Retirado para un proyecto personal.

[Julio Gonzalez Alonso]

UN HOMBRE INVISIBLE (EB)

Infectado de invisibilidad su voz se hizo inaudible.
Las cargas nimias lo doblaron hasta el miedo
y el frío intransigente malogró cada semilla.

Preso de su humanidad cansada,
ladraba a las lunas indecisas perdones inconclusos.
*
Dio por muertas las últimas palabras aunque quisieran retractarse.
Y encabezando un elenco interminable, enumeró las cosas que jamás serían.

Era un hombre articulando silencios nada más.
Un espectador de los que viven. Protagonista de los guiones que otros desecharon…
Sombra de todos los intentos que engullen la luz como les llega.


.

Un poema con una carga de profunda poesía enraizada en la claridad reflexiva, casi filosófica, de la existencia. Es como volver al origen de la poesía y sus prolegómenos junto a la Filosofía. Enhorabuena.
Salud.

[Bruno Laja]

Es enorme, Gerardo, toda tu poesía lo es. A veces, uno busca una especie de liviandad en la lectura, un punto ingrávido, algo que no pese, que no duela más, que no alimente el dolor. Entonces se llega a tus poemas, y se llama uno débil, corrige su voluntad, su carga delicuescente, recupera el alma del arte y costosamente se pone en pie, trata de hacer de su desesperación una fuerza y una sed y una jarra. Aquí, en este poema, hay como un látigo suave que en primera instancia concomita con esa primera búsqueda de la que te hablo, su forma está ahí, pero la inconsistencia que el lector cansado trae se disipa al mismo ritmo que su propio deseo, y se le queda todo desnudo, insalvable, punto ávidamente abierto desde el que iniciar el retorno, sentir el propio peso que vuelve de su viaje. Leerte es siempre un placer, y un aprendizaje. Abrazo grande.

[Gerardo Mont]

Hola, Gerardo, extraordinario poema sobre la angustia existencial, también muy vinculado al contexto social e histórico, de sociedades donde el individuo vive en soledad y atomizado. Estos contenidos me recuerdan la literatura de Kafka, que fue un adelantado en su tiempo, y ya reflejaba en sus textos esa atomización del individuo en la sociedad. Pero, lo que más me ha gustado, ha sido como lo desarrollas desde lo emotivo, en algún pasaje me he emocionado, al identificarme con el personaje y esa punzante soledad. Por todo ello, mi más sincera enhorabuena y mi gratitud.

Un abrazo.

Un gusto encontrar tu amable huella en mis humildes letras, estimado poeta. Esa angustia existencial de la que hablas nos ataca desde muchos flancos. La soledad es una pandemia de la que no se libra sociedad alguna. Un gran abrazo,

[E. R. Aristy]

UN HOMBRE INVISIBLE (EB)

Infectado de invisibilidad su voz se hizo inaudible.
Las cargas nimias lo doblaron hasta el miedo
y el frío intransigente malogró cada semilla.

Preso de su humanidad cansada,
ladraba a las lunas indecisas perdones inconclusos.
Lunas futuras que no cuajan, pero hacinan sus gritos
en los pliegues del argento. Él soñaba con ser lobo.

Dio por muertas las últimas palabras aunque quisieran retractarse.
Y encabezando un elenco interminable, enumeró las cosas que jamás serían.

Era un hombre articulando silencios nada más.
Un espectador de los que viven. Protagonista de los guiones que otros desecharon…
Sombra de todos los intentos que engullen la luz como les llega.

Nadie enlaza las letras de su nombre. Nadie advierte, que al alba, acicala soledades.
Del día brota su jardín de escarcha; del músculo del pecho, la lasitud del tiempo,
los mapas de sus fallidas tierras, el abrazo desmembrado de un fuego extinto.

Recluso del cuerpo, de un universo harto de cuerpos, asegura saberle al infinito bordes.
Añora la antiquísima luz de las estrellas muertas. Espulga a diario el firmamento.

Acciona el órgano del viento. Ruega con su mejor sonrisa, pero las puertas le alegan laberintos,
asfixias con almohada. Y él se va colando
en la dosificación ajena. Intenta su nombre
en las recetas cotidianas, pero sólo amasa absurdos, epitafios que no serán leídos.

Le ha tocado en suerte un resquicio entre los buenos
y el adiós definitivo. Desea trascender, y con el dedo en el papel de la memoria,
escribe su sentencia de troyanos
con los unos y los ceros de su corazón binario. A veces ase cuerpos en la lluvia,
pero gota a gota se van entre sus dedos.
Y lee en braille la intransigencia de las formas: gota 1, gota 2…

Alguna vez advirtió una cosecha de soles en sus manos,
se empapó en los pozos sagrados del afecto,
reconoció la irregular termografía de su historia
y en la absurdidad del hielo universal, las razas que no existen.
Regresó entonces a las sendas resignadas, a las distancias insalvables.
Y hoy es sólo el vaho del que huye y empaña las ventanas,
el aliento del ángel que soporta el puente al sinsentido.

