miradas el café
y tú ensimismada te asías a los giros, entonces
viajábamos a nuestra humanidad más instintiva.
(Me fascinas primigenia, elemental, con todas las evidencias animales).

No había mucho qué hablar sobre la mesa, quizás un choque anafiláctico,
un vaso de agua, los almíbares secretos que nos habíamos reservado,
pero si mucho que indagar tras la levedad de los suspiros.

Siempre he disfrutado esa pizca indescifrable que adereza
tu sonrisa, esos ojos que inquieren
y que a sí mismos se responden con una especie de certeza,
que sólo se burla de mis dudas.

Siempre he disfrutado tu manera de hacer lo póstumo presente,
de detonar las lágrimas de salva como si aún cargaran sus heridas,
de certificar las defunciones a pesar del ánimo interpuesto…
“Primero Dios, quizás muramos juntos”, al fin nos confortábamos.

Y así, como huíamos, regresábamos a los nudos de tangencia
que sujetan a sus savias, las ramas futuras y pretéritas.
Percibía entonces flores blancas en tu cuerpo, una patria libre
y tu aroma con el albedrío en las yemas de mis dedos.
Percibía un plantío de orgasmos floreciendo, las aguas del volcán
y los duendes lúdicos del fuego chapoteando…, reyertas entre las culpas y el instinto.

Supe a la sazón, que habíamos hilvanado las razones para un beso,
uno solamente…Se dice tanto con el contacto de los labios,
que uno más develaría los secretos. Y quizás no era el momento.

La hora esperaba por la almohada, sin embargo repetimos la tarea.
Sin duda mi amor, beso y secreto son sinónimos.

Estimado amigo Gerardo, es un gran poema. Es la segunda vez que lo leo, una obra así, extensa-no solamente ocupa una pagina de poesía sino y una pagina de vida. Amor, irreversibilidad, y una extraña (espléndidamente extraña) conexion con el pasado, un puente imaginario que permite a los muertos (al miedo existencial) manifestarse y recuperar un poco de dignidad. Me ha encantado, al borde de la muerte las palabras de amor adquieren una belleza especial, está probado en todas las artes y la poesía no puede escaparse de ello. He pensado mucho últimamente sobre qué es poesía y qué no es poesía, por eso dejé un tiempo de escribir y creo que voy a dejar otro tiempo, pero tiene que ver con los hechos y con la unicidad. ¿ cómo interferir en la realidad por el medio del verso para que los hechos sean únicos? De por sí, parece imposible, todos vivimos igual y estamos sujetos a las reglas del universo. Y sin embargo el café en tus versos tiene un sabor único. Escribir buena poesía tiene que ver, entonces, con alterar los valores, rodearlas de otras valores, casarlas con otras valores, y lo mismo pasa con los espacios, se reducen, se expanden, y ese cambio sufrido es poesía. Primero son las verdades conceptuales, inventar nuevas hipótesis para que beso y secreto sean sinónimos, para que los sentimientos lleguen al lector desde un segundo plano, a veces inconscientemente. Me he enrollado mucho y tal vez no acierte pero me ha gustado escribirte y decirte que el poema presente como muchos otros poemas tuyos cumple con los requisitos para que mi humilde lector aplaude y se acueste ya( que son las tres de la mañana aquí). Muchos abrazos, Gerardo.

Madre mía, he leído tres veces este significante de excelentísima poesía. No queda otra, hay que rendirse ante la evidencia de todo lo mostrado aquí. El lenguaje se maravilla de esta maravilla con beso y secreto, con el estremecimiento de los andares, con la movilización interior de tantos sentidos. La muerte, esa alquimia tan pensada y golpeada entre los muros, esa restitución del instante, ese pleno ser en la causalidad. No da tregua esta obra, no claudica, no retrocede. Si que hay una espectacularidad de recursos y belleza; cuánta belleza, poeta-hermano, cuánta belleza.

Suscribo sílaba a sílaba lo expuesto por Marius.

Ovación cerrada y mi agradecimiento por tanta calidad.

Qué tiempos aquellos que edificaron la base de una nostalgia risueña y alentadora.Los comienzos de esa fase lunar creciente
que llena la luna imaginada para que aquel ayer transporte sus encantos.

