Gedeón y los trescientos surcos de oro

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

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Gerardo Mont
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Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Gerardo Mont »

GEDEÓN Y LOS TRESCIENTOS SURCOS DE ORO
“Porque en Él vivimos y nos movemos y somos;
como algunos de vuestros propios poetas también
han dicho: Porque linaje suyo somos.”
(Hechos 17:28, Apóstol Pablo en el Areópago
disputando con los epicúreos y los estoicos
sobre el Dios no conocido)
Camino al Padre, repletos los pies de polvo de estrellas,
de los elementos que en el ciclo anterior ellas mismas forjaron,
recuerdo que el oro es escaso, que es fuego metálico,
que no existe alquimia sincera
sino en la colisión de densidades altísimas, sino en el furor de su corazón de neutrones.
Recuerdo que se inculpa al azar de la vida en la Tierra,
aunque la imposibilidad sea casi infinita, aunque el diseño sea quizás matemático.

Avizores, sopesando amor y justicia, se inicia la crónica de una nueva conciencia:
“cuando el pueblo hieda, miríadas vendrán por los restos.
Luego, ojalá la victoria cincele las letras. Luego, ojalá la familia, la patria,
y el divino vuelo en reposo, rediman sus alas del rol que iguala polvo a ceniza”.

Habremos vencido, aunque el tiempo persista en sus irrefutables secuencias,
aunque los poetas nieguen sus culpas: esa obsesión por usurpar pedestales,
esa necesidad de llamar “dios” a sus miedos, de atribuir a sus letras un diseño profético.
Habremos vencido si Dios nos pronuncia,
si en su sentencia no olvida el Amor, si todavía hay Misericordia
para una raza que no ahonda en sus yerros.

En los ojos abiertos, saetas… ¿Por qué el hombre es su propio enemigo?
Con las manos llevo el agua a la boca mientras muchos sumergen su rostro en el río.
Sólo quiero saber lo que pasa. Sólo quiero que la muerte me encuentre aún vivo.
Sólo quiero extraer de este delirio la paz, el divino metal, las seguras corazas.

Se divisa la espada – multiplicar y restar son lo mismo en batalla –,
su frío susurra la sangre del pecho, ese sabor a cosas perdidas,
a alternativas que no se cuajaron, a puertos en los que las tormentas no cesan.
Veintidós mil abandonaron Galaad y diez mil
se apoyaban en la fuerza del brazo, en la pequeña visión de sus grandes distancias.

Quedamos entonces trescientos…, un semillero incontable: trescientos…
Arenas del mar, cosas que son y no vemos, mensajes en botellas galácticas,
evitando el Gran vacío de Eridanus, venciendo la Gran Muralla de Boss
para comparecer en el valle,
bajo la colina de More. “Por el Señor y por Gedeón”, proclamamos.
Y hoy con la fe del Lazarillo de Tormes, sin arquetipos, sin más asidero
que todo lo escaso, sin más brújulas que la fe de los hombres descalzos,
solemos decir: “Por el Señor y por el amor a los nuestros
la Shekina del sueño será restaurada, haremos de la morada el hogar”.
Y proclamamos de nuevo, con nuevas montañas en cada vocablo:
“La Shekina del sueño será restaurada, haremos de la morada el hogar”.

No más que una trompeta, una antorcha y un cántaro… No más que el pálpito
de todo lo creado, no más que el lienzo de la luz y sus términos
custodiando las hogazas de pan – sustento del calor y del frío –.
No más que los cuerpos que tarde o temprano reniegan sus límites,
para unirse al fluido incesante del agua purísima,
a la voz que devela lo que es Multiverso.

Los madianitas con nuestro nombre en el filo, repetirán cada vez, que hemos muerto,
pero después del clamor, después de la llama que tiembla en la herida,
y de los mil pedazos del cántaro que hubo renunciado a su espacio
por una fuente mayor, YHWH infundirá su vida en nosotros,
porque en “Él vivimos y nos movemos y somos”.