Hoy se rinde al viento de las calles, masculla atajos olvidados,
profana con cuidado las huellas ancestrales, los altares del insomnio,
y siente, a veces siente, que alguien quiere pronunciar su nombre.

El siglo aún no consuma los muertos que conciernen a sus guerras,
pero él se anexa a su historia inevitable y reza:
“No estamos muertos. Solamente estamos solos”.

Concluye entonces y de nuevo: “La esperanza nunca muere…
¿pero qué hay de nosotros?”.

Maravillada contigo, Gerardo, al leer este espléndido despliegue de poesía filosófica. Te felicito, un abrazo, ERA

[Gerardo Mont]

Un poema extraordinario, existencialista, donde dejas la huella de un quehacer poético de gran altura. Mis felicitaciones quedan cortas, pero en recompensa va mi sincero abrazo, al amigo y al poeta que admiro.

José Manuel F. Febles

Un honor encontrar tu amable huella en mil humildes letras. Te agradezco mucho, estimado poeta, tu lectura y la motivación de tus palabras. Que estés bien y un gran abrazo.

[Carmen López]

Una enormidad de poema, Gerardo, palabras mayores, en tu poema lo existencial, lo filosófico, lo poético están unidos en este poema que parece un arrebato dibujando al hombre de hoy. Hay también una descripción emotiva del mismo, y me sumo a lo que dice Bruno, es imposible salir indemne de tu poesía Gerardo, totalmente imposible, evidentemente, eres un escritor muy inteligente en todos los sentidos de la palabra inteligencia, conocer profundo del ser humano. Siempre y recalco el término, es un placer viajar por tus poemas.

Un gran abrazo, amigo.

Carmen

[Gerardo Mont]

Es un poema muy bello amigo, me atrapa desde el principio, y ese verso que destaca Pilar es lapidario y hermoso. Me ha gustado mucho el poema, es un placer leerte, un abrazo muy fuerte.

El placer es mío, estimado poeta. Un gusto encontrar tu amable huella en mis humildes trazos . Te agradezco la lectura y comentario. Un gran abrazo.

[Gerardo Mont]

Interpreto que este magnífico poema lleva impresa no sólo la sensibilidad del
poeta, sino mucho de su yo interno y de sus sensaciones externas, es decir
que estos versos son a la par que bellos e interesantes, autobiográficos.
Algo de eso ha de tener siempre la mano que mece la palabra.

un abrazo grande y un aplauso en pie.

Estimado Guillermo, un honor contar con tu lectura y con tu comentario. Te agradezco mucho tu apoyo en letras, poeta. Pues, los versos no son autobiográficos pero mis experiencias entremezcladas con la observación de la conducta humana cercana a mí, me permiten interpretar los sentimientos de otros y hacerlos más o menos próximos. Un lujo tu paso, amigo. Un abrazo inmenso y sincero.

[Gerardo Mont]

UN HOMBRE INVISIBLE (EB)

Infectado de invisibilidad su voz se hizo inaudible.
Las cargas nimias lo doblaron hasta el miedo
y el frío intransigente malogró cada semilla.

Preso de su humanidad cansada,
ladraba a las lunas indecisas perdones inconclusos.
*
Dio por muertas las últimas palabras aunque quisieran retractarse.
Y encabezando un elenco interminable, enumeró las cosas que jamás serían.

Era un hombre articulando silencios nada más.
Un espectador de los que viven. Protagonista de los guiones que otros desecharon…
Sombra de todos los intentos que engullen la luz como les llega.


.

Un poema con una carga de profunda poesía enraizada en la claridad reflexiva, casi filosófica, de la existencia. Es como volver al origen de la poesía y sus prolegómenos junto a la Filosofía. Enhorabuena.
Salud.

Muchas gracias estimado Julio, por tu tiempo de lectura y tu amable y motivador comentario. Te agradezco mucho tu paso y espero que est´´es bien. Un gran abrazo.

[Ladoga Russi]

Muy hermoso!

[Gerardo Mont]

Es enorme, Gerardo, toda tu poesía lo es. A veces, uno busca una especie de liviandad en la lectura, un punto ingrávido, algo que no pese, que no duela más, que no alimente el dolor. Entonces se llega a tus poemas, y se llama uno débil, corrige su voluntad, su carga delicuescente, recupera el alma del arte y costosamente se pone en pie, trata de hacer de su desesperación una fuerza y una sed y una jarra. Aquí, en este poema, hay como un látigo suave que en primera instancia concomita con esa primera búsqueda de la que te hablo, su forma está ahí, pero la inconsistencia que el lector cansado trae se disipa al mismo ritmo que su propio deseo, y se le queda todo desnudo, insalvable, punto ávidamente abierto desde el que iniciar el retorno, sentir el propio peso que vuelve de su viaje. Leerte es siempre un placer, y un aprendizaje. Abrazo grande.