Virginal poema, limpio y casto a no ser que el beso secreto dejara de ser secreto o de ser beso.

un abrazo

El frío que lo envuelve todo no sólo no congela los sentimientos, sino que los acerca al calor de los cuerpos y el abrazo. Felicitaciones.
Salud.

Gerardo Mont escribió:Nos sentábamos allí, esperando los giros de la vida,
que así de súbito, en un chasquido, algo nos sacara de las malas notas.
Que el sax no se perdiera tras la esquina, que Ammons tocara otra vez el Angel Eyes:
ese vértigo extraño, esa angustia cardíaca tan próxima a la asfixia.

Una voz taciturna ofrecía las flores de escarcha, que regalan
los avaros a sus muertos: “¿una rosa para su amada?”, insistía.
Yo imaginaba los pétalos vocales, propagando con sus notas,
glaciales rojos en el alma, ultimando su turgencia
– las flores entonan los axiomas de los muertos
y es inútil indagar en sus antípodas –. Dije “nada”,
apuntando a lo que estaba detrás
y muy lejos de los cuerpos. Ellas intuyeron
que lograba ver tras sus cosméticas patrañas. Y se alejaron
como los fríos, con enero.

(La belleza fría no aviva al hombre que se sabe las esquelas.
Los glaciales se disfrazan con la epidermis de las vírgenes,
que sanan sus miedos especulando futuros inexactos
– fatamorgana de castillos
rendidos a la mala suerte de su casta).

Cuando al fin el silencio tocaba sus adagios
y la gente habiendo abordado sus quimeras se alejaba,
nos mirábamos tranquilos, y el frío respetaba nuestro espacio.
Con un sereno exquisito nos cogíamos las manos.
Yo hacía girar con las miradas el café
y tú ensimismada te asías a los giros, entonces
viajábamos a nuestra humanidad más instintiva.
(Me fascinas primigenia, elemental, con todas las evidencias animales).

No había mucho qué hablar sobre la mesa, quizás un choque anafiláctico,
un vaso de agua, los almíbares secretos que nos habíamos reservado,
pero si mucho que indagar tras la levedad de los suspiros.

Siempre he disfrutado esa pizca indescifrable que adereza
tu sonrisa, esos ojos que inquieren
y que a sí mismos se responden con una especie de certeza,
que sólo se burla de mis dudas.

Siempre he disfrutado tu manera de hacer lo póstumo presente,
de detonar las lágrimas de salva como si aún cargaran sus heridas,
de certificar las defunciones a pesar del ánimo interpuesto…
“Primero Dios, quizás muramos juntos”, al fin nos confortábamos.

Y así, como huíamos, regresábamos a los nudos de tangencia
que sujetan a sus savias, las ramas futuras y pretéritas.
Percibía entonces flores blancas en tu cuerpo, una patria libre
y tu aroma con el albedrío en las yemas de mis dedos.
Percibía un plantío de orgasmos floreciendo, las aguas del volcán
y los duendes lúdicos del fuego chapoteando…, reyertas entre las culpas y el instinto.

Supe a la sazón, que habíamos hilvanado las razones para un beso,
uno solamente…Se dice tanto con el contacto de los labios,
que uno más develaría los secretos. Y quizás no era el momento.

La hora esperaba por la almohada, sin embargo repetimos la tarea.
Sin duda mi amor, beso y secreto son sinónimos.

Maravilloso poema Gerardo, un derroche de buena Poesía. Un abrazo, ERA

Gerardo:

Qué maravilla. Te deslizas suavemente por una realidad hermosa, extraña, sensible. Inventada o vivida eso da igual. Tus versos prosaístas tienen tanta poesía que sólo puedo:

Aplaudirte de pie
Besos
Ana

Simplemente maestro.
Satír.

Magistral poema para releer y recordar. Aplausos
Besos
Pilar

Obra maestra. De esos poemas que se deben guardar para siempre. Atronadora ovación.

Un abrazo.

