Editorial Alaire

Soberbio este poema tuyo, cargado de trascendencia y con características similares a los que has publicado últimamente. No se puede volver la cara a lo que dices, no se puede permanecer de la misma forma como antes de leerlo, al final de este ejercicio de fuerza y de profundidad nos dejas un verso que nos enfrenta a nosotros mismos y dota al poema de un gran significado. Celebro, Antonio, que vuelvas a mostrarnos esta poesía tuya de altos vuelos, aquí voló muy alto.

Un abrazo.

Antonio Justel escribió:

… ahora, en este justo instante en que todo es sosiego y el silencio fulge y canta,
¿ podré acercarme a visitar el pecho y escrutar la sangre y su memoria, sus templos,
los registros de Verdad,
la luz ?
… ah ser mío, apiádate antes y compadécete de tu propio corazón,
es mortal, contigo viene de muy lejos y está cansado;
bien sabes que lo abruma el alma y asume la tristeza con plena rendición y al son de lo perdido;
… por tanto, cual ciudad de fuego y agua, ardiendo y apagándose,
piso mi umbral de dios y hombre, mis lumbres y ríos, mis aceras de aire,
la infinitud que intuyo y que presiento,
la textura del ser, la eternidad,
quienes somos,
quien soy;
… del otro lado de la puerta, mis compañeros me esperan con siemprevivas, crisantemos y palmas.

http://www.oriondepanthoseas.com

¡Soberbio poema! Todo lo que dice este poema: sus verdades existenciales, su poesía, sus mensajes subliminales, su hondura filosófica; más que esto, lo lleva a convertirse en un documento valiosísimo para quienes amamos la poesía. Has hurgado en ti; es decir, en el hombre, con serena sabiduría, con una voz rítmica impresionante, estimado y amigo, Antonio. Te aplaudo.

Un abrazo fuerte.
Óscar

De una excelencia y profundidad encomiables, querido poeta.
La palabra fertiliza la torrencialidad del espíritu, el sesgo de la luz, las líneas perseverantes...

Abrazo fuerte.

Confesional e intimista, profundamente reflexivo. Gran poema.

Mi abrazo y admiración.

Mitsy

Un poema intimista, evocador de la luz que surge en el Ser. Un poema de una persona que ha Despertado.

Abrazos.

Pio

Antonio,

me gusta mucho, amigo. Me gusta el lenguaje profundo y ambicioso, las preguntas eternas.

Un abrazo, amigo

Antonio Justel escribió:

… ahora, en este justo instante en que todo es sosiego y el silencio fulge y canta,
¿ podré acercarme a visitar el pecho y escrutar la sangre y su memoria, sus templos,
los registros de Verdad,
la luz ?
… ah ser mío, apiádate antes y compadécete de tu propio corazón,
es mortal, contigo viene de muy lejos y está cansado;
bien sabes que lo abruma el alma y asume la tristeza con plena rendición y al son de lo perdido;
… por tanto, cual ciudad de fuego y agua, ardiendo y apagándose,
piso mi umbral de dios y hombre, mis lumbres y ríos, mis aceras de aire,
la infinitud que intuyo y que presiento,
la textura del ser, la eternidad,
quienes somos,
quien soy;
… del otro lado de la puerta, mis compañeros me esperan con siemprevivas, crisantemos y palmas.

http://www.oriondepanthoseas.com

Te deslizas y nos arrastras por tu poesía intimista siempre trascendente y llena de filosofía y existencia. Gracias, amigo Antonio. Con un abrazo.
Salud.

Me gusta tu poesía siempre reflexiva, con tu filosofía tan certera sobre la vida y sin perder lirismo en tus versos. Un placer, amigo.
Besos
Pilar

¿ Quién soy?

Puede que sea está simple cuestión, para nada simple, el motivo último de la palabra ( posible? ). Me gusta esa voz que habla en alto para dirigirse a alguien, entrando en una esfera sagrada. Para dirigirse a dios, tal vez a la palabra?

Me encanta este poema, Antonio, porque toca la misma claridad del cielo, esa que creemos ver y no vemos. Veo esencia poética.

¿Quién nos nombra y habla con nosotros, cuando creemos hablar?

Son infinitos los interrogantes que abres en este magnífico poema.


Un abrazo, amigo.

… ahora, en este justo instante en que todo es sosiego y el silencio fulge y canta,
¿ podré acercarme a visitar el pecho y escrutar la sangre y su memoria, sus templos,
los registros de Verdad,
la luz ?
… ah ser mío, apiádate antes y compadécete de tu propio corazón,
es mortal, contigo viene de muy lejos y está cansado;
bien sabes que lo abruma el alma y asume la tristeza con plena rendición y al son de lo perdido;
… por tanto, cual ciudad de fuego y agua, ardiendo y apagándose,
piso mi umbral de dios y hombre, mis lumbres y ríos, mis aceras de aire,
la infinitud que intuyo y que presiento,
la textura del ser, la eternidad,
quienes somos,
quien soy;
… del otro lado de la puerta, mis compañeros me esperan con siemprevivas, crisantemos y palmas.
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Muy bello poema de Antonio.

Un precioso canto de redención mi querido amigo...emociona...
Siempre grato leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Antonio

Aplausos
y mis felicitaciones


un abrazo fuerte, amigo

Un magnífico y hondo poema existencial. Mi felicitación sincera, Antonio.

Abrazos.

Maravilloso y profundo poema, Antonio. Un lujo poder disfrutarlo.

Un abrazo.