Entonces las transiciones del oro, de los caminos forjados con Sangre.
Entonces el regreso a la Supernova que no ha sucedido,
a los metales preciosos que lleva en su entraña.
Hoy sabemos que el tiempo es quizás ilusorio,
que es el miedo intrínseco a continuar el camino,
pero lo opuesto es ser sabio, es la serenidad al desentrañar las sustancias,
pues el dedo que tocó a Gedeón nos predestinó también a nosotros.

(…Y esa fue nuestra mejor ofensiva: Creer, aunque no lográramos ver, obedecer,
aunque la lógica ya sumaba infortunios.)

Sin embargo, perpetuando la religión del discípulo incrédulo,
Hoy tocamos las llagas en los nuevos indicios:
en la arquitectura fractal de las cosas sencillas, en el entrelazamiento
de las diminutas partículas que burlan los dogmas
del tiempo sidéreo, o en el caos
del vacío absoluto, sin el decálogo del tejido que llamamos espacio,
sin el evangelio, siquiera, de la prontitud del taquión… Tocamos las llagas
en la información que nos permite ser Yo, o Nosotros,
preservada aun después de la carne, aun después de las dudas.

Trescientos surcos de oro. Trescientos caminos al Padre
donde el hombre es más que sí mismo. El ojo que define las cosas.
La Conciencia que trasciende las voluntades del ego.

“En Él vivimos y nos movemos y somos”,
“…vuestros propios poetas…han dicho:
linaje suyo somos”.
LINKS IMPORTANTES PARA COMPRENDER LOS SÍMBOLOS DEL POEMA:
El relato bíblico de como Gedeón y los 300 derrotan a los madianitas lo puede leer en este link:
- https://www.biblegateway.com/passage/?s ... on=RVR1960
La transliteración del tetragrámaton YHWH es el nombre propio del Dios judeo-cristiano, y una descripción de su propia naturaleza. Puede leer sobre esto en:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Yahveh
El poema usa el oro y su origen, como metáfora del camino de crecimiento espiritual.
- En encontrará las teorías sobre el origen de los elementos en general incluido el oro.
Algunos links para profundizar en lo de “los nuevos indicios”:
-
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Última edición por Gerardo Mont el Dom, 07 Ago 2016 17:34, editado 1 vez en total.
"Para saber que sabemos lo que sabemos, y saber que no sabemos lo que no sabemos, hay que tener cierto conocimiento" (Nicolás Copérnico)
Ver es más que abrir los ojos y apuntar nuestras angustias. Es más que calibrar las agujas del pecho a la rutina.
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Ramón Castro Méndez
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Ramón Castro Méndez »

¡Qué buenos tus versos, Gerardo! En esta historia de tintes épicos, no exentos de dramatismo, que, a veces, quieren sonar como un himno. Un trabajo sin duda excelente. Mi felicitación y atronadora ovación.
Un abrazo.
"¿Dices
que te tortura el no poder escribir
o que
no puedes escribir porque estás torturado?
¿Dices
que estos tiempos te han convertido en un escéptico
o que
estos tiempos confirman tu escepticismo?

SAM SHEPARD
Hallie Hernández Alfaro
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Es un poema deslumbrante, Gerardo. Lo he leído, lo he vuelto a leer; me conmociona la infinidad de símbolos estrechados en el devenir individual, en su aura colectiva. Las referencias, los recursos, la forma en la que parece hablar desde una profundidad apoteósica.
Y la belleza, la belleza cautivadora de cada verso; qué logro, amigo, qué logro. Los elementos, sus densidades, su avalancha de influjos.
El oro, los dioses precarios, las humanidades brillantes; oro, oro, luz de sabiduría, avance, introspección, erudicción que transpasa los altillos emocionales, los reverencia, los desmaterializa.

No hay estrella que pueda hacer justicia a este trabajo; humildemente díria que es para guardar en las arcas del espíritu humano.