Marius Gabureanu escribió:Estimado amigo Gerardo, es un gran poema. Es la segunda vez que lo leo, una obra así, extensa-no solamente ocupa una pagina de poesía sino y una pagina de vida. Amor, irreversibilidad, y una extraña (espléndidamente extraña) conexion con el pasado, un puente imaginario que permite a los muertos (al miedo existencial) manifestarse y recuperar un poco de dignidad. Me ha encantado, al borde de la muerte las palabras de amor adquieren una belleza especial, está probado en todas las artes y la poesía no puede escaparse de ello. He pensado mucho últimamente sobre qué es poesía y qué no es poesía, por eso dejé un tiempo de escribir y creo que voy a dejar otro tiempo, pero tiene que ver con los hechos y con la unicidad. ¿ cómo interferir en la realidad por el medio del verso para que los hechos sean únicos? De por sí, parece imposible, todos vivimos igual y estamos sujetos a las reglas del universo. Y sin embargo el café en tus versos tiene un sabor único. Escribir buena poesía tiene que ver, entonces, con alterar los valores, rodearlas de otras valores, casarlas con otras valores, y lo mismo pasa con los espacios, se reducen, se expanden, y ese cambio sufrido es poesía. Primero son las verdades conceptuales, inventar nuevas hipótesis para que beso y secreto sean sinónimos, para que los sentimientos lleguen al lector desde un segundo plano, a veces inconscientemente. Me he enrollado mucho y tal vez no acierte pero me ha gustado escribirte y decirte que el poema presente como muchos otros poemas tuyos cumple con los requisitos para que mi humilde lector aplaude y se acueste ya( que son las tres de la mañana aquí). Muchos abrazos, Gerardo.

Gracias estimado amigo por tu lectura profunda y que enriquece mi poema. No sólo lees, sino, hurgas en sus cosas, las desentrañas y le das un valor agregado con tu visita. Agradezco también tus conceptos y tus palabras que me honran. Qué estés bien. Un gran abrazo.

Sin duda alguna, un gran poema. Su mayor cualidad: emociona. Son versos que, a partir de vivencias (ya sean reales o imaginadas), encuentran un trayecto poético de alta lírica. Va desmadejando toda una historia de poderoso amor, una historia que conmueve, que despierta el interés, la concentración, para terminar dejando un sentimiento de agradecimiento al poeta que la ha relatado. Tu poesía es seria y elocuentemente densa.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Hallie Hernández Alfaro escribió:Madre mía, he leído tres veces este significante de excelentísima poesía. No queda otra, hay que rendirse ante la evidencia de todo lo mostrado aquí. El lenguaje se maravilla de esta maravilla con beso y secreto, con el estremecimiento de los andares, con la movilización interior de tantos sentidos. La muerte, esa alquimia tan pensada y golpeada entre los muros, esa restitución del instante, ese pleno ser en la causalidad. No da tregua esta obra, no claudica, no retrocede. Si que hay una espectacularidad de recursos y belleza; cuánta belleza, poeta-hermano, cuánta belleza.

Suscribo sílaba a sílaba lo expuesto por Marius.

Ovación cerrada y mi agradecimiento por tanta calidad.

Hallie, amiga, un honor contar con tu lectura y con tu apoyo. Sabes que para mí es muy importante y que te lo agradezco mucho, aunque tu buen corazón quizás te guíe a ver más calidad de la existente. Gracias de verdad y un gran abrazo para ti y los tuyos.

Guillermo Cuesta escribió:Qué tiempos aquellos que edificaron la base de una nostalgia risueña y alentadora.Los comienzos de esa fase lunar creciente
que llena la luna imaginada para que aquel ayer transporte sus encantos.

Virginal poema, limpio y casto a no ser que el beso secreto dejara de ser secreto o de ser beso.

un abrazo

Guillermo amigo, un honor contar con tu apoyo. Gracias por tu lectura y tus valiosos conceptos. Que estés bien. Un gran abrazo.

Mi estimado Monje, he venido notando desde hace un tiempo que gran parte de tus poemas tienen un hilo común, un leitmotiv desde el que desgranas tu pensamiento poético; es la peculiar relación que estableces con la mujer como símbolo de lo otro. Una peculiar relación amorosa en el sentido amplio de la palabra, amor/pasión por la vida y sus sucesos, que va más allá de la simple relación sexual y de pareja te sirve de excusa para desgranar tus angustias, tus dudas; intentar explicarte el por qué de la existencia con sus momentos de frío, de calor o simplemente situarte a su lado para respirar por su boca y así percibir de primera mano si se siente rico o no.
Por eso en tu pluma una caricia no es una caricia, es una exploración caleidoscópica y un beso un secreto.
La reunión de esos poemas daría un libro muy interesante.

Un gran abrazo mae, me ha gustado mucho este poema que he leído varias veces para sacarle su verde.
También me encantó el comentario de Marius.
Felicitaciones.