Estimado Bruno, es un honor contar con el apoyo de un poeta de tu calibre. Me alegra mucho que te gustara el poema y honran tus palabras. Si bien, soy conciente que a no todos, o a muy pocos (quién sabe), gusta lo que escribo, un comentario como el tuyo motiva a seguir intentándolo. Un gran abrazo agradecido, amigo.

[J. Paz]

Un placer de lectura. Un hermoso trabajo. Condensado de vida en bellas imágenes con sello propio.
Felicidades. Un abrazo,

Judit

[Marius Gabureanu]

Un historial completo del hombre invisible, la verdad que sí. Existe, creo, en todos nosotros, un poco de él. Un destino implacable que has hecho sólida, magnifica poesia. Una vez empezada, la lectura se vuelve un eco existencial, cercano, muy cercano...Mis abrazos sinceros y felicitaciones.

[Gerardo Mont]

UN HOMBRE INVISIBLE (EB)

Infectado de invisibilidad su voz se hizo inaudible.
Las cargas nimias lo doblaron hasta el miedo
y el frío intransigente malogró cada semilla.

Preso de su humanidad cansada,
ladraba a las lunas indecisas perdones inconclusos.
Lunas futuras que no cuajan, pero hacinan sus gritos
en los pliegues del argento. Él soñaba con ser lobo.

Dio por muertas las últimas palabras aunque quisieran retractarse.
Y encabezando un elenco interminable, enumeró las cosas que jamás serían.

Era un hombre articulando silencios nada más.
Un espectador de los que viven. Protagonista de los guiones que otros desecharon…
Sombra de todos los intentos que engullen la luz como les llega.

Nadie enlaza las letras de su nombre. Nadie advierte, que al alba, acicala soledades.
Del día brota su jardín de escarcha; del músculo del pecho, la lasitud del tiempo,
los mapas de sus fallidas tierras, el abrazo desmembrado de un fuego extinto.

Recluso del cuerpo, de un universo harto de cuerpos, asegura saberle al infinito bordes.
Añora la antiquísima luz de las estrellas muertas. Espulga a diario el firmamento.

Acciona el órgano del viento. Ruega con su mejor sonrisa, pero las puertas le alegan laberintos,
asfixias con almohada. Y él se va colando
en la dosificación ajena. Intenta su nombre
en las recetas cotidianas, pero sólo amasa absurdos, epitafios que no serán leídos.

Le ha tocado en suerte un resquicio entre los buenos
y el adiós definitivo. Desea trascender, y con el dedo en el papel de la memoria,
escribe su sentencia de troyanos
con los unos y los ceros de su corazón binario. A veces ase cuerpos en la lluvia,
pero gota a gota se van entre sus dedos.
Y lee en braille la intransigencia de las formas: gota 1, gota 2…

Alguna vez advirtió una cosecha de soles en sus manos,
se empapó en los pozos sagrados del afecto,
reconoció la irregular termografía de su historia
y en la absurdidad del hielo universal, las razas que no existen.
Regresó entonces a las sendas resignadas, a las distancias insalvables.
Y hoy es sólo el vaho del que huye y empaña las ventanas,
el aliento del ángel que soporta el puente al sinsentido.

Hoy se rinde al viento de las calles, masculla atajos olvidados,
profana con cuidado las huellas ancestrales, los altares del insomnio,
y siente, a veces siente, que alguien quiere pronunciar su nombre.

El siglo aún no consuma los muertos que conciernen a sus guerras,
pero él se anexa a su historia inevitable y reza:
“No estamos muertos. Solamente estamos solos”.

Concluye entonces y de nuevo: “La esperanza nunca muere…
¿pero qué hay de nosotros?”.

Maravillada contigo, Gerardo, al leer este espléndido despliegue de poesía filosófica. Te felicito, un abrazo, ERA

Muchas gracias Era. Para mí es un honor tu paso y que te haya gustado. Espero que estés bien y te envío bendiciones. Un gran abrazo.

[Gerardo Mont]

Una enormidad de poema, Gerardo, palabras mayores, en tu poema lo existencial, lo filosófico, lo poético están unidos en este poema que parece un arrebato dibujando al hombre de hoy. Hay también una descripción emotiva del mismo, y me sumo a lo que dice Bruno, es imposible salir indemne de tu poesía Gerardo, totalmente imposible, evidentemente, eres un escritor muy inteligente en todos los sentidos de la palabra inteligencia, conocer profundo del ser humano. Siempre y recalco el término, es un placer viajar por tus poemas.

Un gran abrazo, amigo.

Carmen

Te agradezco mucho estimada amiga Carmen, tu lectura y tu amable comentario, Me siento honrado por tu apoyo y me alegra que te haya gustado. Qué estés bien, poeta. Un gran abrazo.