Me uno a la ovación atronadora de nuestro amigo Ramón.

Abrazo enorme.
"Algo, en este tan vasto como innecesario universo,
ha de tener sentido: ninguna ecuación diferencial
siente. Pero, se sabe, en el principio
fue dicho: hágase la luz; y abrimos los ojos."


Sub-jectum, Julio Bonal
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xaime oroza carballo
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por xaime oroza carballo »

"Alucinante" ¿podría ser el epíteto?, por el áquel de que estamos a unos días de ver las lágrimas de San Lorenzo.
Una "ledicia deslumbrante" tus palabras. Felicidades y gracias por el poema.
Un abrazo
xaime oroza
Guillermo Cumar.
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Guillermo Cumar. »

Empiezas por Pablo y luego vienes creciendo en tus antojos de fe y comprensión. La vida ahí está a merced de la muerte
y cualquier remedio e imaginación que pueda sustentar las competencias de ser, de estar o de lo contrario.
Nos das a conocer la intención de tus elocuciones introspedtivamene personales. pero es verdad que montas y desmontes
a tu antojo la ley de la verdad y la mentira, pues nadie sabe ni de dónde viene la verdad ni si es cierto que el raciocinio ocupa
la parte del mismo que se deja entender o sospechar.

un abrazo
Cuanto más alto subes
más dura es la caída.
Pilar Morte
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Pilar Morte »

Deslumbrante. Me gustó leerte
Besos
Pilar
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Rafel Calle
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muy bello trabajo de Gerardo.
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Óscar Distéfano
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Un poema denso en cuanto a la utilización de una simbología dogmática. Es lo que yo llamo un "poema de acceso restringido". Hay que, no sólo leerlo, sino estudiarlo. Su carácter narrativo le acerca a la épica, aunque aquí no se se refiere únicamente a sucesos históricos; aquí presenciamos el primitivo carácter del hombre. Aquí el ser humano se encuentra inmerso en una mezcla de dura realidad con una fuerte convicción religiosa. No se distingue el límite entre la razón y el delirio existencial. Me resulta un trabajo difícil, intelectual, conceptual antes que lírico, de mucho valor para el foro, como aporte a una forma muy original de poetizar. Quizás le vaya en contra que la gente, hoy día, es perezosa para leer poemas largos y, sobre todo, cargados de nombres históricos y simbologías que se deben desentrañar; pero, este hecho no le quita su real importancia. Mis respetos a tu encomiable trabajo poético, amigo.

Un abrazo.
Óscar


La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.



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Ramón Carballal
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Un poema que trasciende más allá del relato bíblico, por la profundidad y la universalidad de su mensaje. Unos versos escritos con la lucidez y la maestría que te caracteriza.Felicidades y un abrazo.
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"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".

"Comprender es unificar lo invisible".

"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".
Armilo Brotón

Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Armilo Brotón »

Poética clara y singular la que te caracteriza y distingue mi amigo. Sólo este hecho y la calidad indiscutible del discurso, para mí lejos de la narrativa, hacen de tus versos un amigable contexto para un diálogo interno o con otros contertulios.
A parte del tema central, que me parece fascinante y después comentaré, quisiera apuntar aquí tu apuesta por una forma lírica conceptual, un lenguaje metaforizado que nos lleva a trabajar en su lectura y aprehensión pero que nunca deja de tener la base emocional que conforma un buen poema.
La diversidad en Alaire es grande y debiera fomentarse siempre, dentro de marco de respeto a todas las concepciones poéticas que sobre todo, nos enriquecen.

