Las seis y nadie

[Lunamar Solano]

Hermoso querida amiga... fuerza expresiva que conmueve profundamente...
Siempre grato leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Carmen López]

Una blancura ácida nos bautiza,
amor mío.
Cose la piedra al párpado; los pies,
a la insidiosa latencia del asfalto.

Siempre intuiste
mi fe en los abismos;
que la mañana suele abrirme sus brazos
desolados
cuando los grillos inoculan su esperma de metal
en el ojo del día.
Te he dicho
que mi sangre se vuelve amarga y lenta;
que me invade las venas un ángel
gris, y van desintegrándose
una a una
las musas de mi lengua.

Así se ata la madrugada a mis manos;
así se mofa de mí la nostalgia
y luego, cuando muere
la séptima penumbra,
destrozo las cortinas del rigor, arranco las agujas
de un reloj cadavérico
y levanto bien alta la copa de mi Sombra.
Entonces araño con ganas la conciencia
de un gesto
y rescato
los pedazos de luz desollada:
ciento ochenta continentes a la deriva en mí
que vendrán nuevamente a morder
mi voluntad de perro
al dar las seis y nadie.



Rosa, me ha emocionado y conmovido el poema, que me parece soberbio, porque dices y haces sentir. Siempre he destacado de tu poesía la fuerza que desprende y la riqueza de las imágenes que nos proporciona. En este poema he visto una cúspide, una voz que despunta y desgrana, esos 180 continentes no van a la deriva, siguen un rumbo bien trazado, que es alegría para los que siempre te leemos.

Un abrazo, Rosa.

Carmen











<a

[Ana Muela Sopeña]

Excelente, Rosa, como todo lo tuyo...

Un beso grande
y
enhorabuena
Ana

[E. R. Aristy]

Una blancura ácida nos bautiza,
amor mío.
Cose la piedra al párpado; los pies,
a la insidiosa latencia del asfalto.

Siempre intuiste
mi fe en los abismos;
que la mañana suele abrirme sus brazos
desolados
cuando los grillos inoculan su esperma de metal
en el ojo del día.
Te he dicho
que mi sangre se vuelve amarga y lenta;
que me invade las venas un ángel
gris, y van desintegrándose
una a una
las musas de mi lengua.

Así se ata la madrugada a mis manos;
así se mofa de mí la nostalgia
y luego, cuando muere
la séptima penumbra,
destrozo las cortinas del rigor, arranco las agujas
de un reloj cadavérico
y levanto bien alta la copa de mi Sombra.
Entonces araño con ganas la conciencia
de un gesto
y rescato
los pedazos de luz desollada:
ciento ochenta continentes a la deriva en mí
que vendrán nuevamente a morder
mi voluntad de perro
al dar las seis y nadie.













<a>

Hago eco de los encomios de nuestros colegas, Rosa, es un poema de alto voltaje que prende el centro de la noche. Te felicito, ERA

[Rafel Calle]

Muy bello poema de Rosa.

[María José Honguero Lucas]

Un poema magnífico Rosa, con imágenes impactantes. Escribes de lujo.
Un abrazo

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema recio, oscuro, que denota una gran lucha interior .

Todo un placer de lectura, amiga Rosa.

Biquiños.

[Ricardo Serna G]

Rosa


Me encantó

Maravillosa forma y contenido


te felicito


Un abrazo fuerte

[Guillermo Cumar.]

Rosa, qué magnfico poema que desde su introspección se queja de sí mismo de ti construyendo una imagen negra
que se duele en una soledad inalterable donde la metáfora se arrepiente y se abre a la sombra de un abismo sin fe
y con la esperanza enferma.

un abrazo

[Josefa A. Sánchez]

Emoción para leer. Es un lujo venir a estos versos.
Un abrazo.
Pepa

[Mitsy Grey]

Precioso, Rosa, dicción, léxico, contenido, arte. Todo lo reúnes tú,en forma categórica. Mis apoaisos, poeta.

Un beso. Mitsy

[Luis M]

Otra de las joyas del foro. Un abrazo, querida amiga.

[F. Enrique]

No te voy a decir que tu poema me sorprenda, Rosa, ya sé que tienes una capacidad probada de hollar los abismos y, a pesar de que no le vuelves la cara a su crudeza, indagar en ellos y en lo que tienen de terrible sin perderle el pulso a la belleza.

Un abrazo.

[Rosario Martín]

Qué maravilla, Rosa,todo el poema
pero la última estrofa me caló muy hondo.
Totalmente de acuerdo con Luis, compañera,
es una joya de Alaire.
Un abrazo.

[Marisa Peral]

[quote="Rosa Marzal"]


Te he dicho
que mi sangre se vuelve amarga y lenta;
que me invade las venas un ángel
gris, y van desintegrándose
una a una
las musas de mi lengua.


Entonces araño con ganas la conciencia
de un gesto
y rescato
los pedazos de luz desollada:
ciento ochenta continentes a la deriva en mí
que vendrán nuevamente a morder
mi voluntad de perro
al dar las seis y nadie.




Se me perdió esta belleza en la "Bodega de las grandes Reservas"
Es una maravilla, Rosa, nunca defrauda tu poesía, gracias por compartirla.
Un abrazo.