Editorial Alaire

…Este calor obsesivo, este manual de pandemias
que fueron alguna vez profecías… Este hombre que soy,
sin arraigos, buscando tierra en la web, mirando paisajes virtuales
por ventanas de olvido, sin calles, sin niños jugando a ocultarse del ogro,
sin damas de rojo bajo el blues de la lluvia…, dejó de ser por estar,
por extraer del teclado palabras,
poseído del ruego que alguien metiera en su boca.

…Espejismo de una suma de miedos,
en el sofoco de las horas tempranas, en la caducidad de los días.

Este calor obsesivo que deshidrata el mal y la cura,
de cualquier alma semejante a la mía – quizás tan humana
como la confusión de Babel y el trastorno de los rascacielos mellizos –
se suma a la causa del verdugo que decide la suerte, lanzando la moneda
que en ambas caras depara el cadalso.

Este calor obsesivo, empapado de urgencias, de escuchar los “te amo”
– infección gravitatoria que impide a la especie abandonar el planeta –,
no es más que la excusa para exudar otro día:
estos verbos vacíos que ayer constituyeron partículas,
que ayer merecieron mi nombre.

Este calor obsesivo, personaje central de esta función paranoide
que tanto se parece a la vida, no me conoce ni un poco
pero se sabe mis ruidos, y desnuda mis sombras
en los rincones cerúleos del frío: hijos sin el pan de las madres,
viejos sin el perdón de los hijos…Todos yoes posibles que se reducen al mío.

Este calor obsesivo que mete y saca la llave y vuelve a lo mismo,
parpadea y olvida que las gotas que surcan el cuerpo,
si bien, parecen, no son en ningún caso las mismas. Sin atender a los giros,
o a la necesidad de anticuerpos
para una llave que teme a las puertas, no me permite intentar el revés
donde permanece erecta mi espalda, y las lágrimas
no suelen aplazar sus prodigios:
Alicias y espejos.

Extraordinarios versos, Gerardo. Me han conmovido de principio a fin.
Hay una fuerza en ellos que te mantienen en órbita,
gravitando en torno a la angustia existencial que emanan.
Me pregunto si ese calor te abrasa o eres tu quien logra abrazar el calor.
Siempre interesante y aleccionador acercarse a tu universo poético.
Un abrazo.

Militante de la vida mae, siempre militante. Una veces es el calor, otras el frío. Convertir en poesía el sentimiento y hacerlo sentir al que lo lee; finalmente esa es la mejor opción. Mientras, compartamos el verde funcional, esos parajes de la imaginación para perderse y soñar.

Un abrazo hasta Cartago.

Gerardo Mont escribió:…Este calor obsesivo, este manual de pandemias
que fueron alguna vez profecías… Este hombre que soy,
sin arraigos, buscando tierra en la web, mirando paisajes virtuales
por ventanas de olvido, sin calles, sin niños jugando a ocultarse del ogro,
sin damas de rojo bajo el blues de la lluvia…, dejó de ser por estar,
por extraer del teclado palabras,
poseído del ruego que alguien metiera en su boca.

…Espejismo de una suma de miedos,
en el sofoco de las horas tempranas, en la caducidad de los días.

Este calor obsesivo que deshidrata el mal y la cura,
de cualquier alma semejante a la mía – quizás tan humana
como la confusión de Babel y el trastorno de los rascacielos mellizos –
se suma a la causa del verdugo que decide la suerte, lanzando la moneda
que en ambas caras depara el cadalso.

Este calor obsesivo, empapado de urgencias, de escuchar los “te amo”
– infección gravitatoria que impide a la especie abandonar el planeta –,
no es más que la excusa para exudar otro día:
estos verbos vacíos que ayer constituyeron partículas,
que ayer merecieron mi nombre.

Este calor obsesivo, personaje central de esta función paranoide
que tanto se parece a la vida, no me conoce ni un poco
pero se sabe mis ruidos, y desnuda mis sombras
en los rincones cerúleos del frío: hijos sin el pan de las madres,
viejos sin el perdón de los hijos…Todos yoes posibles que se reducen al mío.