Hay grandes temas que motivan al quehacer poético y Dios, en su concepto amplio, es siempre es uno de los que más tinta consume. Es normal, nos va la vida en ello. Mi concepto de Dios está contenido en varios versos de los que apuntas: entidad energética pura más allá de ninguna religión. Se acede a través de la intuición. Lo demás invenciones, sucedáneos; más o menos plausibles en la medida que no generen violencia y muerte innecesaria; que no sea un integrismo que niegue la libertad consustancial al hombre, que no sea excluyente. Esta idea de concepto energético genera una plataforma de conocimiento tan amplia que da igual que creas o no en Él: si existe siempre te salvas, si este fuera el temor. Las consecuencias son las mismas dado en en su concepto filosófico si fuera entendido dejaría de ser Dios. Y esto enlaza con la filosofía hedonista que Ana y yo estamos comentando. Vivir y dejar vivir.

Todo un derroche brother. Gracias.

Un abrazo hasta Cartago.
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Josefa A. Sánchez
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Josefa A. Sánchez »

Un poema impresionante. Nos metes en tu universo y lo transitamos con todos los sentidos y salimos de el empapados de luz. Un lujo la lectura.
Un abrazo.
Pepa
Prefiero ser verbal
y no adjetiva.
Perfecta ¿para qué?
si no es amandote.
Hallie Hernández Alfaro
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Es muy cierto lo que dice josefa. A todas luces un poema impresionante.

Reitero la ovación; abrazos, amigo.
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siente. Pero, se sabe, en el principio
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Gerardo Mont
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Gerardo Mont »

Ramón Castro Méndez escribió:¡Qué buenos tus versos, Gerardo! En esta historia de tintes épicos, no exentos de dramatismo, que, a veces, quieren sonar como un himno. Un trabajo sin duda excelente. Mi felicitación y atronadora ovación.
Un abrazo.

Un gran gusto encontrar tu amable comentario en mis trazos... Un lujo contar con tu apoyo, poeta. Me alegra que te gustara el poema. Un gran abrazo.
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Ana Muela Sopeña
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Ana Muela Sopeña »

Gerardo:

Impresionante poema que nos hace sentir la grandeza de lo humano y lo divino. Sencillamente lo has bordado y nos das esperanza dentro de la desolación colectiva. Esta nave llamada Tierra puede caminar hacia el desastre o puede caminar hacia el cambio. Dar nacimiento al ser humano de luz, cercano a Dios, cercano a las Supernovas.

Me ha fascinado tu obra.

Aplausos a montones, compañero
Besos
Ana
La Luz y la Tierra, explosión que abre el corazón del espacio.
http://www.laberintodelluvia.com
Gerardo Mont
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Re: Gedeón y los trescientos surcos de oro

Mensaje sin leer por Gerardo Mont »

Hallie Hernández Alfaro escribió:Es un poema deslumbrante, Gerardo. Lo he leído, lo he vuelto a leer; me conmociona la infinidad de símbolos estrechados en el devenir individual, en su aura colectiva. Las referencias, los recursos, la forma en la que parece hablar desde una profundidad apoteósica.
Y la belleza, la belleza cautivadora de cada verso; qué logro, amigo, qué logro. Los elementos, sus densidades, su avalancha de influjos.
El oro, los dioses precarios, las humanidades brillantes; oro, oro, luz de sabiduría, avance, introspección, erudicción que transpasa los altillos emocionales, los reverencia, los desmaterializa.

No hay estrella que pueda hacer justicia a este trabajo; humildemente díria que es para guardar en las arcas del espíritu humano.

Me uno a la ovación atronadora de nuestro amigo Ramón.

Abrazo enorme.

Hallie amiga, de verdad un honor contar con tu lectura y con tu amable comentario. Tu apoyo me motiva, poeta. Ojalá encuentre algunos lectores que comprendan el poema, como tú, y que se inicien - sino lo han hecho - en algunos conocimientos que además de ricos constituyen elementos para metaforizar sentimientos con un alcance espiritual. Un abrazo grande y agradecido amiga.
"Para saber que sabemos lo que sabemos, y saber que no sabemos lo que no sabemos, hay que tener cierto conocimiento" (Nicolás Copérnico)
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