Editorial Alaire

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A menudo
he visto tipos dispuestos
a colgarse con la cadena
del inodoro
tras la octava cerveza,
mientras suena obsesiva
y cruelmente
en el hilo musical
alguna canción
de su grupo ochentero
favorito.
Gente a punto de rebanarse
las venas
con el filo de alguna estrella
fugaz, o de las que siempre lucen
en el mismo resquicio de cielo
las madrugadas febriles
y comúnmente primaverales
llamadas a paroxismos
y eméritas harturas.
He conocido también
algunas personas
con la extraña disposición
a despeñarse con el coche
cada día
por el mismo acantilado,
en el mismo atardecer,
desde la misma carretera
con vistas al mar
y a ese horizonte
risueño y de cálidos azules
como los de su infancia.
Gente dispuesta a arrojarse
al foso del zoo
para servir de almuerzo
a los tigres de bengala,
(o incluso a los perritos de las praderas),
quizás atraídos por la compasión
hacia los desesperanzados animales,
o por el hipnótico brillo de su pelaje,
las solemnes jornadas
de lluvia y tormenta.
Hasta yo mismo
me he creído capaz
más de una vez
de inmolarme
en el casete de la chimenea
las noches
que sobre el sistema solar
que flota en mi salón
empieza a cuajar la nieve
y la cabrona de la gata
me atraviesa
con esa mirada clínica
tan insolentemente maternal,

tan suya...

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Estoy contigo compañero que hay jodidos días que uno quisiera quitarse de en medio. Y algo nos hace pensar que todo no es tan malo. Sea la mirada tranquila de un gato, sea el lametón de un perro a tu tobillo, como si entendieran que estás mal y te dan ese cariño que se necesita para tirar hacia adelante como diciéndonos la vida es par vivirla, no te compliques y disfruta el momento. A veces nos dan grandes ejemplos de sabiduría aplicada como bien dices en este buen poema.

Un abrazo Luis.

Bueno, eso de no complicarme la vida siempre me ha resultado harto difícil, pero de momento (y toco madera ) nunca he tenido impulsos suicidas.
Hay muchas cosas buenas por las que merece la pena vivir, y como tú bien dices es verdad que los animales tienen un fuerte instinto de supervivencia (una de las muchas cosas de las que deberíamos aprender de ellos), que ya quisiéramos para nosotros los humanos.
En este poema la mirada del gato sería algo así como un espejo de la nuestra...

Muchas gracias por detenerte en estos sencillos versos, amigo. Un abrazo.

Me ha encantado, Luis. Los personajes, las variables, las imágenes tan bien creadas. Ese discurrir hacia la propia voz sometida a la ley natural; y la mirada felina, tan digna, tan comprensiva.

Aplausos y felicidades, querido amigo. Un gustazo disfrutar de tu gran talento.

Me ha encantado el final, veo como mira la gata y tú recibes su cariño. Un gusto leerte
besos
Pilar

Hallie Hernández Alfaro escribió:Me ha encantado, Luis. Los personajes, las variables, las imágenes tan bien creadas. Ese discurrir hacia la propia voz sometida a la ley natural; y la mirada felina, tan digna, tan comprensiva.

Aplausos y felicidades, querido amigo. Un gustazo disfrutar de tu gran talento.

Muchas gracias Hallie, me alegra de verdad saber que fueron de tu gusto estos versos.
Un abrazo, amiga y muy feliz semana.

Pilar Morte escribió:Me ha encantado el final, veo como mira la gata y tú recibes su cariño. Un gusto leerte
besos
Pilar

Bueno, la verdad es que tengo gato (y muy desapegado por cierto), pero por aquello del imperativo poético... jeje
Muchas gracias, amiga. Un abrazo y feliz semana entrante.

Sube para deleite de todos.

Me gustan esos versos cortos y contundentes como esquirlas de metralla, con todo el dolor que emana de ellos, su dureza metafísica y su monólogo existencial.

Saludos, Luis.

Miradas que se nos hacen tan crudamente sinceras y humanas que uno no puede dejar de verse reflejado a sí mismo con todas sus debilidades y miserias. Sabes que me encanta tu poesía, querido amigo. Un fuerte abrazo, Luis.

Algún tipo así he conocido, quizá yo mismo. Me ha gustado mucho la ironia con la que tratas el tema y formalmente me parece un acierto el uso del verso corto. Mi felicitación y un abrazo.

Decantando voluptuoso estado emocional, tu ansiedad de retorno al vientre materno, que rechaza tu exultante virilidad, nos hace transitar por esa especie de catarsis paisajista, en la que nos complacemos a entrar, quizás, por debilidad o curiosidad identificatoria.

Un lujo leerte, poeta! Un gran abrazo.

Mitsy

Como dice Ramón, algún tipo así también he conocido, y más de uno, entonces a ver si cambio de espejo, jaja. Es imposible que el lector no se identifique con algunos o todos de tus versos, el poema habla mucho de la soledad y de la incomunicación, me ha encantado, Luis. Recibe mis abrazos, querido amigo.

La vida, a pesar nuestro, es un suicidio por etapas y cuanto antes lo asumamos, mejor. Con o sin gato. Me ha gustado el poema.
Un abrazo.
Pepa

Hallie Hernández Alfaro escribió:Sube para deleite de todos.

Gracias Hallie!. Un abrazo, amiga.