Este calor obsesivo que mete y saca la llave y vuelve a lo mismo,
parpadea y olvida que las gotas que surcan el cuerpo,
si bien, parecen, no son en ningún caso las mismas. Sin atender a los giros,
o a la necesidad de anticuerpos
para una llave que teme a las puertas, no me permite intentar el revés
donde permanece erecta mi espalda, y las lágrimas
no suelen aplazar sus prodigios:
Alicias y espejos.

Muy buenos versos, de una belleza profunda, donde el eco de todas las dudas es el devenir de la existencia.
Un abrazo

Acabo de leer un magnífico poema exhausto de verano, de inspiración y sentir.

un abrazo

Gerardo, amigo, a mí me parece un poemazo. Me gusta muchísimo. La manera cómo lo expones, lo apasionado del tema autobiográfico, las dudas y las luchas, la vida misma... Todo ello lo has sabido reflejar con una técnica rítmica envidiable. Muy completo, además, como siempre son tus poemas, muy bien cerrado y rematado.

A mí me encanta, amigo.

El poema es tan vivo, tan particular reflejo del gesto contemporáneo. Avanza con pasmosa naturalidad retina adentro. Inculca, desabriga, imanta. Alicia, el espejo, sus ases, la pulsión y los angulosos sitios del sentimiento tamizan una y otra vez los versos sabios; porque hay una sabiduría implícita, una estética admirable en el epicentro y los contornos de la obra.
Siento que este trabajo tuyo dará que hablar, persistirá en las edades del corazón humano...


De pie para los aplausos, poeta amigo. Y muchos abrazos para todos.

ESTE CALOR OBSESIVO...
por Gerardo Mont »

…Este calor obsesivo, este manual de pandemias
que fueron alguna vez profecías… Este hombre que soy,
sin arraigos, buscando tierra en la web, mirando paisajes virtuales
por ventanas de olvido, sin calles, sin niños jugando a ocultarse del ogro,
sin damas de rojo bajo el blues de la lluvia…, dejó de ser por estar,
por extraer del teclado palabras,
poseído del ruego que alguien metiera en su boca.

…Espejismo de una suma de miedos,
en el sofoco de las horas tempranas, en la caducidad de los días.

Este calor obsesivo que deshidrata el mal y la cura,
de cualquier alma semejante a la mía – quizás tan humana
como la confusión de Babel y el trastorno de los rascacielos mellizos –
se suma a la causa del verdugo que decide la suerte, lanzando la moneda
que en ambas caras depara el cadalso.

Este calor obsesivo, empapado de urgencias, de escuchar los “te amo”
– infección gravitatoria que impide a la especie abandonar el planeta –,
no es más que la excusa para exudar otro día:
estos verbos vacíos que ayer constituyeron partículas,
que ayer merecieron mi nombre.

Este calor obsesivo, personaje central de esta función paranoide
que tanto se parece a la vida, no me conoce ni un poco
pero se sabe mis ruidos, y desnuda mis sombras
en los rincones cerúleos del frío: hijos sin el pan de las madres,
viejos sin el perdón de los hijos…Todos yoes posibles que se reducen al mío.

Este calor obsesivo que mete y saca la llave y vuelve a lo mismo,
parpadea y olvida que las gotas que surcan el cuerpo,
si bien, parecen, no son en ningún caso las mismas. Sin atender a los giros,
o a la necesidad de anticuerpos
para una llave que teme a las puertas, no me permite intentar el revés
donde permanece erecta mi espalda, y las lágrimas
no suelen aplazar sus prodigios:
Alicias y espejos.


Hola Gerardo, Tu escrito me sacude. Yo frente al teclado, buscando paisajes en la Web.Ya no hay afuera, está todo contaminado
y uno se refugia en las letras, en lo creativo. Tu primera figura es el calor, pero dicen mas tus deseos de conexión con un otro
y somos muchos los que VIVIMOS no sobrevivir, VIVIR y respirar las imágenes que creamos.
Me ha gustado este escrito, me invita a ir a los cerros a las cumbres y traer las imágenes de alli.
Un abrazo solidario Poeta.

Magnífico poema, Gerardo. Siempre es un lujo leerte
Besos
Pilar

Coincido con los compañeros, un excelente trabajo. Enhorabuena y un abrazo.

Arturo Rodríguez Milliet escribió:Extraordinarios versos, Gerardo. Me han conmovido de principio a fin.
Hay una fuerza en ellos que te mantienen en órbita,
gravitando en torno a la angustia existencial que emanan.
Me pregunto si ese calor te abrasa o eres tu quien logra abrazar el calor.
Siempre interesante y aleccionador acercarse a tu universo poético.
Un abrazo.

Arturo, estimado poeta siempre un lujo contar con tu profunda lectura y con tu apoyo. Un honor tu paso y me siento honrado de que te haya gustado. Un abrazo sincero y agradecido.

Tu poesía tiene una textura propia, casi palpable, como con aristas y recovecos. Aplaudo sin reservas este magnífico poema.
Un abrazo.
Pepa

Querido amigo, que placer es leerte. Rebasar los territorios que íntimamente se ligan a los días, asomarse desde ese balcón privilegiado en el que nos sitúas, a las dudas y los caminos más personales de la vida. Tu decir está cargado de magnetismo, ese dominio del lenguaje y el ritmo lo plasmas con entereza y serenidad.
Es un placer venir, fuerte abrazo

Armilo Brotón escribió:Militante de la vida mae, siempre militante. Una veces es el calor, otras el frío. Convertir en poesía el sentimiento y hacerlo sentir al que lo lee; finalmente esa es la mejor opción. Mientras, compartamos el verde funcional, esos parajes de la imaginación para perderse y soñar.

Un abrazo hasta Cartago.

Me honra tu paso estimado Armilo. Me alegra que te gustara el poema y te agradezco tu profunda lectura y tu amable comentario. Que estès bien. Un abrazo hasta Limón.

Ramón Castro Méndez escribió:

Gerardo Mont escribió:…Este calor obsesivo, este manual de pandemias
que fueron alguna vez profecías… Este hombre que soy,
sin arraigos, buscando tierra en la web, mirando paisajes virtuales
por ventanas de olvido, sin calles, sin niños jugando a ocultarse del ogro,
sin damas de rojo bajo el blues de la lluvia…, dejó de ser por estar,
por extraer del teclado palabras,
poseído del ruego que alguien metiera en su boca.

…Espejismo de una suma de miedos,
en el sofoco de las horas tempranas, en la caducidad de los días.

Este calor obsesivo que deshidrata el mal y la cura,
de cualquier alma semejante a la mía – quizás tan humana
como la confusión de Babel y el trastorno de los rascacielos mellizos –
se suma a la causa del verdugo que decide la suerte, lanzando la moneda
que en ambas caras depara el cadalso.

Este calor obsesivo, empapado de urgencias, de escuchar los “te amo”
– infección gravitatoria que impide a la especie abandonar el planeta –,
no es más que la excusa para exudar otro día:
estos verbos vacíos que ayer constituyeron partículas,
que ayer merecieron mi nombre.

Este calor obsesivo, personaje central de esta función paranoide
que tanto se parece a la vida, no me conoce ni un poco
pero se sabe mis ruidos, y desnuda mis sombras
en los rincones cerúleos del frío: hijos sin el pan de las madres,
viejos sin el perdón de los hijos…Todos yoes posibles que se reducen al mío.

Este calor obsesivo que mete y saca la llave y vuelve a lo mismo,
parpadea y olvida que las gotas que surcan el cuerpo,
si bien, parecen, no son en ningún caso las mismas. Sin atender a los giros,
o a la necesidad de anticuerpos
para una llave que teme a las puertas, no me permite intentar el revés
donde permanece erecta mi espalda, y las lágrimas
no suelen aplazar sus prodigios:
Alicias y espejos.

Muy buenos versos, de una belleza profunda, donde el eco de todas las dudas es el devenir de la existencia.
Un abrazo

Me siento honrado por su visita estimado poeta. Gracias por su lectura y amable comentario. Un gran abrazo.